Nuevo episodio y, por lo tanto, nuevo análisis de Riverdale. Hoy toca el octavo de esta temporada final o, si así lo preferís, capítulo 120 del listado total; su título, como un ya legendario documetal de baloncesto del año 1994, es Sueños de Aro (Hoop Dreams). La serie, creada por Roberto Aguirre-Sacasa, es emitida por The CW y para España por Movistar+.
Hola otra vez, riverdaleros. Como cada semana, cumplimos con nuestro ritual de reencuentro para desbrozar un nuevo episodio de Riverdale, en este caso el octavo de la séptima temporada que no ha estado entre los mejores de la misma, pero sí levantado la puntería con respecto al anterior, además de traernos de vuelta a Reggie Mantle (Charles Melton), de quien comenzábamos a creer que lo habían olvidado o despedido…
Pasemos ya mismo a analizar esta nueva entrega, no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis anteriores.
Uno que se suma…
Según el relato inicial en off de Jughead, Riverdale siempre fue una ciudad de baloncesto, pero la realidad es que los Bulldogs no hacen más que perder un encuentro tras otro y no dejan bien parado el legado de sus tiempos de gloria, cuando Jeff Andrews era estrella del equipo. Archie rescata como virtud la entrega en el campo de juego, pero Julian, en cambio, se queja de que juegan como “maricas”.
Frank opta por incorporar un jugador y le han recomendado un joven de 1,90 que termina siendo Reggie Mantle, a quien en esta versión apodan “espejismo”. Archie y Frank van a buscarlo a la granja en que trabaja y lo convencen de sumarse.
Se queda en casa del pelirrojo, quien le presta su habitación y lo primero que llama su atención es, obviamente, la “vecina de enfrente”, es decir Betty… Archie, apenas lo nota, descorre la cortina y le da expresa instrucción de mantenerla de ese modo.
Al presentarlo luego a sus amigos, la primera encandilada es Veronica, quien hasta lo quiere convencer de ir al Pembrooke mientras Cheryl ironiza con que le pondrán multa por velocidad y que fue “criada por lobos”.
En el entrenamiento, el equipo de Reggie termina venciendo al de Julian para obvio fastidio de este mientras la platea femenina, en cambio, aplaude con entusiasmo cada anotación del musculoso joven recién incorporado.
Una que llega y una que se va…
En cuanto a Betty, su padre le comunica que, después del bochorno ocurrido en el show de baile, él y Alice han estado hablando con Werthers y este les ha sugerido que den a su hija un programa de actividad física para que descargue “sus energías”. En definitiva: que la rubia se sume a las Vixens, que se siguen engrosando.
Cheryl, en tanto, propone a Toni comenzar a construir una relación en serio aunque más no sea puertas adentro y sin exposición pública. Pero se encuentra con la sorpresa de que esta no quiere compromisos y, de hecho, manifiesta sentirse algo fuera de lugar en las Vixens, por lo cual renuncia.
Uno que no está…
Tabitha (no la viajera del tiempo sino la de los cincuenta) ha regresado a Riverdale luego de su gira para crear conciencia sobre el racismo y se encuentra con Jughead, que alguna vez había quedado en ayudarla en sus tareas. Este se disculpa con que ha estado ocupado y le cuenta de los cómics y de su amistad con Brad Rayberry, lo cual, debido a la admiración que Tabitha tiene por el escritor, despierta en ella el entusiasmo y deseo por conocerlo.
Jughead la lleva entonces a su domicilio, pero nadie atiende la puerta y acaban dejando una nota. Desde ya que, considerando el final del episodio anterior, en ese momento tememos lo peor,…
Uno que se confiesa…
Ahora que es dueña del Babylonium, Veronica está muy comprometida con su nuevo rol de empresaria y hasta se permite tomar un nuevo empleado que no es otro que Kevin. Pero ella está, a decir verdad, algo insaciable en este episodio y, al parecer, interesada en hincar el diente a su otro empleado que, recordemos, es Clay…
Mala noticia, claro, para Kevin, a quien encima ella pide que le oficie de informante para saber si Clay sale con alguien o qué hace de su vida. A Kevin, desde ya, no le gustan la situación ni el flirteo que con su pareja hace Veronica, por lo que acaba por contarle la verdad sobre la sexualidad de Clay, pero también sobre la suya propia. Ella dice que ya lo sabía y que solo estaba haciéndole una prueba: no sabemos si creerle…
Uno que besa el Suelo (nuevamente)…
Como nueva integrante de las Vixens, Betty es asignada por Cheryl como asistente personal de Reggie, pero cuando intenta ayudarlo con sus tareas, él se muestra hosco y poco predispuesto. Le comenta que Archie le ha prohibido correr las cortinas de su habitación y ella le cuenta entonces lo ocurrido con el espectáculo de voyeurismo que compartieron.
