World of Warcraft quiere volver a ser como hace una década. El longevo y exitoso MMORPG ha decidido reabrir el servidor Vanilla de cara a la próxima expansión: Battle for Azeroth. Para algunos, los que entraron en el juego el momento cumbre (durante The Burning Crusade, Wrath of the Lich King y principio de Cataclysm) hay cosas del WoW Cásico que no conocen, no digamos ya los que entraron después. Y ese servidor va a ser para ellos algo bastante curioso. Pero los más veteranos recordarán ciertas cosas que se han perdido en ese título imbatible.
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Así pues, con el objetivo de ponernos nostálgicos, recordar los viejos tiempos o directamente sentirnos viejunos, vamos con esa lista de cosas que el WoW ha perdido y cambiado -no por ello empeorado- y que eran el día a día de la comunidad. Estas eran las cosas del WoW en sus primeros años:
1.Saludar al entrar en una mazmorra
Antes entrar una mazmorra era un ejercicio de convivencia. Venía bien ser educado pues ibas a pasar una casi una hora con aquellos cinco desconocidos… que podían llegar a ser un amigo del WoW. Ahora puedes no decir nada, avanzar, matar, llevarte la recompensa e irte. Aunque eso sí, es más rápido.
2. El chat de The Barrens /Los Baldíos
Antes de Cataclysm, cuando esa zona pasó a dividirse en dos, los que eran Horda tenía la oportunidad de levear en un sitio cuyo chat era un caos. Por algún motivo entrar en esa zona invitaba a la gente a decir barbaridades, forzar el humor negro, debatir sobre Chuck Norris a menudo y, en general, contar lo primero que se le cuadrase en la mente. Ese chat era un sinsentido 24 horas al día. Luego salías de esa zona y todo volvía a ser orden.
– Chuck Norris manda.
– Pues vale…
– Me gustan los pasteles
– Tío, Chuck Norris engordará
– A Chuck Norris le gustan los pasteles?
– A todo el mundo le gustan los pasteles, idiota.
– Suena como que él nunca ha superado un desafío
– lol
– No. Estás equivocado. Soy alérgico a los pasteles así que estás equivocado.
– Tu debes ser un friki
– Qué tipo de pastel?
– bueno, has probado los pasteles?
– ¿Dónde leveo a nivel 19?
– En Outlands, obviamente.
– 10 de oro y te lo cuento.
– Búscalo en Thottbot (el antiguo Wowhead)
– ¿Dónde cojones está la mujer de Mankriks?
– El porcentaje de drop que tienen las cebras es una puta mierda
– Alianza de nuevo en El Cruce matando a los que dan las misiones
– Busco grupo para Cuevas de los Lamentos
– Sacerdote Sanador aquí
– Soy pícaro nivel 20
– Cazador aquí. Invita.
– ¿Están de coña? ¡ACABAN DE MATAR AL MAESTRO DE VUELO!
– Relájate. Mátalos y punto.
– ¿Pero qué nivel son? No puedo. (Antes los personajes de 10 niveles o más salían como calavera)
– Pues deberías borrar tu personaje, idiota.
– Reportado.
– Reportado por reportarme.
– Reportado por reportar a un reportador.
– Perfecto, ya he encontrado dónde tengo que ir.
3. Los vuelos no conectados
Antes para ir de una punta a otra de un continente los tenías que ir seleccionando los vuelos que querías de uno en uno, de zona en zona, parando en todos los sitios antes de llegar a donde querías.
4. El WoW in english
El primer año de vida de World of Warcraft fue en inglés. Hay que tener en cuenta que salió unos meses antes en Estados Unidos y no tenían muy claras sus expectativas de crecimiento. Probablemente ni soñaban con ser lo que son hoy en día, pero el caso es que para recorrer Azeroth con voces y textos en castellano hubo que esperar hasta un tiempo no muy lejano de la primera expansión. De hecho, algunos jugadores que conocieron esa época, siguen jugando en inglés ya que se acostumbraron. Y muchos estudiantes presumen de haber aprendido mucho vocabulario gracias a eso.
