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Análisis de Snowpiercer (Rompenieves). Capítulos 1 y 2

Bienvenidos al análisis de Snowpiercer, la nueva serie de Netflix basada en la película del mismo título dirigida por Bong Joon-ho, ganador del Oscar por Parásitos. El gran Carlos María Porras era quien debía ocuparse de estos análisis pero se encuentra algo pocho, así que os tendréis que conformar conmigo. Se han estrenado los dos primeros episodios (será uno por semana) y vamos a ver lo que han dado de sí. Ya os aviso: no me ha entusiasmado.

Episodio 1: Primero cambió el clima

El episodio se abre con una buena secuencia animada que nos pone en situación: el cambio climático ha triunfado y el planeta se ha congelado hasta el núcleo. Solo un puñado de supervivientes (unos 3000, según cuentan más adelante) sobreviven en un tren (el Rompenieves del título) que se mantiene en constante movimiento, dando la vuelta a la tierra. Formado por 1001 vagones, dentro del Snowpiercer encontramos una división de clases reflejo de la sociedad que dejaron atrás. Los ricos y poderosos viajan en primera clase, con todo los lujos, manteniendo su nivel de vida; los más pobres viajan en tercera y en la cola del tren se hallan aquellos que subieron a él sin billete, colándose en el último momento.

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Entre los colistas encontramos al protagonista de la serie, el inspector de policía Andre Layton (Daveed Diggs), quien junto a sus compañeros planea una revolución para alcanzar los vagones de primera clase y escapar de la injusticia y el hambre en la que vive. Sin embargo, algo trastoca sus planes. Entre las clases altas se ha producido un asesinato y él es el único inspector de policía del tren, por lo que la supervisora Melanie Cavill (Jennifer Connelly demostrando que es la mejor del reparto) le ofrecerá salir de la cola si resuelve el asesinato.

Este primer episodio sirve de presentación de los personajes, tanto en un bando (los colistas) como en el otro (los privilegiados). Al mismo tiempo se sientan las bases de lo que parece ser el motor de la serie: el descubrimiento de un cuerpo al que le faltan brazos, piernas y genitales. Descubrimos también que no es el primero y que ya hay alguien pagando por un crimen similar, ocurrido años atrás. Los criminales en Snowpiercer, o bien pierden un brazo por congelación, o bien son condenados a pasarse unos añitos en animación suspendida en unos cajones. Como cliffhanger final, tenemos el fracaso de la revolución que intentan los colistas y el descubrimiento de que el personaje de Jennifer Connelly es en realidad el misterioso Sr. Wilford, el supuesto propietario e inventor del tren.

Episodio 2: Preparados para lo peor

En el segundo episodio, Layton sigue descubriendo pistas al tiempo que recopila información sobre el Snowpiercer para así ayudar a sus compañeros revolucionarios. Esto sirve de excusa para echar un vistazo a los diferentes vagones que forman el convoy, desde el Vagón Nocturno al Vagón del ganado. Seguimos también echando un vistazo a las diferencias entre ricos, pobres y miserables y vemos como una avalancha destroza el vagón del ganado, poniendo en peligro el complicado ecosistema del tren. En medio de todo, Layton descubre donde están las partes que le faltan al cadáver, planteando la posibilidad de que hayan servido para aumentar el menú de la cafetería de tercera. También descubre que el difunto era en realidad un confidente que filtraba información a los dirigentes del tren, que andan más preocupados por saber si le contó a su asesino algo que no debía contar. Hasta aquí el resumen de lo que han dado de sí estos dos capítulos. Vamos ahora a entrar en los detalles.

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No, Snowpiercer no entusiasma

Cuando se crea un universo de ficción hay que crearlo muy bien o de lo contrario habrá cosas que chrirriarán y nos sacarán de él. Un ejemplo lo encontramos en la primera secuencia. Como ya he señalado, la apertura animada invita al optimismo, fundiéndose con el asalto de los colistas al tren pero, al mismo tiempo, una voz por la megafonía invita a embarcar a todos los que tienen billete. Llamadme tiquismiquis o igual es que la pandemía que estamos viviendo me ha vuelto muy escéptico con respecto a las series y películas distópicas / apocalípticas pero ya no puedo tragarme que mientras la civilización se derrumba alguien esté preocupado por pedirle los billetes a quien se sube al último refugio de la humanidad. Y suma y sigue.

