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Análisis de Fargo. Temporada 5. Episodio 6

Ingresamos ya en la segunda mitad de la quinta temporada de Fargo y analizamos el sexto episodio, que presagia para lo que queda escenarios complicados y probables alianzas impensadas. La serie, creada por Noah Hawley, es emitida por FX y para España por Movistar+.

Hola fargueros. Aquí estamos otra vez para analizar un nuevo episodio de Fargo, en este caso el sexto de esta quinta temporada, lo cual significa que entramos en la segunda mitad. ¿Qué les está pareciendo la temporada y qué les ha parecido específicamente este capítulo? Vaya, quizás los esté descolocando al lanzar a bocajarro esa pregunta desde tan temprano, pero viene a cuento de que, si no me falla la memoria, hemos visto el episodio menos sutil de toda la serie…

Que no se me malentienda: no estoy diciendo que haya sido un mal episodio y la media de Fargo siempre está por encima de la gran mayoría de las series en emisión. Pero creo que se está cometiendo el error de caricaturizar demasiado, en aras de un discurso feminista,  a los personajes masculinos, siendo sin duda los más irritantes Gator (Joe Keery)y Lars (Lukas Cage), el esposo de Indira.

Pero mejor dejemos esas cuestiones para después y metámonos de lleno a ver qué nos ha dejado este sexto episodio, cuyo título es La Trampa Suave, lo que adquiere más de un sentido por ser el nombre del club nocturno en que el mismo se inicia, pero también por haber más de una trampa a lo largo del desarrollo. Es, por otra parte, el primero de toda la temporada en que no aparece Dot. O Nadine, como la quieran llamar. Juno Temple, bah…

Cumplo en advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y en recordarles que pueden leer aquí nuestros análisis previos. Y recuerden:

Esta historia es real. Ocurrió en Minnesota en 2019. A pedido de los sobrevivientes, los nombres han sido cambiados. Por respeto a los difuntos, el resto se cuenta tal cual ocurrió…”

El Hombre Equivocado

Comenzamos, como dijimos, en el club nocturno que da nombre al capítulo y del cual al parecer es asiduo asistente Vivian (Andrew Wheeler), uno de los banqueros a los que Lorraine pusiera en jaque en la entrega anterior. Parece que las cuentas de su banco no son sus únicos trapos sucios, sino que también tiene dictado judicialmente un perímetro para no acercarse a una bailarina a la cual aparentemente golpeó o maltrató en el pasado.

Sabiendo de ello, quien esta vez le pone en jaque es Roy Tillman, que le deja sin camisa y con una severa advertencia de no venderle el banco a Lorraine: estaba claro que el sheriff no se iba a dar por vencido así como así y buscaría venganza por el desplante sufrido en casa de los Lyon.

Sus matones, en tanto, están moliendo a golpes hasta desfigurar al paciente que secuestraron del hospital, quien no solo les dice una y otra vez que tienen a la persona equivocada y nada sabe de la tal Dorothy, sino que además y haciendo uso de la arrogancia que ya le hemos conocido, no vacila en repartir insultos a diestra y siniestra aun bajo la catarata de golpes.

Vuelto a su casa, Roy ve en televisión un aviso publicitario en el que Wayne Lyon promociona su negocio de autos, con lo que ya conoce su rostro. Mientras lo hace, su esposa Carol le corta el cabello y recibe una fuerte bofetada cuando, por accidente, le rebana el lóbulo de la oreja: furioso, él le recrimina estar desconcentrada y no prestar atención a su trabajo.

Gator llega para comunicar que tienen en “la caja” al “marido de Nadine” (por Wayne), lo cual no gusta ni un poco a Roy, que replica que el marido es él. Además, en alarde de ignorancia, Gator le gasta una broma comparándolo con “ese sueco loco que perdió media oreja”: la referencia, claro, es a Van Gogh, que en realidad era holandés. No acierta una…

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Roy va entonces a ver al sujeto y ni siquiera se coloca un pañuelo sobre la cara como el resto: está claro con qué intenciones va, pues no le importa que retenga su rostro. Apenas llegar, confirma su presunción: a pesar del estado calamitoso en que le han dejado, puede con facilidad comprobar que no se parece al del aviso. Para colmo, el desdichado tiene la pésima idea de referirse a él como “el rey de la brigada de los idiotas” y será lo último que diga…

Roy lo liquida de un disparo en la frente y, en escena gore que parece sacada de Hostel, vemos al sujeto agonizar en primer plano. Sus hombres no salen del asombro: Gator se excusa con que se quedó en el vehículo cuando los demás fueron por Wayne y con que tampoco pudo retener su rostro aquella noche de Halloween por estar demasiado oscuro. Bowman, por su parte, se justifica en que Wayne Lyon era el nombre en la puerta de la habitación, lo cual es cierto.

