Con un gran episodio inicial, ha sido estrenada The Walking Dead: Dead City, serie que, creada por Eli Jorne con inspiración en el mundo imaginado en los cómics por Robert Kirkman, es claramente hasta aquí el más oscuro de los spin-offs a que ha dado lugar la serie original y, si así lo confirma el futuro devenir de la temporada, quizás también el mejor.
The Walking Dead: Dead City es el cuarto spin-off de la serie The Walking Dead, pero el primero en desprenderse directamente de la misma, ya que continúa a dos de sus personajes principales, como son Maggie (Lauren Cohan) y Negan (Jeffrey Dean Morgan). No es extraño entonces que este primer episodio entre directamente a la acción de la trama sin necesidad de presentación ni prólogo, ya que ambos son bien identificables para los seguidores de la franquicia y no en vano la entrega se titula “Viejos Conocidos”.
Sin embargo, no hay que pensar que es The Walking Dead temporada 12. Al igual que el resto de los spin-offs, la serie tiene su personalidad y un tono mucho más oscuro favorecido por la atmósfera urbana asfixiante de la New York postapocalíptica.
Sin más trámite, pasamos a analizar este primer episodio advirtiendo que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y recordando que pueden, en los correspondientes links, leer nuestros análisis del resto de las series de la franquicia.
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La Alianza Impensada
Comenzamos con Maggie oteando a la distancia y con catalejo la isla de Manhattan. Un instante después la vemos hecha una fiera salvaje mientras literalmente destroza a un caminante y más tarde repartiendo hostias en un bar a puro golpe y bota-navaja para deshacerse de los matones de la dueña (Michelle Hurd), quien erróneamente cree que se halla husmeando para un tal Vásquez.
No sabemos nada del aludido, qué hace o si tendremos noticias suyas más adelante, pero sí que la mujer está entre ojos de la ley por manejar alcohol, drogas y prostitución. Maggie no está espiando ni trabaja para nadie: su objetivo es hallar a Negan, a quien, junto a una niña, se cruza por el camino al echar a huir raudamente en la camioneta.
Como si fuera un bandido del oeste, él está buscado y su rostro puebla afiches de recompensa. La niña que le acompaña se llama Ginny (Mahina Napoleon) y Negan ha asumido su protección desde que la hallara desvalida, sin familia y perdida el habla tras salir a buscar a su padre y encontrarlo convertido en caminante.
Maggie deja en claro a Negan que es la última persona a quien acudiría, pero las circunstancias lo exigen: su cabaña ha sido allanada en ausencia y su hijo Hershel (Logan Kim) raptado por una banda criminal de la cual solo sabe que su líder es apodado El Croata y que para llegar a él hay que atravesar la isla de Manhattan.
La razón por la cual ha ido por Negan es que el sujeto en cuestión silbaba de modo idéntico a él, de lo cual infiere que le conoce. En efecto, el tal Croata fue en el pasado parte de Los Salvadores y Negan lo define como un verdadero hijo de p…
En concreto, Maggie necesita de Negan para llegar hasta Herzel y cuenta como as de espadas con la amenaza de entregarlo. Además, ofrece refugio para Ginny en su comunidad, lo cual da impresión de producir en él mayor efecto que lo otro. Se produce entonces una alianza entre opuestos que remite mucho a western (casi imposible no pensar en El Bueno, el Feo y el Malo).
El principal entre quienes andan tras la cabeza de Negan es un marshal de la cercana comunidad de Nueva Babilonia, mezcla de policía, cazarrecompensas y justiciero por mano propia cuyo nombre es Pearlie Armstrong (Gaius Charles). No se anda con sutilezas y es capaz de arrojar a la dueña del bar a los caminantes aun cuando esta le dé los datos requeridos sobre Negan y la mujer que le andaba buscando. Una guía de la ciudad de New York que Maggie perdió en su huida le termina de confirmar posible destino…
Lluvia Zombie
Como no podía ser de otra forma, en el camino a Manhattan hay tensión entre Maggie y Negan. El resentimiento de ella, desde ya, viene del asesinato de Glenn en aquella fatídica noche a la cual nos hace regresar algún fugaz flashback. Él, por su parte, le recrimina que le siga viendo como “el malo” cuando la realidad es que en ese mundo no hay malos o bien todos lo son. “¿A cuántos padres y esposos mataste?”, le enrostra.