Mientras se alternan escenas y secuencias bastante logradas, como la de la congelación del brazo y su destrucción a martillazos o la avalancha sobre el tren (o incluso las escenas de lucha, que dan bastante el pego) con otras que dan vergüenza ajena (la del polvo en el reservado es para que se lo hagan mirar) uno no deja de preguntarse: ¿y los ricos que hacen, aparte de comer?. ¿Siguen pagando el billete? ¿Se llevaron sus ahorros en la bragueta o pagan a base de transacciones? ¿A dónde van? ¿Qué pasará cuando se les acabe la pasta?

No son los únicos  que andan perdidos. En la cola un tipo grita: “Quiero ser padre. Soy el último australiano”, mientras yo me pregunto que para qué coño quiere traer un niño a un mundo que se ha ido a la mierda 7 años atrás. ¿No es absurdo mantener esa lucha de clases, esa situación de privilegio, cuando la sociedad se ha desmoronado?  La película homónima funcionaba porque nadie se preguntaba de dónde venían, a dónde iban y qué intentaban conseguir, al tiempo que también funcionaba como metáfora de la sociedad en la que vivimos gracias a su ritmo y a la brutalidad de algunas escenas; y aun así, en su tramo final, perdía bastante fuelle. También es verdad que Chris Evans, Tilda Swinton, Jamie Bell, John Hurt y Ed Harris ayudaban a apuntalar un andamiaje que en la serie se revela como bastante endeble.

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No es solo que la premisa resulte absurda. No es la primera vez que pasa. Ahí tenemos Into The Night, con ese avión dando la vuelta al mundo como quien va a comprar al super, pero por lo menos lo compensaban con ritmo, con tensión y con un reparto metido en unos personajes con más carisma y con más profundidad que todo el tren junto. Y con episodios cortos, lo que siempre se agradece. En cambio, en Snowpiercer el reparto es de aquellos que ni fu ni fa (excepto Connelly), lo del asesinato como leitmotiv es ramplón y mil veces visto y cuanto más se profundiza en lo de la lucha de clases y la sociedad distópica, más se pregunta uno si esta serie era necesaria. Así que espero que Carlos María Porras se recupere pronto porque yo no me veo con moral como para tragarme más episodios. Eso si, si me quedo os prometo que por lo menos vamos a reír. De aperitivo os dejo con un problema: si un tren tiene 1001 vagones, y cada vagón podría tener unos 20 metros de largo (igual me quedo corto pero es el máximo que he visto en un catálogo de Renfe de trenes para alquilar), ¿cómo es posible que Jennifer Connelly vaya de la cola a la locomotora en un día si el tren mide unos 20 km. de punta a punta? Chicos, la suspensión de incredulidad tiene un límite y creo que yo ya he alcanzado el mio. Un saludo y sed felices.

Pedro Pérez S.
Pedro Pérez S.
Aficionado también al cine, las series de televisión, la literatura fantástica y de ciencia ficción, a la comida, la cerveza y a todas las pequeñas cosas que nos hacen felices.
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3 COMENTARIOS

  1. Yo también he visto la película, y estoy de acuerdo en que es mejor que la serie, y que ésta podría no ser necesaria, pero se deja ver a pesar de sus incongruencias.

    Por otro lado yo podría dar una “explicación” al hecho de que vayan de punta a punta de un tren de decenas de Kilómetros como si nada… no olvidemos el canal de transporte rápido que tienen por la parte inferior de los vagones, ok?

    Gracias por el artículo, un cordial saludo y sed felices!!

    • Gracias por la aclaración Jordi. Creo recordar que eso se apuntaba en la película pero en la serie, que supuestamente empieza de cero (no entro a si anterior o posterior a la película, aunque imagino que es anterior por el final de aquella) ni se menciona. Creo que una explicación para recién llegados no habría estado de más. Un saludo y gracias por el comentario.

  2. Hola Pedro, en la película no recuerdo que aparezca este canal inferior, en el largometraje el progreso de los acontecimientos que ocurren son lineales y siempre camino hacia la cabeza del tren, no se necesita retroceder. Yo también soy de la opinión por lo que se ha visto hasta ahora, que los hechos de la serie parecen anteriores a la película.

    Un saludo y sed felices!!

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