Desde ese momento, Reggie la dispensa de sus obligaciones con él como cheerleader e incluso se muestra reacio a seguir en el equipo. Cuando Archie lo aborda para preguntarle al respecto, le confiesa que en su anterior equipo fue víctima de todo tipo de acosos y ninguneos, en parte por su origen mitad coreano. Teme que se esté dando nuevamente la misma situación y no quiere pasar por ella, así que prefiere largarse antes que ceder como lo ha hecho en el pasado…
Pero Archie resuelve las cosas con un puñetazo de nocáut a Julian (uno más y van…) y finalmente convence a Reggie de seguir en el equipo.
Una que vuelve…
Toni se ha unido a una sociedad literaria destinada a que se puedan expresar los jóvenes de la comunidad afroamericana, proyecto que es llevado adelante por Tabitha y que incluye a Clay. Lo difícil es conseguir fondos del colegio para patrocinarla, pero Cheryl los obtiene de parte de Featherhead aunque, confiesa, haciéndole creer que eran para otra cosa. El gesto toca de cerca a Toni, quien le propone intentar de nuevo la relación…
Uno que… ¿se suicida?…
Jughead regresa al domicilio de Rayberry y lo encuentra siendo allanado por la policía. Al frente del operativo se encuentra el sheriff Tom Keller que, para su consternación, le pone al tanto de que el escritor, al parecer, se ha quitado la vida y dejado una nota diciendo que ya no soportaba más la vida y que bla, bla, bla…
Nadie se suicidó: lo sabemos…
Balance del Episodio
Como fue dicho de inicio, esta entrega ha repuntado un poco con respecto a la anterior y, fundamentalmente, ha tenido un regreso. Dos, en realidad: porque Tabitha, en cualquiera de sus versiones, ya llevaba varios episodios ausente. Pero el caso más notable es, sin duda, el de Reggie, casi el único a quien aún no habíamos visto en la temporada. Por cierto, en esta versión tiene un perfil bastante más bajo y alejado de la altanería y carácter impulsivo que solemos conocerle.
Veronica y Julian parecen competir por quién suma más rechazos (en el caso de ella) o golpes (en el de él). Realmente sorprende lo desenfadada que vemos a Veronica: la podríamos llamar ninfómana si alguna vez concretase algo, pero hasta ahora ni Archie, ni Reggie ni Clay le han dado lugar y, en cierto modo, tampoco Jughead, pues si bien fue ella quien decidió romper la relación, lo hizo porque él parecía preferir sus cómics. En cuanto a Julian ,ya le llevo contabilizados tres golpes al mentón en la temporada y sigue ganando el de Jughead: todos y cada uno, desde luego, merecidos y hasta empezamos a alegrarnos de que no haya vivido en la otra línea temporal.
La relación entre Cheryl y Toni está envuelta en idas y venidas, pero por ahora todo es llevado de modo natural y no forzado, pues así como antes la pelirroja había mostrado inseguridades al respecto, ahora es Toni quien lo hace y, por debajo de su ropaje liberal y desinhibido, también esconde prejuicios: debió admitir ante Cheryl que le producía conflicto el que fuera blanca. Otra forma de racismo, digamos…
La trama de Ethel va con cuentagotas y este ha sido otro episodio en que no la hemos visto. El final de la entrega anterior parecía confirmarnos su historia del lechero y ahora el “suicidio” de Rayberry nos hace pensar que en algún momento ella deberá decir presente para acabar de atar tramas.
Jeff Andrews, a pesar de que por razones obvias (fallecimiento del actor Luke Perry), no pueda aparecer, es, sin embargo, una presencia constante en la temporada: siempre mencionado y permanente referente para Archie. En cambio, llama la atención la repentina ausencia de Mary, por lo menos en estos dos últimos episodios en que no ha pintado nada.
Y como venimos haciéndolo, hay que destacar una vez más la parte visual, que en esta temporada es sobresaliente y sin desperdicio: maravillosos planos amplios e interesantes encuadres acompañados por una bellísima iluminación nocturna, todo ello sumado a la delicada reconstrucción de época hasta en detalles mínimos. Y la música, desde luego, que recurre a artistas y canciones de los cincuenta que se salen de lo obvio y solo en muy pocos casos son de los más conocidos o que hayan perdurado.
En definitiva, una correcta entrega. Las subtramas siguen algo inconexas y pareciera que de pronto los personajes hubieran pasado a moverse por mundos diferentes, pero confío en que los episodios venideros las irán uniendo y allí tenemos la muerte de Rayberry que, si bien previsible por cómo había terminado la entrega anterior, puede ayudar a ello.
A ver qué nos trae el próximo episodio. Hasta entonces y sean felices…