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Análisis de The Walking Dead: Dead City. Temporada 1. Episodio 4

Con un episodio a puro vértigo, entramos de lleno en la segunda mitad de esta primera temporada de The Walking Dead: Dead City. Nos toca hoy analizar el cuarto, cuyo título es Todos ganan su Premio. Creada por Eli Jorne, la serie es emitida por AMC+.

Hola otra vez, caminantes del apocalipsis. Espero que, como quien suscribe, estén realmente disfrutando de esta primera temporada de The Walking Dead: Dead City, pues hasta ahora no decae ni en ritmo ni en clima.

En la entrega que hoy analizamos, la cuarta, asistimos a una batalla múltiple y memorable dentro del Madison, así como a la confirmación del Croata como un villano que será difícilmente olvidable para los amantes de la franquicia, tanto que el querer que muera de una vez por todas entra en conflicto con nuestras ganas de seguirlo viendo.

Pero pasemos ya mismo a analizar lo que nos ha dejado este episodio, no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí los análisis previos de esta y las otras series de la franquicia…

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La Línea que no se cruza

Comenzamos con un flashback que nos lleva a los días en que Negan y el Croata trabajaban juntos. Se les ve lógicamente rejuvenecidos y no solo tenemos oportunidad de ver nuevamente a Lucille (me recorrió un escalofrío), sino también a Simon, interpretado una vez más por Steven Ogg, a quien no veíamos en la franquicia desde la octava temporada de la serie principal.

La escena ilustra de modo cruento lo que ya sabíamos sobre el conflicto que enfrentó a Negan con el Croata, aunque no llegan a mostrarnos la pérdida de la oreja que, dado el tono gore de la serie, es de suponer que reservan para otro momento: no van a perderse el “momento Van Gogh”.

Simon se queja ante Negan de la falta de límites del Croata y sugiere ponerle un freno. Al ir a verle y en una escena que parece sacada de Hostel, este tiene en una silla a una niña a la que, para arrancarle información, ha torturado hasta desfigurarla.

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Se jacta de ello, pero Simon le echa en cara que la de los niños es una línea que los Salvadores no cruzan, algo que ya Negan ha demostrado varias veces…

Ecos de una Antigua Melodía

Vueltos al presente, el grupo está planeando su incursión al Madison, en la cual Maggie recuperará a su hijo mientras Tommaso y Amaia tendrán su ansiada chance de acabar con el Croata: “todos ganan un premio”, como reza el título del episodio. Hay, sin embargo, preocupación en la pareja porque nadie ha visto a Luther. Negan busca relativizar el asunto aduciendo que nunca había estado muy de acuerdo con el plan, cosa que bien saben ellos que es cierta. El rostro de Maggie, sin embargo, revela desconfianza y razones no le faltan.

Negan admite que encontrarse cara a cara con el Croata puede ser para él conflictivo, algo así como “escuchar el eco de una melodía que ya no quería volver a escuchar”. La analogía musical da pie a que Maggie cuente que en Hilltop le enterró su armónica a un tipo que la tocaba de noche y no dejaba dormir a Hershel. Negan insinúa que ella también puede ser impulsiva, pero ella le enrostra que él directamente hubiera enterrado al sujeto en algún lugar oculto, sugiriendo así tácitamente que ese puede haber sido el destino de Luther…

En la Arena

A través de la estación de tren subterránea, logran ingresar al estadio, insólitamente sin vigilancia. Un muchacho atado a una silla hace temer tanto a Maggie como a nosotros la posiblidad de que sea Hershel, pero Negan comprueba que no es así y sea quien sea, ya está convertido en zombie, por lo que da rápida cuenta de su cerebro.

La falta de gente del Croata es parte de una trampa. Está instruyendo a un adolescente al que, mientras busca convencer de que no debe temerle, explica el funcionamiento de un reproductor de CD. Un silbido suena procedente del aparcamiento y el Croata infiere que Negan ya está allí, por lo que sale a buscarle mientras el muchacho activa el temporizador del CD.

Maggie termina de confirmar que Negan ha matado a Luther, tal como lo demuestra que tenga en su poder el estuche de cera de abejas que siempre llevaba consigo: nada que no esperara, por cierto, pero no dice palabra al resto. Separan caminos: él atrae al Croata y sus hombres hacia el aparcamiento mientras Maggie y el resto se dirigen a la arena del estadio: por el camino se encuentran con Ginny, quien les ha seguido tras ver a Negan ingresar con ellos por los túneles del metro.

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Todo es una trampa. Por los parlantes comienza a sonar una canción en croata: he buceado en internet y comprobado que es Proplakat’ će zora, interpretada por el artista Mišo Kovač, máximo vendedor en la música de su país: imposible graficar de mejor modo lo dicho por Negan sobre una melodía que no quería volver a escuchar.

Mientras tanto, en otro lugar, una vela se consume, un barril estalla y vuelan los cristales del estadio que, en poco tiempo, se llena de caminantes ingresando por todos los accesos.

El grupo de Maggie queda acorralado. En un momento, Tommaso es atrapado por zombies y tenemos la sensación de que le han devorado: no es así, pero ya sabemos que en esta franquicia las “falsas muertes” pueden anunciar las verdaderas algunos episodios después. ¿Será así nuevamente?

