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Análisis de Star Trek: Picard. Temporada 3. Episodio 6

Entramos ya en la segunda mitad de la temporada final de Star Trek: Picard y, por lo tanto, en cuenta regresiva para despedir a nuestro querido capitán. Analizamos el sexto episodio que es un aluvión de emociones para todo trekkie. Las serie, que tiene a Terry Matalas como showrunner y a Patrick Stewart como actor protagónico, es emitida por Prime Video.

Hola otra vez, trekkies y no tan trekkies. Aquí estamos nuevamente para analizar un nuevo episodio de Star Trek: Picard, en este caso el sexto de esta tercera y última temporada cuyo título aparece traducido como La Recompensa, aunque después de verlo caemos en la cuenta de que mucho mejor hubiera sido mantener The Bounty, título original en inglés muy referencial para quienes amamos la franquicia.

Por cierto, se trata de un episodio plagado de emociones que nos hace pensar qué tanto podrán nuestros corazones soportar los cuatro que quedan. Varios reencuentros de personajes conocidos e incluso alguna sorpresa: nos engañaron para bien, je…

Pasemos ya mismo a analizarlo no sin dejar de advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.

 

Paz, Silencio… y Venganza

Tras no verla por un episodio completo, comenzamos con Vadic, alterada y exigiendo saber paradero de Picard mientras recuerda a sus subordinados que se acerca el Día de la Frontera, evento ya antes mencionado y en el que, a lo Pearl Harbour, estará presente y expuesta toda la flota de la Federación.

Anuncia que pronto habrá cuerpos sin vida flotando en el espacio y regresarán la paz y el silencio, pero para ello necesitan primero consumar la venganza. Si bien el correr del episodio no revela el real significado de sus palabras, ya sabremos que tienen un componente mucho más siniestro de lo que suena a primera oída…

Escape a Athan Prime

Beverly comunica a Picard que ha encontrado una enfermedad en Jack y se trata del síndrome irumódico que, por cierto, heredó de él; de allí sus pesadillas de niño. Ha logrado controlarlo, pero está empeorando y parece terminal. Picard queda, obviamente, compungido y quizás preguntándose si no será ello otro motivo más de que su hijo le haya rechazado por tanto tiempo.

Junto a Raffi, Worf se ha transportado a bordo de la Titan y, como no podía ser de otra forma, su presencia es acompañada por el Tema Klingon de Jerry Goldsmith. El reencuentro con sus antiguos compañeros es, desde luego, altamente emotivo para ellos y para nosotros. Y si hablamos de reencuentros, también Raffi y Siete tienen el suyo aunque no haya pasado tanto tiempo.

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Sorprende a Riker un Worf más filosófico que dice preferir la sabiduría por sobre la violencia (eso porque no siguió su evolución en DS9, ja). El klingon les pone al corriente de su teoría de que se está preparando un atentado en la celebración del Día de la Frontera y necesitan entrar en la estación Daystrom para saber qué es lo que realmente fue de allí robado.

Les muestra la llave que le proporcionara Krinn y cuenta que desde que terminara la Guerra del Dominio, la estación tiene apenas tiene una vigilancia que pasa cada tanto, por lo que habría que aprovechar el momento entre dos guardias para transportarse.

En efecto, así lo hace junto a Riker y Raffi, mientras la Titan queda a la espera en las cercanías. pero naves de la Federación aparecen antes de lo previsto mientras Picard se pregunta cómo les han encontrado. Ello obliga a una retirada estratégica mientras Picard comunica al trío que les rescatarán antes de que llegue la próxima guardia y ordena poner trayectoria a Athan Prime. ¿Qué hay allí? Pues el Museo de la Flota y se nos acelera el pulso porque se nos dijo en algún momento que nuestro querido Geordi LaForge está a cargo del mismo…

