– ¿Piensas en la venganza? Se lo que es… Puede romper tu alma… o convertirse en un arma.
– Basta de cortesia, lucharemos como lobos.
El pasado viernes 9 de noviembre llegaba al catálogo de Netflix una de las películas más esperadas de lo que queda de año y tras haberla visto hemos de decir que ha cumplido con creces las expectativas que tenía sobre ella, siendo la lucha que matiene por la independencia Robert I The Bruce una digna “secuela” (no oficialmente reconocida como tal) de la de William Wallace en Braveheart. Y hablando de Braveheart, en El Rey Proscrito no encontrareis a los escoceses en faldas y con la cara pintada como ocurriese en la de Mel Gibson, por lo que se ve al escocés Mackenzie, director y guionista de la cinta, no le convenció la estética de sus paisanos en la cinta de 1995.
Dirigida como decíamos anteriormente, por David Mackenzie, conocido por el gran público por dirigir Comanchería con guion de Taylor Sheridan, la película está protagonizada por un muy convincente Chris Pine, en uno de sus mejores papeles, le secundan Aaron Taylor-Johnson, Billy Howle, Florence Pugh, Callan Mulvey y Stephen Dillane.
La Historia.
La película se enmarca en el periodo histórico conocido como Guerras de independencia de Escocia, que ocurrieron entre finales del siglo XIII y ya avanzada la segunda mitad del siglo XIV, enfrentando a Escocia contra Inglaterra quien pretendía la anexión del territorio escocés, mientras que los escoceses pretendían mantener su propia independencia frente a los ingleses. En este contexto se encuentra la película de 1995 Braveheart de Mel Gibson en la que conocíamos a William Wallace, soldado escocés que dirigió a su país contra la ocupación inglesa del rey Eduardo I de Inglaterra en la primera guerra de Independencia de Escocia. En 1296, Bruce y su padre juraron lealtad a Eduardo I de Inglaterra aunque finalmente Robert se sumaría a la rebelión escocesa contra el Rey Eduardo. A partir de aquí y puestos en antecedentes pasamos a la película.
El Rey Proscrito es la guerra medieval en todo su (sucio) esplendor.
Como os decía la película me ha sorprendido muy gratamente. Estrenada en el Festival de Toronto como película de inauguración, las críticas no fueron nada entusiastas y el propio David McKenzie así lo reconocía:
“Pude sentir cómo era la audiencia en el cine. Soy sensible a cómo se sentían, así que la decisión de regresar a la sala de edición fue totalmente mía”.
¿El resultado? Un recorte de 20 minutos de metraje, así que la película que nos llegaba el 9 de noviembre a Netflix dura 121 minutos, frente a los 140 en los cines en los que se proyectó. Es una lástima que no nos haya llegado el metraje exhibido en Toronto pero ya os digo que por lo visto la cinta se ha beneficiado de esta última visita a la sala de montaje. La película comienza con un sorprendente plano secuencia de unos ocho minutos que nos situa en el devenir de la historia de una forma contundente, presentación de personajes principales, nos pone en conocimiento del momento histórico, en el que Robert Bruce hinca la rodilla ante Eduardo I de Inglaterra. Son ocho minutos magistrales, parece que estás allí y es que la traslación a esta época medieval es sublime en vestuario, ambientación y escenarios. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una película en este sentido.
Una vez que Robert “The Bruce” se convierte en el rey proscrito la película no nos da respiro. Es curioso pero al lado de las dos grandes batallas que asistíamos en Braveheart en la película que hoy hablamos asistimos a una auténtica guerra de guerrillas dándonos unas escenas de acción rápidas y violentas. La primera es cuando los ingleses cogen a los escoceses pernoctando en el bosque durante la noche; pese a que diezman considerablemente al ejército de Robert, consiguen vencer moralmente. Otra escena es la escaramuza que se produce en torno al río, siendo otro ataque sorpresa inglés. Por último el asalto al castillo por parte de los hombres de Robert para recuperar el castillo de Douglas. Hasta que llegamos a la batalla final digna de verse en pantalla grande. Resulta de una magnífica planificación, dándonos una batalla sangrienta, con golpes secos que estremecen.
Valoración final.
El rey proscrito es una buena película, quizás beneficiada por el recorte de metraje al que aludíamos antes. El espectacular plano secuencia nos adelante lo que está por venir. Son 120 minutos que pasan volando y que incluso la misma película se nota ella que termina antes de tiempo, apresurada por lo que nos otorga un epílogo sobrescrito en donde se nos cuenta como acaba la historia de Robert I The Bruce. Pasa de puntillas cosas en favor del espectáculo, como la evolución de los personajes y es que una vez que comienza el conflicto, los personajes se difuminan
Netflix va mejorando en la calidad de sus películas poco a poco y de aquí a final de año nos esperan tres películas que deberían marcar el devenir de la compañía. Nos referimos a La Balada de Buster Scruggs con fecha de estreno el 16 de noviembre, Roma que se estrena el 14 de diciembre y Bird Box el 21 del mismo mes.
Hasta entonces, un saludo y sed felices.