Haciéndose de una lancha y tomando como rehén a un alguacil de Armstrong, se abren camino a una Manhattan devastada en la que, volados sus puentes y cubierta por la niebla, reinan las ratas, las cucarachas y, desde luego, los caminantes que, dado que estamos entre rascacielos, llueven desde lo alto…
Armstrong les va a la zaga y se produce una escena de gato y ratón dentro de una fábrica de indumentaria repleta de zombies. El alguacil al que tienen como rehén está a punto de ser devorado por uno de ellos, pero es salvado a tiempo por Negan. Fortuna momentánea porque es inmediatamente después muerto de un disparo por el propio Armstrong…
Este intenta convencer a Maggie con la promesa de que la dejará en paz si entrega a Negan, pero no es garantía de acuerdo a cómo se comportó con la mujer del bar o con su propio alguacil. Ella está a poco de acuchillarlo y luego él de asfixiarla, pero Maggie termina ganando el forcejeo y lo golpea con su propio rifle. Sin embargo, cuando está a punto de rematarlo, advierte sobre ella la mirada de Negan y nos viene la imagen de él acabando con Glenn.
Mientras tanto, tenemos noticias de El Croata (Željko Ivanek), quien, en su cuartel de operaciones en lo alto de un edificio, tiene maniatado a Hershel, al que intenta llenar la cabeza con que el hombre que mató a su padre ha estado por años viviendo en su comunidad con el aval de su madre.
No logra quebrarlo y está por recurrir a la tortura física cuando le avisan que uno de sus cautivos ha escapado. Instantes después y mientras el mismo intenta huir, le corta el cable con el que intenta cruzar de una terraza a otra y se abalanza presto al borde por el sádico placer de verle estrellarse…
Balance del Episodio
Mi opinión puede sonar impopular, pero suelo no coincidir cuando se dice que The Walking Dead es una franquicia agotada y se está exprimiendo siempre el mismo limón. Por el contrario, sorprende la capacidad de seguirle encontrando giros interesantes a un mundo que es limitado en sí mismo. Cada serie, guste o no, ha tenido su personalidad y The Walking Dead: Dead City es, hasta ahora y sin dudarlo, la más oscura.
Quizás alguien pueda pensar que la serie madre ya es oscura en sí, pero a pesar de la apariencia, no es así: es bastante luminosa, con la mayor parte de sus acciones a campo abierto y personajes o situaciones que, en medio de ese mundo, reivindican valores como la amistad, la cooperación o el amor.
Aquí todo es distinto, con menos concesiones si se quiere: la alianza entre Maggie y Negan es una alianza forzada por las circunstancias, pero que calza de manera creíble en la historia. En su brutal antagonismo, se complementan a la perfección y tienen una forma especial de química, a lo que ayuda el buen trabajo tanto de Lauren Cohan como de Jeffrey Dean Morgan.
La primera encarna para esta altura a una verdadera badass sin nada que envidiar a Kate Beckinsale en la saga Underworld, pero para quienes hemos seguido la serie principal, el camino que la ha llevado a ello es perfectamente natural y se entiende a partir de su pasado, su desolación y su rabia. Y allí reside el encanto del antagonismo: la línea que separa a Maggie de Negan se vuelve difusa…
En esa primera escena en que destroza a un zombie la cabeza, ella no luce lejos de la frenética locura con que él descargaba a “Lucille” sobre Glenn o Abraham. Y lo mismo cuando después, en la fábrica de indumentaria, está a punto de destrozarle el cráneo a culatazos a Armstrong. Interesante apuesta la de llevar al personaje a un límite en que las fronteras morales se vuelven imprecisas.
