Ahsoka vuelve con una nueva entrega en la que las piezas van cayendo en su sitio y la partida se acerca a su fin. Por fin veremos un reencuentro que llevábamos esperando mucho tiempo y, aunque todavía quedan muchas incógnitas por resolver y no todo el mundo habrá quedado conforme con algunas de las decisiones que el equipo ha tomado, lo más probable es que tengamos un final satisfactorio pero discreto.
La guerra de Ahsoka
Hera Syndulla es juzgada por su decisión de perseguir al Gran Almirante Thrawn a pesar de la prohibición de sus superiores, pero un salvador inesperado conseguirá que salga indemne. Mientras tanto, Ahsoka sigue la pista de las ballenas galácticas y llega al planeta donde se encuentran sus aliados. A pesar de las reticencias de su droide, la jedi se aventura sin pensárselo dos veces en territorio desconocido para salvar a sus amigos.
Ezra y Sabine, por su parte, combaten a los hombres de esta facción imperial y a sus aliados. Pero, aunque las tornas parecen haber cambiado a su favor, no saben que tanto ellos como sus rivales han caído en una trampa.
El regreso de viejos conocidos
Este último capítulo de Ahsoka, estrenado este miércoles en Disney Plus, nos permite contemplar mejor a Eman Esfandi como Ezra. El intérprete consigue que nos creamos a su personaje, cuyo manejo de la Fuerza ha mejorado con el paso del tiempo y que llega a renunciar a los sables láser. Su acercamiento se asemeja a uno de los personajes más populares de Rogue One, el monje Chirrut Îmwe interpretado por Donnie Yen. En cualquier caso, independientemente de unos años perdidos que distintos productos derivados se ocuparán de desarrollar, Eman se convierte en Ezra con cada uno de sus gestos y de sus diálogos.
Por desgracia, aunque la interpretación nos retrotrae al Ezra que vimos en Star Wars: Rebels, no todo el conjunto le acompaña. Este es principalmente un episodio de transición, en el que no profundizamos en las motivaciones de Baylan y su protegida y donde se pasa de puntillas por la traición de Sabine que permitió que Morgan llegara hasta Thrawn. Esto, que podría haber sido una fuente de conflicto muy interesante para la mandaloriana, ni siquiera es mencionado, y la serie prefiere centrarse en la amistad entre los tres. El final de temporada debería tener en cuenta este giro si no quiere disminuir el impacto del cuarto capítulo.
Por otra parte, la presencia de Thrawn eclipsa a los antagonistas que hemos tenido hasta ahora. No son malos rivales para los personajes de Rebels y Las guerras clon, pero habrían necesitado de algo más de desarrollo para diferenciarlos de todos los aprendices del Lado Oscuro que conocimos en esta última. Aunque Ray Stevenson hace una gran interpretación y sus diálogos sugieren una mayor profundidad, Baylan Skoll se comporta en este capítulo como un sith cualquiera. Teniendo en cuenta lo poco que nos queda de temporada, dudo que su potencial llegue a cuajar, al igual que tampoco cuajarán los cameos de un Hayden Christensen que aporta poco en este capítulo.
A estas alturas, parece claro que Ahsoka necesitará al menos una temporada más para cerrar las tramas que ha ido introduciendo. Las series ambientadas en el universo de La guerra de las galaxias que ha creado Disney Plus parecen tener un problema que persiste en la mayoría de ellas: lo apresurado de sus finales, tal vez por invertir demasiado tiempo y presupuesto en guiños y cameos. En este caso, hay que admitir que les ha salido bien, con un C-3PO muy reconocible cuya presencia no parece forzada. Quién le iba a decir a este maltratado y cobarde droide de protocolo que llegaría justo a tiempo para salvar el día.
Conclusión
Ahsoka sigue siendo una buena serie, pero quizás haya prometido más de lo que puede dar. El debut de la togruta como protagonista nominal de un producto audiovisual de Star Wars palidece al lado de la monumental Las guerras clon y, en menor medida, de los momentos más logrados de Rebels. No está a su altura argumental, estética ni mucho menos emocional. Queda por ver si Filoni consigue que esta serie tenga valor por sí misma o si, por el contrario, se trata de un mero apéndice a su gran obra.
Lo que queda claro es que no ha terminado de contar todo lo que quería con Ahsoka y con Thrawn, y que el final podría tener consecuencias, por ejemplo, para The Mandalorian.