Pura Emoción

Apenas llegados a las inmediaciones del museo, nuestros ojos se humedecen al no poder creer lo que ven: allí está, por ejemplo, la USS Defiant a la que tantas veces viéramos en DS9, pero también… la Enterprise 1701-A (sí, la de Kirk!!!) o, al menos, la versión que fuera restaurada en el final de Star Trek IV: Misión salvar la Tierra. Jack dice que es su favorita y lo entendemos…

No es la única referencia a esa película: también se halla el Ave de Rapiña que fuera rebautizada como USS Bounty y de la que Jack dice conocer bien su historia: “lo de la ballena” señala, en un giro maravilloso para todo trekkie. ¿O acaso no decimos siempre “la de la ballena” cuando, para no decir el título completo, nos referimos a la cuarta película de la franquicia? Si eso no es un guiño cómplice al fan, no sé qué lo es…

Pero hay además otra nave que nos hace lagrimear al verla y es la entrañable Voyager: Jack dice no reconocerla y Siete, emocionada, le cuenta que ella renació precisamente en esa nave cuyo prestigio fue forjado mucho más lejos que el de las demás. ¿Están todavía allí leyéndome? ¿O se les volvió a humedecer la vista al repasar el momento? ¿Cuánto valen esta escena y estos diálogos?

Hay, de todos modos, una nave que no reconocemos y es la USS New Jersey, identificada como NCC-1975. Apenas leer New Jersey, se me ocurrió pensar en el showrunner Terry Matalas pues es oriundo de dicha ciudad y ya hace rato viene poblando la temporada con referencias a sí mismo (como M´Talas Prime): poniendo pausa, fui a chequear en qué año nació y… en efecto: 1975. Más aún: lo de Athan Prime puede ser entendido como homenaje a Athan, personaje de su excelente serie 12 Monos, a la cual hay permanentes referencias y no sé qué esperan para verla si no lo han hecho…

¿Más emoción? Establecen contacto con Geordi LaForge (obviamente interpretado una vez más por LeVar Burton) y, sencillamente, no lo podemos creer… Está allí junto a su hija Alandra (Mica Burton), la cual, al igual que Sidney, naciera en aquel anti-tiempo futuro creado por Q: ¿recuerdan? El impacto del reencuentro es fuerte para todos, pero aun así Geordi se muestra molesto por los actos de rebeldía que Picard y los suyos vienen cometiendo al punto de haber puesto en peligro a Sidney. Por cierto: la relación con ella no da trazas de ser buena…

Pero por muy comodoro que ahora sea o posición que tenga en la flota, Picard sigue viendo en él a un amigo y, poniéndole al tanto de la situación, le pide ayuda para clonar un transponedor y, sin ser rastreados, poder ir en busca de los que quedaron en Daystrom. Conmociona a LaForge el saber allí a Riker (aún no le nombran a Worf), pero aun así se niega a ayudarlos y, además, Picard se halla desactualizado: Alandra le pone al tanto de que las naves de la flota están ahora integradas y cada una actúa como faro, Titan incluida. Decepcionado, Picard cae tristemente en la cuenta de que así fue cómo debieron encontrarlos…

Hay un gran diálogo entre Picard y LaForge en el cual ambos caen en la cuenta de que los hijos acaban cargando con lo bueno y lo malo de sus padres. “Solo tú, Jean-Luc Picard, puedes convertir la paternidad en un incidente intergaláctico” manifiesta Geordi en genial frase luego de enterarse que su ex capitán tiene un hijo. Llegan a un acuerdo para que Sidney se quede allí con él y Picard diga que no fue partícipe voluntaria de los últimos hechos.