5. El Looking For Group (LFG)
No había buscador de mazmorras. De hecho no lo hubo bien implementado hasta bien entrada la Lich King. Antes la gente se iba a una zona y ponía LFG lo que necesitase y la instance a la que iba. Si estabas paseando, por ejemplo por los ya mencionados Baldíos, era frecuente: LFG WC Need Healer. Y ya sabías que iban a Cuevas de los Lamentos, que tenían tanque y todo el DPS necesario, sólo necesitaban poder curar.
6. Invocar en la piedra
Después de montar el grupo dos eran los responsables de acercarse a la entrada de la mazmorra e invocar a los demás. Nada de teletransporte rápido al interior.
Me da igual que tengas que ir al baño, tú te vienes a invocar como todo el mundo.
7. No poder crear dos personajes de diferentes facciones en el mismo servidor
Ahora, en perspectiva, esta medida era absurda. Quizás tenía alguna justificación en base a lo que podían o no hacer los programadores, pero en principio no afectaba en nada. A lo mejor era por si alguien se pasaba objetos de un personaje a otro a través de la subasta común de las ciudades neutrales. Algo que casi nadie usaba. Tened en cuenta que entonces no había objetos de cuenta para pasar de un personaje a otro.
8. Los vendedores de oro, los chinofarmers y los bots
Era habitual en los chats de las principales ciudades encontrarse vendedores de oro que promocionaban sus páginas webs. Las conversaciones estaban infestadas de estos negociantes que a veces, incluso, llegaban a montar performances para lograr visibilidad. Podías pagar por oro o porque te subiesen un personaje de nivel, aunque si te pillaban Blizzard borraba tu cuenta. Esto se ha acabado gracias a que puedes comprar o vender los meses de juego con oro y dinero real. También, durante tus aventuras, podías encontrarte con un bot, que era un personaje matando y pelando bichos de una zona durante horas. No contestaban, no interaccionaban, sólo hacían lo que un programa externo les había programado.
9. Las ciudades no eran un zoológico de monturas de fantasía y mascotas imposibles
Si alguien tenía el Oso de Guerra Amani (aunque esto ya es un poco posterior), o el caballo no muerto del Barón, la gente se paraba a mirarlo al lado. Lo raro era tener una montura que no fuese la predefinida de tu clase. De hecho mucha gente descartaba hacerse un personaje de tal o cual raza simplemente por que no le gustaba la montura. Para subir reputación con otra raza tan sólo podías hacer misiones con ellos. Y con las mascotas igual. Una vez al año estaba la Semana de los Niños, donde ayudabas en una quest a un orfanato que quería que los niños viajasen. Les llevabas a ver diferentes partes del mundo y como recompensa tenías una mascota que ocupaba un espacio en el inventario y era extremadamente rara. No había tampoco peleas de pokemon.
10. Sólo se podía volar en Terrallende y Rasganorte, lo que fomentaba el Mountainclimbing
Durante las dos primeras expansiones sólo se podía volar en los territorios añadidos, algo que se conseguía pagando con cada personaje. Nada de logros y reputaciones. De hecho, los primeros que consiguieron volar se pasaban por los poblados principales y la gente flipaba en colorines cuando lo veían entre otras cosas porque era carísimo. En Azeroth no se podía volar en absoluto por lo que muchos se convertían en avezados exploradores que escalaban las montañas del WoW y descubrían nuevos sitios aprovechándose de errores en las texturas. Muchos nadaban hasta encontrar la legendaria isla de los GM (Game Master, los empleados de Blizzard que ponen orden en el juego) pese a que eso significase ser baneado o el poblado inaccesible donde sólo había trols bailando.
11. Tener un épico era épico
Tener un equipo impresionante, flamante, diferente y espectacular era algo rarísimo. Es posible que llevase una cantidad de horas de juego absurdas, o que tu vieses mucha suerte y te cayese uno, pero conseguir un objeto morado era digno de contarse en el chat de hermandad. De hecho, si eras de esos afortunados, muchos niveles bajos se paraban a tu lado para inspeccionar tu equipo y probárselo, viendo cómo les quedaría a ellos.