Por otra parte, esa devastada ciudad de New York da un clima por completo diferente de cualquier otra serie de la franquicia, con una lobreguez y sofocante claustrofobia que ni siquiera encuentra parangón en aquella escena urbana ya icónica de Rick en Atlanta con caballo y tanque incluidos (por cierto, tanto uno como otro desfilan durante los créditos iniciales). Aquí no ves venir a los caminantes como en campo abierto: pueden estar detrás de cualquier escaparate o a la vuelta de la esquina, pero además (y en eso sí hay coincidencia con el resto de la franquicia), no son ellos el principal problema sino los humanos…
Y las alimañas, claro: las ratas saliendo de las bocas de los zombies provocan más repulsión que los zombies mismos y la escena de las cucarachas es genial al mostrarnos cómo gente que no teme a los caminantes termina ante ellas huyendo despavorida: Negan, sin ir más lejos. Siempre se dijo que las cucarachas sobrevivirían a un apocalipsis nuclear y es una gran alegoría plantear que quizás también a uno zombie…
Y ya que hablamos de zombies, lo de que caigan como granizo me pareció una idea genial y muy apropiada a este tipo de entorno, pues… ¿en qué otro ámbito podríamos presenciar algo así?
Tanto en historia como en fotografía y escenografía, el clima de la serie remite algo a Calles de Fuego (aquí retro-análisis) y más todavía a 1997: Rescate en Nueva York, con un cierto “toque Carpenter” que lo recubre todo. La densa atmósfera urbana tiene también alguna reminiscencia de manga, toque novedoso considerando que la base de la historia no procede de uno.
Pero, por sobre todo, hay mucho de western. Desde la alianza entre opuestos hasta los carteles de buscado pasando por la figura del marshal e incluso su atuendo, estamos ante un entorno en el cual la ley se vuelve laxa o inexistente, dando lugar al sálvese quien pueda y a la justicia por mano propia. Estamos, por cierto y a juzgar al menos por este primer episodio, ante la serie con más acción de la franquicia, acción a la que, como hemos dicho, se entra de manera directa, a puro vértigo y sin anestesia.
Celebro que Maggie haya acabado optando por no matar a Armstrong, que se perfila como personaje por demás interesante. Su discurso, conservador y defensor de valores tradicionales y familiares, es lo que en su mentalidad da sentido a su accionar. “No es que yo quisiera hacerlo; es que había que hacerlo”, se justifica tras arrojar a la dueña del bar a los zombies. Parece casi un paladín trasnochado del american way of life que no toma conciencia de que el mismo ya no existe…
No sé todavía qué pensar del Croata porque lo hemos visto poco, pero está magníficamente interpretado por el esloveno Željko Ivanek y se perfila como un villano de lo más desalmado, haciendo recordar a Negan en sus “mejores días”, lo cual en parte es lógico ya que la propia historia corre a este último de ese lugar y nos obliga, a nuestro pesar, a empatizar con él. La relación pasada entre ambos aún no está clara, pero parece haber algún conflicto de larga data y, dado que no habíamos visto al Croata entre los Salvadores, quizás venga de antes de que Negan se cruzara con Rick y los suyos.
En cuanto a Michelle Hurd (Daredevil, Jessica Jones, Star Trek Picard), es una pena que su personaje no vaya a tener más ruedo, pues pintaba interesante y es un desperdicio haber echado mano de ella para tan poco. Lo que sí se me ocurre es que volveremos a saber de Ginny, pues a Negan le costó despedirse y no creo que su pérdida del habla haya sido puesto al azar sino como un probable detalle al servicio de la historia.
Un dato: no hemos tenido noticias de la esposa de Negan (Anne), ni tampoco de su hijo y no se dice nada al respecto, apenas que él “caminaba solo” al encontrar a Ginny. Habida cuenta de que el hijo de Maggie es ahora adolescente, todo permite suponer que ha pasado un buen tiempo desde los sucesos de la serie original. No sabemos, por lo tanto, qué ha pasado en el medio con la familia de Negan y doy por sentado que será explicado con el correr de los capítulos.
En síntesis, este primer episodio me ha encantado. Ojalá siente buen precedente para lo que sigue; por lo pronto, estaremos aquí para analizarlo. Hasta entonces y sean felices…