En privado, sin embargo, ella va a hablar con su padre y, en otro gran diálogo, le recrimina haber querido que fuera ingeniera como él cuando lo suyo era pilotar. Enterada del acuerdo con Picard, no lo acepta y no está dispuesta a abandonarlo: dice que la tripulación de la Titan es ahora su familia e intenta convencer a Geordie de ayudarlos a la vez que despertarle sus viejos principios. Él se muestra molesto, pero parece conmovido…

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Sorpresivamente, la Titan comienza a sacudirse y por momentos desvanecerse. Infiriendo de inmediato lo que ocurre, LaForge acusa a Picard de haber robado el dispositivo de ocultamiento del Bounty, pero este jura y perjura no haber tenido nada que ver y es entonces cuando caen en que… han sido sus hijos.

Pero el ocultamiento no parece estable sino intermitente y termina siendo Geordie quien ayuda a estabilizarlo. Definitivamente, la conversación con su hija le ha tocado en su fuero íntimo y, de hecho, le agradece haberle ayudado a recordar qué hubiera hecho cuando era joven…

Maravilloso…

El trío que ha ido a Daystrom encuentra todo bastante extraño: parece ser, según Worf, una especie de depósito de la odiada Sección 31. Por si no la recuerdan, era una organización paralela de la flota que defendía métodos mucho más extremos y que apareció por primera vez en DS9, aunque lo siguió haciendo en otras series de la franquicia.

Emocionante pero a la vez escabroso hallazgo descubrir que tienen allí los restos de James T. Kirk que, se suponía, estaban en Veridian III. ¿Fueron robados por la Sección 31 o por alguien más? Sea como sea, se nos eriza la piel y más cuando de fondo se oye el leitmotiv principal de la serie original. Para más referencia, un tribble en cautiverio propina a Worf un buen susto y Riker se mofa de él.

Sin que lo sepan, la inteligencia artificial que controla la estación les escanea e identifica, particularmente a Riker. Aparece un cuervo en vuelo, hay chisporroteo y se oyen estridentes y aisladas notas musicales hasta que todo se hace oscuro y , apuntándolos con un arma, se presenta… el profesor Moriarty, el célebre villano de Sherlock Holmes que, una vez más, vuelve a ser interpretado por Daniel Davis. Se produce un tiroteo y pueden comprobar que dispara balas de verdad pero los fáseres ni le hacen cosquillas…

Todo parece una superposición de hologramas con un denominador común. Uniendo las notas musicales, Riker descubre que la melodía a la que le falta un final no es otra que Pop goes the Weasel, lo que lo lleva a aquel momento (episodio piloto de la temporada 1 de TNG) en que en la holocubierta de la Enterprise 1701-D se encontrara por primera vez con Data, que tenía justamente problemas para silbar el final de dicha canción. Todo conduce a él: la melodía, el cuervo con el que soñaba (temporada 6) o la representación holográfica de Moriarty (temporada 2).

Una vez más, Riker silba el final de la melodía y Moriarty desaparece diciendo “maravilloso”, exacta palabra que Data pronunciara aquel día. Cuando logran acceder a la terminal, se encuentran de hecho con lo que parece una reproducción suya (con un Brent Spiner algo mayor) mientras el corazón nos salta frenéticamente. Un holograma de Altan Soong se hace presente y cuenta que ha estado trabajando en un proyecto para unir en un único organismo sintético las personalidades de Lal, B-4, Lore y por supuesto… Data.

Vaya que nos engañaron con que no lo veríamos en esta serie, sino a Lore. Tenía sentido porque a Data le vimos morir, pero también es cierto que ello ya había ocurrido antes y las muertes son relativas en androides. Según Soong, esta nueva versión combinada tiene además la “estética de la edad”. Dicho de otra manera, envejece, lo cual significa que estamos ante un organismo: sintético tal vez, pero organismo al fin…

Al parecer, se trata de un proyecto que Soong no logró terminar o, al menos, no consiguió evitar que las distintas personalidades chocasen entre sí. Worf considera que “Data” puede saber qué es lo que fue robado de la estación y aconseja llevarlo a la Titan para tratar de activarlo. Pero la guardia ya está allí, al igual que, casi de inmediato, la Titan, que debe hacerse visible para poder transportarles.