12. No había pandas
Vale que hubiese uno en la taberna del Warcraft III, pero fue incluido porque a la hija del jefe de diseño le hizo gracia una cosa que estaba dibujando. Entonces nadie consideraba una opción seria los pandas como raza jugable. De hecho, a día de hoy, pocos son los que defienden estos seres dentro del lore del WoW, que se vendió al mercado asiático de una forma tan absurda en el contexto del juego como rentable en sus cuentas.
13. Lotear de uno en uno, nada de todos los bichos muertos a la vez
En muchas de las tablas de Guild Wars vs. World of Warcraft ponían como desventaja en contra del WoW que si habías matado a diez bichos tenías que ir de uno en uno viendo que objetos habían soltado. Esto se apañó con un parche hace unos años, pero un así tardaron un par de expansiones en ponerlo.
14. El rusheo
Aunque se sigue haciendo era habitual que los miembros de las hermandades ayudasen a los niveles bajos limpiando una mazmorra rápidamente. O que alguien se ofreciese a pagar por ello en el chat general. Si tenías suerte te incluían en un grupo que estuviese haciendo eso.
15. El ninjeo
Blizzard confió demasiado tiempo en la buena fe de los usuarios. Todos podían optar a hacerse con los objetos que soltasen los bosses, independientemente de si te convenían, fuesen de tu clase o si pudieses usarlos. Podía pasar que tras un tiempo buscando en el chat gente para montar una party (grupo de instancia) el guerrero le diese a necesidad a un bastón de mago. Podía hacerlo aunque fuese tan sólo para ganarse unos oros o bien para otro personaje suyo si es que se podía transferir el objeto. Muchas veces, como era el tanque, ni si quiera podías optar a echarle del grupo.
Visto en el chat general de la ciudad:
– Este jugador es un ninja asqueroso porque me ha robado mi staff de mago siendo un rogue. Ahora lo está vendiendo en la AH por 20g.
– ¡Eso es mentira! Lo estoy vendiendo por 50.
16. Pagar por aprender magias y habilidades cada dos niveles
Todas las habilidades se aprendían pagando en el maestro de clase. Sí, cada dos niveles tenías que dejarte no poco oro y plata en aprender cosas nuevas. Como ahorrar era tan difícil había gente a la que le compensaba no pagar por habilidades de las que iba a prescindir. Y encima te tenías que meter el viaje hasta la capital salvo que tuvieses la suerte de conocer un entrenador cercano que te sirviese a ti.
17. Montura lenta y cara a nivel 40 y rápida y carísima a nivel 60
No era raro que alguien comentase por el chat de hermandad que iba a pata a todos lados hasta nivel 60 por el enorme desembolso de oro que suponía aprender a montar y comprarse la montura a nivel 40. Ahora conseguir oro es fácil, y de hecho hay una enorme inflación el WoW que se puede apreciar en los precios en la subasta, pero entonces eras rico si tenías 100 monedas de oro. Y sí, era lento y tedioso ir así a todos lados y por eso algunos optaban por hacerse un druida o un chaman para, al estar transformados en guepardo o lobo, ir más rápido. Ahora puedes montar a nivel veinte pero antes era todo mucho más lento y duro. De hecho, estaba la preciada Zanahoria pinchada en un palo de Zul’Farrak, que era un pendiente que te permitía ir un 3% más rápido. De hecho, por cierto, los paladines y los brujos tenían que hacer misiones para conseguir sus monturas.
Las monturas, por cierto, en cuanto tocabas un poco de agua se iban. Nada de bucear subido en un caballo.
18. Raids de 40. Por eso Leeroy Jenkins se hizo famoso.
Raids que duraban horas y organizando a cuarentas personas que tenían que hacer todo bien si no querían evitar morir todos. Molten Core, Ahn’Qiraj, Black Wings Lair, Naxxramas y Onyxia (para la cual había que hacer una prequest larguísima). Los Jefes de Hermandad se ponían serios y pedían horarios fijos y se podían escuchar cosas como “a la raid se viene comido, cenado y meado, y si te meas te pones una botella y meas ahí”. La dificultad y la dedicación era extrema y quizás por eso el famoso Leeroy Jenkins se hizo viral (incluso ha llegado a salir en películas y series). No era algo simplemente gracioso sino que realmente era un cabronazo que comprometió a 39 personas más. Y reparar era tan caro entonces que había gente que directamente pedía dinero a la hermandad para poder hacerlo.
