Bienvenidos, corredores de apuestas demoníacos, una semana más a este mundo de ultratumba. Mis disculpas por mi tardanza, por delante. Arduas batallas por un preciado bien (Internet) se ha interpuesto entre mí y un destino superior… es decir, estos análisis. Pero no os preocupéis, que voy a meter el turbo y a ponerme al día. Vosotros, por supuesto, también podéis hacerlo en este típico enlace. Pero como hay mucha tela que cortar, será mejor que vayamos directos al análisis del cuarto capítulo de la tercera temporada de Predicador. Bajad conmigo a las tumbas.
Una vez, ahí abajo
Tres capítulos enteros han hecho falta para que volvamos a bajar al infierno. Eugene y Adolf, a los que también empiezo a echar de menos, ya no están allí, pero si otro viejo amigo. El pistolero no es mi villano favorito, de hecho, se acercaría más al último ante la magnifica decadencia de Odín, y el carismático asco de Herr Starr. Pero eso no significa que no aprecie al pistolero. Y no soy la única. Porque si en esta temporada hemos conocido a la fuerza primaria del universo (A Dios), no íbamos a quedarnos con las ganas de conocer a su opuesto. El diablo es un tipo majo, y también respeta al Santo de los Asesinos, pero eso no quiere decir que le vaya a permitir saltarse las normas. Así que impasible pistolero es cosido a latigazos ante la divertida mirada del mismo Satanás.
Pero ningún castigo es eterno, ni siquiera en el infierno. Así que cuando los latigazos terminan, algunos eones después, El Pistolero y El Demonio pueden hablar. Dos sujetos (presumiblemente Euegene y Adolf) se han escapado del infierno. Y si El Pistolero los encuentra, y los devuelve a su jaula, Satanás no tendrá problemas en devolverle sus juguetes y mirar hacia otro lado mientra él caza Predicadores.
El pasado del Predicador
Jesse fue el maestro de ceremonias del club de la lucha de las tumbas desde niño. Las reglas eran sencillas, dos de los desgraciados a los que Madame L’Angelle haya exprimido el alma se enfrentan a muerte. Al que quede, le toca jugar con Jody. Las apuestas, por supuesto, son obligatorias. He de decir que me esperaba algo más de todo ese tema de las tumbas. Mas magia y menos camorra. Pero de alguna parte deben sacar pasta los L’Angelle, y no solo de milagros y pócimas vive el hombre. Aunque si que me ha impresionado muchísimo el carrusel de víctimas esperando a jugar, como corderitos esperando al matadero… literalmente.
Pero sus trabajos nocturnos no eran el único secreto de Jesse. Tras dejar a su padre y a Tulip, una nueva mujer ocupa los pensamientos del joven Custer: Sabina Boyd. La competencia de los L’Angelle en brazos de su heredero. Pero Jesse es un buen hombre, y decide que no puede correr el riesgo de que ella acabe en las tumbas. Así que rompe con ella de la manera más cruel posible. Pero eso es solo la parte bonita. La peor parte de una ruptura se la suelen llevar los amigos comunes. Como el hermano mayor de Sabine, que apareció en las tumbas dispuesto a defender el honor de su hermana, y acabó siendo otro de la larga lista de los que salen con los pies por delante. Solo que esta vez fue el propio Jesse quien lo hizo. Aunque claro, fue un accidente. Pero eso no la sabe Sabine, ni lo sabrá nunca.
El Peor Hombre Al Que Amar
Cassidy ha sobrevivido a su primera ronda en Las Tumbas. Pero las cosas no parece que vayan a mejorar para él. Así que a Jesse se le ocurre un plan: cortar en pedacitos a Cassidy y mandarlo por lo correo. Que si, os lo juro. Jesse tiene buen fondo, pero al chaval le pierden las formas. Pero ya conocéis a Cassidy, no le gustan en exceso los viajes largos, y menos si tiene que hacerlos a cachitos. Así que con un stick de hockey por brazo y sorprendente buen humor, vuelve a las tumbas, donde Jesse está dando un discursito moralista. Y la pelea está servida.