Mientras Worf hace algún comentario divertido sobre la tecnología superior de los klingon, los hombres de la guardia ya están dentro de la estación. Fáser en mano, Riker sale a enfrentarlos a los efectos de distraerlos y ganar tiempo para el transporte. Lo consigue, pero cae prisionero…

El Regreso más Esperado

En la Titan hay emoción por el reencuentro de LaForge con Riker y con Worf, a quien no esperaba ver, pero también desazón por Riker. Worf promete traerlo de vuelta y Picard lo valora y agradece, pero está igualmente devastado. En privado, recibe la visita de su hijo y hay otro gran diálogo: Jack afirma que ha heredado algunas virtudes de su madre, pero ahora ha hallado también el origen de otras, como la lealtad y la valentía. En otras palabras, quizás su padre no le haya legado solo una enfermedad

Geordi trabaja en activar a Data: un Data distinto según propias palabras; un organismo positrónico según Beverly, que lo equipara a Picard. Vaya ironía: en el pasado fueron amigos como humano y androide y ahora se han convertido en algo diferente, pero los dos en lo mismo…

Geordi dice no poder aislar las personalidades contenidas, por lo que no sabe con quién se encontrarán una vez activado… En efecto, una vez que lo hace, Data pareciera estar dividido: por momentos es él, por momentos no.

Star Trek GIFs, Beverly Crusher in S3 of Star Trek: Picard (And JL...

Lo bueno es que les reconoce a todos, lo que significa que una parte suya sigue intacta y ello nos pone felices a todos. Pero cuando es consultado por el robo y qué se llevaron los cambiantes, repite incesantemente: “Jean-Luc Picard”.  Lo adjudican a un malfuncionamiento, pero en realidad es una respuesta: unos instantes después, proyecta una imagen en la que se aprecia que los cambiantes robaron restos humanos, precisamente los de Picard…

Lo último que vemos es a Riker, capturado y golpeado por los oficiales de la flota para que diga adónde se dirige Picard. No suelta palabra y, cansado, el líder del grupo asesina a los demás y, cambiando de forma, se manifiesta como Vadic, quien muestra a Riker que tienen cautiva a Deanna

Balance del Episodio

Capitulazo el que hemos visto y una tercera temporada que no solo sigue superando a las anteriores, sino también a sí misma. Me parecía difícil que fuéramos a ver episodios mejores que el tercero o cuarto, pero este ha superado la vara por más alta que la hubieran dejado.

Lo primero para destacar es, desde ya, el elemento emotivo. No es que sea algo que nos resulte extraño: quienes amamos el universo Star Trek ya estamos habituados a recibir algún golpe emocional de tanto en tanto, pero qué joder… ¿cuántos hemos tenido aquí, en un solo episodio?

Hemos visto los respectivos reencuentros de Worf y Geordi con sus antiguos compañeros más el bombazo de tener en la serie a Data, contra todo pronóstico y aunque más no sea compartiendo cuerpo con otros. Sumémosle museo, las naves, referencia a Kirk, Moriarty y hasta un tribble

No sé ustedes, pero yo he estado frágil durante toda la entrega y pausaba cada tanto para poder asimilar, pues la emoción era tanta que se me hacía difícil seguir prestando atención a la trama o bien necesitaba descansar antes del próximo golpe emotivo, que no es lo mismo que decir golpe bajo. Ello por no hablar de los brillantes diálogos que han poblado el episodio: entre Picard y su hijo, entre LaForge y su hija, entre Picard y LaForge, más el regreso de las clásicas chanzas entre Riker y Worf.

La paternidad sigue siendo tema central. Me equivoqué al suponer que se limitaría a uno o dos episodios, pues está claro que es el eje de la temporada. Ahora Jack comienza a sentirse orgulloso de su padre, lo mismo que Geordi de su hija y la experiencia va enseñando a todos que los hijos no tienen por qué ser necesariamente espejo de sus progenitores.