19. Sólo una rama de talentos
Nada de doble especialización. O eras una cosa o eras otra pero no todo. Luego llegó la doble rama y podías alternar entre una cosa u otra, cosa que vino muy bien a tanques y healers que querían questear. Pero eso era a partir de nivel 30. Ahora, con irte a una ciudad o taberna, puedes elegir cualquiera de las tres y cambiar todo lo que quieras, incluso talentos. Y hasta hace poco para cambiar los talentos necesitabas ciertos componentes que se gastaban por cada habilidad cambiada.
20. Subir habilidad en cada arma
Antes tenías que subir puntos por cada arma que usases. Si usabas maza tenías una barra de especialización en maza que, poco a poco, ibas subiendo, algo que afectaba a tus estadísticas y daño. Además, también podías subir puntos en golpear sin arma.
21. Preguntarse cómo los demás subían tan rápido
Esto quizás siga pasando, pero lo cierto es que subir al 60 se hacía largo y tedioso, especialmente los últimos diez niveles. Muchos optaban por hacerse un nuevo personaje creyendo que no habían seleccionado el adecuado pero, cuando las cosas se complicaban en torno a nivel 40, volvían a preguntarse “¿Cómo es que este tío tiene tres personajes a nivel 60?”. Ahora no es raro saber de gente que tiene uno de cada clase.
22. Correos de una hora
“Me voy a mandar dinero a otro personaje”. Bien, pues nada de correos instantáneos, te tocaba esperar una hora.
23. Cazador con maná y con una mascota que desaparecía si no la dabas de comer cada poco
El cazador era especialmente engorroso por la gran cantidad de habilidades que tenía. Dificilmente cabían incluso con todas las barras activas. Por ejemplo “rastrear humanoides” era una habilidad, no una opción a activar dentro del minimapa. Así con dragones, insectos y toda variantes de especies. Además funcionaba por maná y tenía que comprar munición y llevar un carcaj o una bolsa de balas. Si se te acababa tenías que ir a cuerpo a cuerpo ya que podías llevar mandoble, dos espadas a una mano o lanza. Y luego estaba el asunto de cuidar tu mascota, que tenía tres estados: feliz, normal y triste. Si tu fiel animal estaba triste más te valía ir rápido a por comida porque era capaz de abandonarte por mucho que te hubiese costado conseguirla o por rara que fuese. Y no valía la misma dieta para todas, las tortugas comían fruta y pescado, los lobos carne…
24. El campo de batalla Alterac Valley de unas 5-8 horas de duración
Valle de Alterac era originalmente un campo de batalla que estaba activo durante todo el día, de tal manera que los avances de una y otra facción eran lentos y, en realidad, poco concluyentes. La única manera de ganar era conseguir suficientes piezas para poder invocar un gran elemental que ayudaba a tu causa y te permitía avanzar hacia territorios enemigos.
25. El eterno debate entre el casual y el hardcore
Los jugadores hardcore sostenían que los épicos y el contenido de raid sólo debería ser accesible a los que más horas le echaban. En cierto modo tenían razón pero lo cierto es que en los foros era habitual decir que jugar menos de 4-5 horas al día era ser casual. Por fortuna la cosa se regularizó y la gente podía optar a épicos y conocer el lore y la historia de cada expansión sin perder amigos y familia por el camino. De hecho, ahora, puedes raidear como si fuese una instancia pero a niveles míticos la cosa cambia y recuerda más a los viejos tiempos.
26. “A llorrar a WoW-Esp”
Antes de que Blizzard fuese consciente de su éxito y monopolizase todos los chats, foros y páginas webs dedicadas al World of Warcraft surgieron infinidad de portales que quería aglutinar la comunidad de jugadores. Uno de ellos, el más conocido, era WoW-Esp. Pero también había páginas como Thottbot donde podías encontrar información de cada objeto y misión, lo que desde el 2012 o así es WoWHead.