Conflicto entre Fuerzas

Danish pone a Lorraine al corriente de que no hay noticias de Vivian ni, por ende, de respuesta alguna con respecto a la venta del banco, lo que produce en ella visible disgusto. Además, le han dejado una camisa con las iniciales del banquero y una nota escrita a mano que reza “no conmigo al mando”: los calígrafos no logran determinar el autor, pero para ella está clara la mano de Roy Tillman detrás del asunto.

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Los federales, a todo esto, han caído al hospital para hablar con Wayne. Todavía aturdido y confundido, este no entiende mucho de lo que le dicen, pero sí da impresión de acusar recibo cuando le cuentan que su esposa no es quien creía que era. Indira llega al lugar y, al encontrar a los agentes en plan interrogatorio, les recrimina estar metiéndose en “su caso”: el clásico conflicto policías – federales.

Ellos le muestran desgarradora documentación sobre Roy y su pasado violento en relación con su ex esposa, por lo cual necesitan encontrarla. Aunque visiblemente conmovida, Indira se mantiene firme en negar conocer su paradero: de hecho, no miente, aunque tampoco dice palabra de que Scotty esté en su casa…

Su esposo Lars está cada vez más fastidioso. No solo se lo pasa enfrascado en su golf y llenándola de deudas que no ayuda a pagar, sino que hasta tiene la desfachatez de reclamarle no estarse comportando como una verdadera esposa, como las que acompañan a sus maridos en todo e intercambian recetas con las otras.

El rostro de Indira revela estar a punto de estallar, pero se contiene y para esta altura no sé por qué. Quizás porque necesita de él para cuidar a Scotty, pero el imbécil ni para eso sirve, pues al regresar ella de su trabajo, encuentra a la niña tocando la batería y sin haber cenado. Scotty ya no puede estar allí, por lo que Indira decide cortar por lo sano (o lo que entiende como tal) y llevarla con los Lyon.

Hombre de Pocas Palabras…

Roy ha decidido hacer las paces con Munch para sacárselo de encima: ya nos había quedado claro que por alguna razón le teme y hasta lo asocia con el diablo, lo que explica que, en contra del consejo de su hijo, prefiera optar por alejarlo en lugar de meterle una bala. Por lo tanto, lo cita para pagarle deuda más intereses y Munch asiste luciendo falda escocesa como en aquel primer fallido secuestro de Dot.

El diálogo entre ambos es de lo mejor del episodio:

No hablas mucho; eso me gusta” – dice el sheriff.

Un hombre tiene las palabras contadas durante su vida – replica Munch -. Para nosotros, quedan muy pocas”.

Parece casi de western, pero más allá de ello se me ocurre que esa frase ha de ser profética para ambos…

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Cuando un hombre cava una tumba, tiene que llenarla – agrega, más críptico, antes de marcharse -. De lo contrario, solo es un agujero”.

Otra vez suena a western…

Pero, a diferencia de su padre, Gator no está conforme con verle partir sin más, pues no le perdona sus muertos. No solo lo maldice en la cara y hasta le deja un escupitajo en el cristal del auto, sino que al alejarse el vehículo, vemos que debajo lleva instalado un rastreador. Una vez más, Gator está a punto de meter la pata y quizás ahora de manera definitiva…

¿Alianza Impensada?

Enviado por Lorraine, Danish va a hacer una visita a Vivian en el tugurio de mala muerte que frecuenta y donde, en efecto, lo encuentra con una bailarina. Cuando le pone al oído el móvil y el banquero escucha la voz de ella, su rostro se tiñe de terror.

Lorraine le pone al tanto de que se ha comunicado con la Oficina de Valores y ya los federales se encuentran revisando los libros contables de sus oficinas, así como que su hijo acaba de ser expulsado de la universidad por falta de pago.

En otra memorable escena de Jennifer Jason Leigh, le echa además en cara que su error fue pensar que la muerte era lo peor que podía pasarle. “Tendrás que vivir el resto de tu vida en la miseria – remata, en tono de sentencia – y soportando la mirada vacía de tus hijos sin futuro”. Por un momento, su frío sadismo vengativo me trae recuerdos de Cersei Lannister: no quiero ser spoiler, pero si vieron Juego de Tronos me entenderán.

Apenas finalizada la conversación, Lorraine se encuentra con que Indira le ha enviado los documentos del caso de su nuera con desgarradoras fotografías que muestran la brutal violencia de que el sheriff Tillman la hiciera objeto. Ya antes, la oficial le había llamado la atención en cuanto a que Dot y ella no son tan distintas.

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Viendo el súbito cambio de tono de expresión en Lorraine, cabe entonces preguntarnos si habrá acabado acusando recibo y su nuera tendrá en ella una aliada impensada…

Balance del Episodio

A ver… cómo decirlo. Creo que hemos visto una buena entrega pues, a no olvidarlo, esto es Fargo y, como decíamos al principio, hasta el episodio más flojo puede estar por encima de la mayoría de tantos de series que se emiten hoy en día. Pero quienes somos seguidores de la serie y del particular universo creado por los hermanos Coen y continuado por Noah Hawley, estamos acostumbrados a lo corrosivo, al imponderable y al imprevisto, sin obviedades que nos subestimen como espectadores.