No deja de darle además atractivo extra el que LeVar y Mica Burton sean respectivamente padre e hija también en la realidad, como tampoco que Amanda Plummer (Vadic) sea hija de Christopher Plummer, quien interpretara al general Chang en Star Trek VI: Aquel País Desconocido.  La paternidad está por todas partes…

Maravilloso el ver cómo se van uniendo todas las series y películas de la franquicia, a la cual, insisto, esta temporada es una verdadera oda. El fragmento del primer episodio de TNG a modo de flashback es cabal muestra de ello. Y sin embargo, la celebración de la nostalgia es también reflexión sobre el presente y futuro: tanto Picard como Data son algo distinto de lo que fueron y, si lo hacemos extensivo a un plano espiritual, también Worf. Pero en todos los casos el pasado se presenta como despegue de algo nuevo

Escabroso y terrorífico pinta, en cambio, el asunto de los cuerpos. No sabemos aún a qué se refería Vadic cuando hablaba de cuerpos sin vida flotando en el espacio, pero el saber que estaban en Daystrom tanto el de Kirk como el de Picard y que este último ha sido robado, abre un gran interrogante sobre el siniestro plan que alguien, en algún lado, está pergeñando…

Y no ha faltado épica: lo del robo del dispositivo de ocultamiento ha sido genial mientras nos mataba el suspenso de saber si lograrían escapar a tiempo.

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Nos carcome ahora la intriga de qué vaya a pasar con Riker al saberle no solo a él sino también a Deanna en manos de Vadic. ¿Cómo actuará? ¿Entregará a Picard por ella? Por lo pronto, la promesa de Worf acerca de rescatarle nos genera confianza y allí puede estar la clave para evitarle el dilema ético.

En fin, nos restan solo cuatro episodios y, si el sexto ha sido así, créanme que no sé cómo prepararme emocionalmente para los que vengan. Por lo pronto, les espero para analizar el próximo.

Hasta entonces y sean felices: larga vida y prosperidad…

 

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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2 COMENTARIOS

  1. Otro gran episodio como dices, pero antes de ver al Tribble si te fijas vemos un dispositivo Génesis II. Que otro tipo de cosas guardaran. ¿Quien robó el cuerpo de Kirk si solo Picard sabía donde murió realmente? Ya que para la historia Kirk murió salvando a las naves que fueron dañadas por la cinta de energía. Lo del museo de naves fue algo maravilloso para los fans de Star Trek. Lo único que no me convence es que lo de Jack se una enfermedad y no algo más oscuro.

    • Hola Juan: gracias por comentar! Vaya, lo del dispositivo Genesis II se me pasó: es que, como he dicho en el artículo, me era muy díficil seguir tantas emociones cuando venían una tras otra en seguidilla; es como cuando una película es muy graciosa y por reírte te pierdes lo que sigue, jaja… En este caso acabábamos de saber de Kirk y de escuchar la música original, pero ahora que lo mencionas, me quedo pensando si el Genesis no estará allí con algún objetivo.
      Lo de cómo llegaron los restos de Kirk allí es una gran incógnita; en efecto y tal como dices, solo Picard conocía el lugar de sepultura, pero creo que todo eso es algo que está por saberse, lo mismo que cuál es el sentido que le piensan dar a los cuerpos: de momento, luce todo muy escabroso.
      Con respecto a lo de la enfermedad, bueno, es que yo no creo que sea realmente así o que el síndrome sea lo único que esté afectando a Jack. Claramente hay algo más y sospecho que la puerta roja debe tener algún sentido, lo mismo que las voces que oye. Los cuatro episodios que nos quedan, intuyo, serán muy reveladores además de emotivos.
      Gracias por el valioso aporte de siempre, Juan, y nos encontramos en el siguiente capítulo. Larga vida y prosperidad…

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