Terminan recluyéndose en la misma jaula en que viéramos a Armstrong luchar contra los caminantes. A Maggie se le ocurre quitar los paneles y salir formando un cerco de escudos al estilo de las formaciones espartanas o la falange de Filipo y Alejandro: buen recurso…

Abriéndose paso entre el infierno zombie, logran llegar a las alcantarillas por donde Tommaso, conocedor del lugar, sabe que pueden escapar y así lo hacen. La última es Maggie, que deja unos barriles cerrando el paso…

La Rana y el Escorpión

Negan y el Croata se encuentran cara a cara. Bajo el disfraz de una falsa cortesía que parece más ironía que otra cosa, este saca a relucir el pasado y echa sal en las heridas preguntando por Lucille y diciendo estar al tanto de la pérdida del Santuario en la guerra con Alexandria. No obstante y mostrando dudosas intenciones de diálogo, ofrece a Negan la posiblidad de sumársele para hacer de la isla un nuevo santuario. Su amabilidad destila sarcasmo y hasta bromea con que perdió una oreja, pero tiene otra.

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Para demostrar “buena voluntad”, hace traer un sujeto encapuchado y todos, hasta Negan, creemos que es el hijo de Maggie, pero para nuestra sorpresa se trata del marshal Armstrong. Negan replica que es a Hershel a quien quiere y el Croata repone que ya lo sabe, tras lo cual arroja literalmente a Pearlie desde lo alto.

Negan alcanza a auxiliarlo y ponerle a salvo, aunque con una fea herida en la pierna producida por un arpón arrojado por el Croata que, de todas formas, no parece al menos por ahora tener interés en matar a Negan. Alcanzar a huir y una vez a seguro, Armstrong aprovecha una distracción para tomar el arma de Negan y, mientras lo apunta, le recita la letra de los códigos y le recuerda sus cargos por asesinato de cinco personas. La vieja fábula de la rana y el escorpión…

Balance del Episodio

Entramos ya en la segunda mitad de temporada y la serie no decae. Hemos tenido una entrega con mucha acción y debo admitir que, a pesar de mis dudas sobre el Madison como escenario debido a su inminente demolición, ha dado un magnífico marco para una gran batalla con falange macedónica incluida. Y a propósito, está claro que cuando la civilización tecnológica se derrumba a nuestro alrededor, reaparecen las tácticas de la vieja guerra…

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Los flashbacks, a decir verdad, no vienen aportando mucho: por lo general nos muestran lo que el guion ya contó, pero en este caso el del inicio ha venido con el plus de permitirnos no solo ver nuevamente a Simon y a Lucille, sino también de darnos el primer encaramiento de la serie entre Negan y el Croata, perfecto prólogo para el duelo memorable (más verbal que físico) que vimos después.

Ya para esta altura y a medida que lo vamos conociendo, hay que decir que Željko Ivanek compone un villano de los que dejan huella: su perversa amabilidad da miedo y su falta de códigos también, tal como queda demostrado cuando entrega en bandeja a Armstrong después de haberle garantizado que estaba seguro con ellos. Se nos hace difícil, sobre esa misma base, pensar que su oferta a Negan sea sincera y, de hecho, está claro que este lo sabe…

Es que a la larga ni uno ni otro pueden dejar de ser quienes son. La diferencia, en todo caso, es que Negan libra consigo mismo una batalla interior que cada tanto pierde al emerger la naturaleza sádica de otros tiempos. Pero el Croata no tiene conflicto alguno ni se hace planteos morales: el suyo es un pragmatismo de lo más perverso y pasará por encima de su propia palabra cada vez que necesite hacerlo. Negan tiene algún límite; él ninguno…

Y si hablamos de gente que no puede dejar de ser quien es, hay que mencionar por supuesto al marshal Armstrong. Rayando el fundamentalismo, su respeto ciego por la ley le lleva incluso a traicionar a quien le acaba de salvar la vida. Así y todo, me da la impresión de que se viene una de esas clásicas alianzas de western entre opuestos, pues necesitan trabajar juntos si quieren salir del Madison.

Y todos tienen sus secretos. Maggie le ha escondido a Negan la presencia en el lugar de Ginny y hasta ahora ha tenido la fortuna de que él y la niña no se hayan cruzado: ¿qué sucederá cuando lo hagan y quede en evidencia que ha estado mintiendo? Otro tanto puede decirse de la muerte de Luther si sus seguidores llegan a enterarse que ha sido asesinado por Negan…

Por último, la metáfora sobre la melodía del Croata fue genial, pues no hay mejor metáfora que aquella que vale tanto para el sentido figurado como para el literal y, en ese sentido, la contradicción entre lo que oíamos y veíamos mientras Maggie y los suyos avanzaban destrozando cabezas de zombies fue realmente maravillosa.

En fin, nos quedan dos entregas para cerrar la temporada y no sabemos si estará en los planes hacer una segunda (aunque algunas declaraciones de Mahina Napoleon parecieran haber dejado entrever que sí), pero de momento la serie se impone como el mejor y más oscuro de los spin-offs de la franquicia y encima da la impresión de que lo mejor está aún por verse. ¿No lo creen?  Madre mía: echen un vistazo…

Hasta la próxima y sean felices…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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