Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.
Seguramente ya lo sabrás, cultivado lector. Cómo no. Netflix nos enchufó un película de 1 hora llamada “Chimenea en tu hogar” en su plataforma y fue de lo más visto en su chiringo durante las navidades pasadas. Por supuesto ya tenemos mil análisis socioculturales del porqué de tremendo éxito de una película de una hora con unos troncos quemándose. Es decir, sobre el significado político, sociológico, anímico, futbolístico, económico, sexual y demás de tan extraño éxito. Pero antes de nada procedamos a compartir el trailer oficial de Netflix sobre dicha película, como mandan los cánones:
Pero al hablar de “Chimenea en tu hogar” hay que recordar que en este sacrosanto lugar somos mucho de la 100cia. Nos encanta sacar peipers, soltar expresiones en inglés aleatorias o directamente inexistentes, hacernos los listos y huir de la gente que, harta, procede a tirarnos ladrillos por brasas e insoportables. Pero siempre nuestra acción está guiada por la 100cia y por nuestro amor a compartir el conocimiento con el bello, querido, brutal y salvaje Pueblo.
Es por eso que ponernos a analizar el éxito de “Chimenea en tu hogar” debemos antes ver qué más cosas hay. El éxito es siempre algo que pasa en una circunstancias, pero en otras no. Cambiar esa bombilla no te convierte en electricista. Hacerte una tortilla no te convierte en cocinero. Encender y apagar el ordenador cuando algo te falla no te convierte en inform…bueno, esta última es más discutible, pero el concepto creemos que ya está claro.
¿Qué más cosas tuvimos además de “Chimenea en tu hogar” por las plataformas y teles convencionales de siempre?
1) Especial de José Mota: posiblemente el último especial fue un intento de acabar con los accidentes de tráfico vía dormir a todo dios de aburrimiento en nochevieja y que nadie saliera de casa hasta el día siguiente. Los que conseguimos mantenernos despiertos pudimos contemplar con horror cómo todo fue un espectáculo cobardica en el que no hubo un sólo chiste medianamente transgresor, valiente o con mala uva. Fue un masaje sin ganas repitiendo lugares comunes digno de una representación de fin de curso de unas niñas de 9 años en un colegio religioso. Al menos niñas de ese palo dicen palabrotas a veces, yo qué sé. Pero por dios, lo de Joaquín del Betis pasando por gracioso NO, NO, NO.
2) Especial La Pedroche: otro año con la gran sopresa (bostezo) de cómo de mamarracha saldrá vestida. Otro año más con el debate (bostezo) de si hace bien. De si es hipócrita con lo que dice. Que si este año el vestido está hecho por peluqueros pelirrojos cojos huérfanos con licenciatura de economista forofos del Atlético de Madrid para darles visibilidad (pobre gente, en verdad). Que si vaya dieta, que si está gorda, que si ni puta idea tenéis. Sólo escribir cada frase de este párrafo nos da sueño y dentera por igual, así que los shows repetitivos sobre los especiales de Cristina Pedroche y todos los comentarios/polémicas prefabricadas al respecto ya ni hablamos.
3) Especial Cachitos: el programa de los jóvenes irónicos gafapastas que se creen superiores al resto de despreciables indígenas que comparten país con ellos. El sentimiento de desprecio y al mismo tiempo amor al Pueblo nos hermana con el público objetivo de este programa. Pero amigos, ya son muchos años de canciones recortadas a unos segundos y subtítulo con juegos de palabras generados por una IA diseñada por chavales de un grado medio de Cangas del Porrazo. Es ya tanto así que la pretendida mala baba de los subtítulos es tan forzada que parece de nuevo prefabricada y de plástico. De nuevo, muchísima desgana y pereza. Y, como siempre, subtítulos masajeadores y en el fondo cobardicas, no abandonando prácticamente nunca lugares comunes con sus jefes. Por no decir que los perpetradores del programa posan y visten como si nunca hubieran salido a más de 3 km de la Puerta del Sol de Madrid.
4) Los discursos del Rey, del presidente de la Comunidad Autónoma y de Juan Cuesta el de Aquí no hay quien viva: año tras año discursos que les escriben otros, insustanciales, leídos con desgana, irrelevantes a más no poder. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que hay gente QUE SE LOS TOMA EN SERIO, que es como tomarse en serio los combates de wrestling americano, los arbitrajes de fútbol en España o al 99% de los youtubers. Es más, hay gente que lo analiza y que da vivas o critíca que diga no sé qué o no se cuantos. Es por esta gente que a veces creemos que el Pueblo no merece que nos leamos tantos peipers. Pero en fin, como estamos en la época de las IAs esperemos que pronto sean ellas las que hagan los discursos e incluso generen locutores que los lean en las navidades. En realidad saldríamos todos ganando. Al menos Juan Cuesta se jugó el tipo en Navidades, no sé.
En definitiva, creemos que con estos otros elementos en disputa analizados es suficiente para entender desde un punto científico el éxito de “Chimenea en tu hogar” de Netflix en las Navidades pasadas. “Chimenea en tu hogar” fue un refugio de tranquilidad ante la extrema violencia y tedio combinados del resto de sus competidores televisivos convencionales. Y desde aquí, amado Pueblo, estamos con vosotros en este búsqueda de la tranquilidad, la paz y el huir del griterío.
Sed felices.
¡Hola! Pues en Navidades no pude tener Netflix, así que no he podido ver la peli “Tronquitos calientes”, imagino que tendría varias escenas tórridas. No sé si al final de tanto ardor sobreviviría alguno de ellos.
Sobre los especiales de nochevieja… mucho me temo que esto irá de mal en peor los siguientes años. Las nuevas generaciones no van a poder vivir un momento “empanadilla de Móstoles” (y eso que era humor bastante inocente) y, ni mucho menos, de aquel momento mítico de las nocheviejas, que encima me pilló en edad adolescente, me refiero al momento Sabrina. En fin, siempre nos quedará mirar por la ventana (de casa). ¡Saludos!
¡Hola! Pues en Navidades no pude tener Netflix, así que no he podido ver la peli “Tronquitos calientes”, imagino que tendría varias escenas tórridas. No sé si al final de tanto ardor sobreviviría alguno de ellos.
Sobre los especiales de nochevieja… mucho me temo que esto irá de mal en peor los siguientes años. Las nuevas generaciones no van a poder vivir un momento “empanadilla de Móstoles” (y eso que era humor bastante inocente) y, ni mucho menos, de aquel momento mítico de las nocheviejas, que encima me pilló en edad adolescente, me refiero al momento Sabrina. En fin, siempre nos quedará mirar por la ventana (de casa). ¡Saludos!
Yo más apuesto por el mismo y espantoso nivel de este año. Una y otra vez. Durante años.
Yo más apuesto por el mismo y espantoso nivel de este año. Una y otra vez. Durante años.