Sin embargo, tanto el capítulo anterior como (mucho más marcadamente) este, comienzan a transitar un terreno en que las sutilezas retroceden y los personajes (sobre todo los masculinos) pierden matices, volviéndose previsibles y hasta caricaturescos: el caso más grave y burdo es Lars, representado como absoluto idiota y ahora parece que también como macho posesivo, algo de lo cual no teníamos idea. Aunque carezca de connotaciones bíblicas, su discurso sobre el lugar de la mujer acaba pareciéndose al de Roy.

Por cierto, también este último ha caído en una caricaturización algo grotesca, perfectamente graficada en la bofetada a Karen. Si quieren que entendamos que es un sujeto peligroso, despreciable, posesivo y muy malo, sería bueno que supieran que ya lo habíamos entendido sin necesidad de hacerlo tan obvio. No nos gusta que nos subestimen y menos viniendo de una serie que jamás lo había hecho

Y si con ellos dos no alcanzara, ahora se agrega Vivian, de quien sabíamos verdaderamente poco, pero resulta que es también golpeador y abusador, además de frecuentador de prostíbulos. Tanto al ser abordado personalmente por Roy como telefónicamente por Lorraine, la suya es una permanente mueca de susto y ojos abiertos de par en par que poco pueden significarnos cuando apenas hemos conocido al personaje y no sabemos qué le pueda pasar por dentro. Al carecer de desarrollo, el personaje acaba siendo vacío y lineal.

Ni qué decir del paciente secuestrado por error al que, como de todas formas Roy acabaría matando, nos presentaron como energúmeno repelente y maleducado para que, llegado ese momento, no le tuviéramos la mínima lástima. Y por si aun así nos la generara o consideráramos que no merecía ese final, también se encargaron de que ya estuviera prácticamente condenado de antemano por un cáncer…

Danish, que pintaba en los primeros episodios para personaje interesante, es simplemente para esta altura un mero ejecutor de la voluntad de Lorraine que aporta muy poco y en cuanto a Gator, ya sabemos desde el inicio de la temporada que es un imbécil hecho y derecho al que todo le sale mal y del cual ni siquiera se ha explorado suficientemente el vínculo particular que le une con su madre o bien le separa: nada sabemos de su historia como hijo en relación con ella…

No es que no tengamos hombres buenos, honestos o queribles, pero repasemos: Wayne es tonto y torpe, Witt lleva dos capítulos completos sin aparecer y de Joaquín apenas podemos hacer conjeturas porque tampoco sabemos nada de su historia personal.

Por el contrario, las mujeres son honestas, valientes y se sobreponen a las dificultades. De hecho, la única que mostraba miserias en su conducta, pareciera ahora estar decantando hacia un lado más comprensivo y humano en favor de su nuera.

Nunca las aguas estuvieron tan claramente separadas en Fargo y antes de que alguien interprete que me molesta tanto maltrato para con los personajes masculinos y benevolencia con los femeninos, quiero dejar bien en claro que lo que me molesta son los bandos tan linealmente definidos: no me irritarían en una serie más convencional, pero esto es Fargo…

De hecho y por primera vez en la serie, a la escena final (en la cual Lorraine mira con aprehensión las fotografías de su nuera golpeada) le sigue un cartelón informando adónde llamar o dirigirse en caso de violencia doméstica. Muy útil y encomiable, desde ya, pero que quizás actúe como condicionante del episodio para que todo conduzca hacia un determinado mensaje. Y anteponer el mensaje a la historia es como componer primero un riff y después la melodía en lugar de hacerlo al revés: difícil que la canción salga buena…

Daría también la impresión de que en este episodio, para hacer justamente más terrenal el contenido en relación con el mensaje, han vuelto también más mundanos a los personajes. No hubo referencias bíblicas, mitología escandinava ni alusiones místicas. Así y todo, la escena del encuentro entre Roy y Munch es gloriosa y bien Fargo: casi el único momento del episodio en que sentí que estaba viendo mi serie favorita, como siempre digo que es. O la conversación telefónica entre Lorraine y Vivian, aunque solo de un lado de la línea ya que del otro todo era previsible y obvio.

Por último, así como otros episodios han sido claramente de Juno Temple o de Jennifer Jason Leigh, este ha sido sin duda el de Richa Moorjani, que ha entregado un trabajo fenomenal.

Esperemos que en los cuatro capítulos que restan, Fargo recupere algo de la sorpresa que en estas últimas entregas ha venido perdiendo o, de lo contrario, tendré que desdecirme a mí mismo cuando afirmaba prematuramente que estábamos viendo una temporada al nivel de las anteriores. Ojalá no acabe todo en un simple “el que las hace, las paga” o que la mala se vuelva buena. Las moralejas cuadran bien en los seriales de He-Man, pero no en Fargo. A cruzar los dedos…

Hasta la próxima y sean felices…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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