Netflix ha estrenado Agente Stone, una de sus películas más esperadas. Y es que su protagonista, Gal Gadot, tiene mucho carisma y su tirón entre los fans más friquis es evidente. Su Wonder Woman era de lo mejor del agonizante DCU y se le echará de menos, aunque puede que la actriz haya encontrado un nuevo personaje franquicia. Al lío.
Gadot, Gal Gadot [sg_popup id=”474931″ event=”inherit”][/sg_popup]
Rachel Stone (Gal Gadot) es una agente secreta tan secreta trabaja para una organización que es un mito entre los agentes secretos de toda la vida. La Carta (así se llama el invento) está compuesta por agentes secretos que van por libre, apoyando al resto de agencias secretas sin que ni ellas mismas lo sean.
Stone trabaja en esta ocasión para el MI6 tratando de impedir que los malvados de turno se hagan con El Corazón, un ordenador cuántico tan potente que rieté tu de ChatGPT y demas derivados. Las IA están de moda, como bien sabe Tom Cruise.
Agente Stone no esconde su vocación de franquicia ni su muy descarado intento de emular a James Bond. Los títulos de crédito, introducidos después de una larga secuencia de acción que sirve de presentación de los personajes, calcan los de la saga del agente 007 pero nos llama la atención lo molona que es esa escena introductoria (los títulos podrían ser mejores), muy por encima de los churros que Netflix suele ofrecernos. La verdad, ahí ya nos tienen ganados.
Tras dicha secuencia, Stone y sus compinches (Jamie Dornan, Alia Bhaat, Matthias Schweighöfer y un Jon Kortajarena con caro de palo) viajan por varios lugares del globo para cumplir su misión, destacando una lograda persecución por Lisboa, un enfrentamiento en las alturas en un desierto de África y terminando en la nieve de Islandia, que los paisajes nevados siempre lucen bien en pantalla.
Todo eso al servicio de Gal Gadot, estrella indiscutible de la cinta. Gadot salta, corre, lucha y hace mimos a un gatito. ¿Qué más queréis? La actriz parece firme candidata a ser la nueva James Bond si a los productores de la franquicia se les pasase por la cabeza cambiar el género del personaje, cosa muy improbable.
Acción made in Netflix pero algo mejor
Agente Stone nos ha gustado. No lo vamos a negar. La cinta entretiene, no es una chapuza y se sitúa entre lo mejor de la plataforma por lo que al género se refiere. Ahora bien, tampoco le pedimos demasiado. Por ahí he leído que no llega a la altura de Misión Imposible ni John Wick. A ver, tampoco creo que lo pretendan. Aquí es como irse al restaurante del pueblo de toda la vida y compararlo con uno que salga en la guía Michelín. Realmente no viene a cuento.
Por ponerle peguitas a Agente Stone, la trama no es un dechado de originalidad. La idea de un superordenador con capacidad para verlo todo y predecir lo que va a ocurrir ya la tuvimos (y muy bien hecha) en la serie Person of Interest.
La película tampoco brilla en el desarrollo de personajes (más bien cero patatero) y abusa un poco de los tópicos del género, con eso de la huérfana que es entrenada para ser espía, con los personajes que parecen buenos y luego no lo son (y viceversa) y con las soluciones de último minuto pero sabemos a lo que venimos y por lo que nos ha costado la entrada nos damos por satisfechos.
En resumen, Agente Stone se situa en lo más alto del ranking netflixiano en cuanto a pelís propias de acción, un tanto por detrás de Tyler Rake y disputándose del puesto con 6 en la sombra, por encima de Alerta Roja y a años luz de aquella mierda que fue A descubierto, película que siempre me sirve de límite porque cualquier cosa es mejor. Con Gal Gadot y compañía por lo menos no te aburres. Un saludo, sed felices.