27. Jugar en la cuenta de tu hermano y las tarjetas prepago
Ahora, gracias que internet llega a todos lados, los youtubers, el eSport y el streaming, los videojuegos son considerados una afición más salvo por la prensa más rancia y conservadora. Pero antes los propios juegos estaban planteados para unos pocos que, además, eran muy jóvenes. Muchos, antes de optar a su propio juego, preferían compartir cuenta con su hermano ya que sólo había un ordenador en casa y sólo podían usar un personaje a la vez. Además, como no tenían cuentas bancarias por cosas de la edad y los ingresos, comprábamos las tarjetas de 2 meses de WoW en la tienda de videojuegos de turno. Otra opción, también, era ir a jugar todos juntos a un ciber, por lo que pagabas por jugar doblemente.
28. El video de Ernesto, el Guild Master que quería ser majo y le trolearon con doblajes absurdos
Si hoy en día alguien se graba queriendo comunicar algo a un grupo de gente que le sigue es lo normal, pero Ernesto era un visionario… y uno de los virales del WoW del momento. Él decidió hacer un vídeo para que los miembros de su hermandad, Señores de la Oscuridad, le conociesen y cogiesen confianza con él. A cambio muchos le contestaron con doblajes absurdos, dinamitando todas sus buenas intenciones. Él, además, hizo otro vídeo dobándose a sí mismo y agradeciendo las parodias, siendo así de nuevo un adelantado a su tiempo y demostrando que la mejor actitud contra el trol es no ofenderse. Os dejo con la parodia y si queréis el vídeo original pinchad aquí.
29. La Maza de Zul’Farrak y la llave de Stratholme
En algunas mazmorras había contenido adicional al que sólo se podía acceder si hacías una cadena de misiones previas o so invitabas a alguien que las hubiese hecho. Por ejemplo, para invocar un boss extra en Zul’Farrak, una hidra que salía de una piscina, te tenías que ir a la otra punta de Azeroth, a una zona de trols, donde conseguías una maza que, golpeando un boss, atraía a nuestro objetivo final. Un jaleo.
30. Títulos honoríficos de PVP
Ahora, gracias a las reputaciones y logros, puedes tener un sobrenombre con mucha facilidad, pero antes era muy complicado. Había todo un rango de progresos con diferentes nombres en Horda y Alianza. Comenzabas siendo un soldado raso y, tras muchos meses y victorias, podías llegar a ser general. Era raro ver a alguien de ese nivel.
31. Los rares eran raros
Encontrarte con un elite rare, de dragón plateado vamos, era extremadamente extraño. Si lo veías avisabas a tu hermandad, mirabas si tenías pociones suficientes como para poder derrotarlo, avisabas por el chat por si alguien se unía. Era mucha molestía sí, pero era algo muy puntual y siempre con una buena recompensa, puede que incluso un azul si tenías suerte. Así podías dejar de estar equipado sólo con verdes. Ahora una estrella los marca en el camino, no sueltan loot interesante la mayoría de las veces y los hay por todas partes.
32. La eterna batalla en Molino Tarren en Laderas de Trabalomas (Tarren Mill en Hillsbrad Foodhills)
Aunque era territorio en disputa lo cierto es que la Alianza siempre campaba por ahí a sus anchas aniquilando a todo ser viviente que osase levear por ahí. Ese sitio era una pesadilla para la Horda. El que escribe este artículo llegó a fundar una hermandad llamada “Trabalomas Libre Ya” a la que muchos querían unirse sólo por el nombre y la causa que abanderábamos. Ahora, al haber menos jugadores, en general niveles más altos, y nuevas zonas, el sitio está relativamente tranquilo. Además, también sufrió cambios tras Cataclysm.
33. Historia vinculada al Warcraft 3
Pasa el tiempo y avanza la historia, pero los guiños constantes al Warcraft 3 eran puro gozo. Ese videojuego arrasó en ventas y calidad, enamorando a toda una generación a la historia que ahí contaban. Illidan en la primera expansión, Arthas en la segunda, visitar todos esos lugares que habías recorrido durante años pero en otro título, hacían que la experiencia de adentrarte en un mundo nuevo se fundiese con la nostalgia. Ahora hay que poner nuevos retos, como es lógico, y hasta resulta absurdo resucitar una y otra vez a los mismos. Quizás haga falta un Warcraft IV.
34. El vídeo viral del adolescente enrabietado que intenta meterse el mando de la tele por el culo cuando su madre le “corta” el WoW
Sí, habéis leído bien. Un hermano cabrón, un chaval inestable, el vicio del WoW de aquellos años. Un combo brutal.