Tulip secuestra a Madame Boyd y se la lleva a dar un paseo en coche. Mientras conduce como una loca en mitad de la noche, Madame Boyd le cuenta su historia con Jesse, y lo que le hizo a su hermano. Asqueada por lo que cree que es una mentira, Tulip manda a Madame Boyd a un sitio oscuro, y se desespera ante la atenta mirada de Dios, que pasa por allí como por casualidad. Pero nada es casulidad. Ni siquiera que Tulip llegue a Angellvile justo en mitad de la pelea, y vea a Jesse destruir a Cassisdy. Y lo peor, si es que hay algo peor, es oírle decir que esto volverá a pasar una y otra vez. Una noche tras otra. Porque Jesse Custer es, a pesar de todo, un L’Angelle.
Tulip rescata a Csssidy de las tumbas, y, con la frialdad que la ha caracterizado, lo deja en una parada de autobús con destino Nueva Orleans. No va solo. Dos asientos por detrás, una vieja amiga, agente del Grial, emprende el mismo camino, no por casualidad. Aunque entiendo por qué tiene que pasar esto, y creo que el guión y la construcción de personajes justifica por completo este momento, ver sufrir a Cassidy es algo que me supera. Por supuesto, Tulip sabe que Jesse solo estaba haciendo el paripe para sacarlos de allí, cosa que no ha funcionado. Tras una noche apasionada de reconciliación, Tulip recuerda que Sabine Boyd sigue en el maletero. Para su sorpresa, Madame Boyd no solo no la mata, sino que le da un buen consejo. Si quieres deshacerte de la maldición, deshazte de la abuelita.
La opinión de Sofía
Vale que no me gusta ver sufrir a Cassidy, pero merece la pena por ver estos capítulos. Aquí es donde Predicador hace su magia. Personajes coherentes pero sorprendentes, como Jesse, que esta temporada tiene intrigado a más de uno, preguntándose hasta que punto es fachada toda esa maldad. O Cassidy, del que nunca sabes si va a hechizar a Tulip o no. Tramas arriesgadas, quizá con menos vis cómica que la temporada anterior, pero no menos ácidas. Este es el Predicador que me gusta.
Y, por fin, volvemos a la trama del infierno. Por fin volveremos a ver a Eugene y Hitler. La parte negativa de esto, para mí, es tener que aguantar las monótonas e inexpresivas escenas del Pistolero, un villano que no es capaz de llegar a la altura de los muchos y muy conseguidos malvados de esta serie.
Si va a seguir en la misma línea, lo sabremos en el próximo capítulo. Hasta entonces… sed felices.
Pero esto se parece al cómic como un huevo a una castaña ¿no?
Jajajajajaja jaja, me parto con el bizarrismo de la serie. Que cosa más burra. Yo no he leído los cómics de Predicador pero recomiendo encarecidamente el visionado de esta serie. Es un disfrute continuo. Cuando he visto a satanás me ha dado algo, jajajajaja, creía que lo de Hitler era insuperable.
Pero por otro lado me da lástima el tratamiento de los personajes protagonistas en esta temporada. Cassidy tan enchochado de una y tan enemistado del otro es el que más me está decepcionando. En fin, in Cassidy we trust.
Comparto todo lo que has dicho. Aún así creo que era necesario un cambio en las dinámicas de los protagonistas. Es evidente que no podían seguir manteniendo la tensión entre Tulup y Cassidy, y que, por otro lado tampoco podía seguir teniendo a Jesse ajeno a todo. Durante las dos temporadas pasadas, Cassidy prácticamente vive y respira por Jesse Custer, ya era hora de que la dinámica cambiará un poco, y ahora sea Jesse el que tenga que ir detrás de él, como ocurrirá.
Lo sé, pero intento verla como producto independiente para disfrutar de su locura ^^