35. Los baneos masivos
Ahora, aunque Blizzard no da cifras, se cree que hay la mitad de jugadores que en su momento más importante: principios de Cataclysm. Entonces hablaban de 12 millones de jugadores y, por lo tanto, las actitudes negativas eran más frecuentes. Desde cuando todos los jugadores que estaban en Orgrimmar se dieron cuenta de que por un error podían matar a un GM que pasaba por ahí, atacándole masivamente, sin dejarle trabajar, y siendo expulsados dos o tres días de juego, hasta los que se hacían pasar por uno de estos mismos responsables del juego para exigir a otros jugadores oro o un objeto ninjeado. Por supuesto, de vez en cuando, te contaban que uno de la hermandad había sido expulsado por comprar oro o contratar un chinofarmer.
En mi hermandad recuerdo esta bonita conversación:
– Hombreeee, cuánto tiempo. No te he visto conectarte en dos o tres días.
– Pues sí, ya ves. No podía jugar.
– He oído que te han baneado.
– Sí, porque me calenté y me puse a insultar a Juan (Juan era un jugador que era miembro de esa misma hermandad).
– ¿Pero por qué?
– Porque Juan es un puto gilipollas de mierda y me cago en sus muertos y en su puta madre.
A las dos horas le banearon de nuevo dos días.
35. Estar comiendo para regenerar vida en Península de Fuego Invernal y que un robot gigante te mate de un pisotón
36. Pasear simplemente para explorar y conocer un mundo nuevo
A veces, una zona te parecía tan novedosa, tan bien hecha (y mira que los gráficos de entonces nos parecen muy pobres con el paso del tiempo) que te atrapaba. Esa sensación de tener un mundo que explorar, conocer rincones, descubrir sitios raros… eso es algo que pasa cada vez que inicias un nuevo juego, pero no todos lo consiguen porque llegan en el momento adecuado. World of Warcraft llegó cuando todo el mundo justo comenzaba a tener Internet en casa y los mundos tan bastos y brutales no eran habituales. Y sí, la sensación de ser novato y aprender cambia todo, pero esto fue una de las claves por las que WoW arrasó.
37. Tirar un boss final.
Pocos podían hacerlo en el momento, requería, como hemos visto, tiempo, dinero, habilidad… pero cuando Arthas cayó por primera vez en tu servidor todos lo supieron.
38. El sentimiento de comunidad
El WoW era una especia de red social, el messenger de la época pero en Azeroth. De hecho es imperdonable que el chat no haya mejorado desde entonces. Pero parte de la gracia era eso, sentirte parte de una hermandad, de un grupo de gente con mismos intereses y aficiones. En parte era porque todo costaba más, llevaba más tiempo, y los lazos se creaban. Pero nos quejábamos de quera muy lento todo y cuando se automatizó se perdió ese sentimiento de avanzar a la vez.
39. La mochila básica de 16 casillas que no te podías quitar…
Ah no, que esto sigue…
40. Los vídeos de historias
Uno de los responsables de Blizzard encargado de las historias contadas con videos in-game es un chaval que montaba historias fanmade y las subía a internet. Pero había de todo, desde videoclips hasta el principio de Juego de Tronos contado con toda una hermandad interpretando personajes… de todo. Os dejo con unos cuantos que recuerdo disfrutar especialmente en el momento.
Buen artículo, muy trabajado e interesante. Un saludo
Vaya momento remember acabo de vivir leyendo tu artículo. Yo fui de los que jugaron cuando todavía no había servidores en español. Lo dejé hace 9 años así que me has dejado loco con lo de que hay una raza de osos panda 😀
Un saludo.
Bueno, yo hace mucho que no juego y sé que hay una raza de Pandas jeje. Eso está pensado para el usuario asiático, sin duda. WOW es muy popular en Asia , de hecho la película que hicieron hace unos pocos años sólo tuvo éxito en esa zona.
WOW es la única experiencia de ese tipo que ha triunfado, se intentó hacer lo mismo con el mundo de Matrix y no prosperó.
Gracias por el artículo. Un saludo y sed feclices!