Netflix ha vuelto a rescatar una película del foso de Hollywood. Esta Extinction no es la primera ni será la última a la que la compañía estadounidense da una segunda oportunidad y por eso se ha ganado el sobrenombre de “vertedero de Hollywood”. Creo que la compañía tiene mucho que demostrar en cuanto a cine, pero películas como estas no hacen más que engrosar un catálogo lleno de productos poco o nada interesantes.
Extinction apuesta por la ciencia ficción de serie B con una invasión más de alienígenas. Aquí Peter, un currante que ninguno pensaríamos que podría ser el protagonista de nada, tiene visiones día a día de este futuro ataque. Cualquier historia tendría al protagonista preparándose para esta invasión, pero aquí el bueno de Peter es un mindundi. Lo cierto es que la premisa de la película no es nada interesante como para lanzarse a verla y el montaje tampoco ayuda, en especial en su primera media hora. Los primeros 30 minutos de Extinction se mueve entre los sueños de Peter y el mundo real. Un baile de escenas que no aportan mucho a la trama y no dejan nada en claro. Pero quizá mi mayor problema es con el mundo que rodea a Peter, el mundo en el que se centra Extinction. Este es demasiado artificial y poco elaborado. No sabía si estaba viendo una película futurista o si simplemente eran esos escenarios vacíos los que me daban la sensación de ser muy artificial todo. No hay un mínimo interés por explotar esto, pero tampoco por adentrarse a mostrarnos más que no sea la rutinaria vida de Peter. Una poco o nada interesante.
Sin embargo, mi mayor problema se encuentra con el protagonista de la cinta: Michael Peña. Peña es conocido secundario de películas, siempre es el desahogo cómico al que se recurre para rebajar el tono de cualquier cinta. Aquí Peña es el cerebro, el protagonista indiscutible y el héroe de la película, y falla en todo. Él no puede mantener a flote una película donde él y solo él es el protagonista. Peña no es un héroe de acción y aunque la película quiera hacernos ver que sí con tiroteos y escenas de acción descafeinadas, roza lo ridículo. De hecho, la producción de Netflix cuenta con Mike Colter, a quien muchos conoceremos por su papel en Luke Cage y aunque su papel se me tornaba bastante soso, tenerlo a él como cabeza de reparto y a Peña como secundario habría sido la apuesta inteligente.
Más allá de eso, ¿qué nos queda? Lo cierto es que pocas películas de invasiones pasan el filtro de ser buenas y muchos caemos en verlas por el morbo de ver la que lían los aliens o los efectos especiales. El placer culpable de muchos. Extinction se apoya en un estilo visual y una elección de localizaciones muy mala, pero los efectos visuales cumplen, aunque con luces y sombras. No deja de ser una producción de serie B con mucho presupuesto y aunque el CGI no es de lo mejor, la película lo camufla de manera decente. Pongamos como ejemplo Battle Los Ángeles. La cinta de Aaron Eckhart no es la panacea del género, pero apabulla con unos efectos especiales que sin ser los más novedosos, hacen desconectar. La mayor parte de la acción de Extinction ocurre entre bambalinas y lo poco que vemos en pantalla se resuelve sin muchos alardes, aunque se limita casi exclusivamente a unos cuantos tiroteos.
Pero es el giro de guion pasado el primer trecho de la cinta lo que más interesante de una película chapucera. Interesante, pero mal llevado. Quizá es porque no me lo esperaba, pero ese despunte hizo que creciera mi interés de cara a terminar la película. A pesar de ello, la cinta no se fuerza en dar mucha importancia a lo que ocurre o incluso un mayor trasfondo a esta guerra que está sucediendo o al por qué del tratamiento de los sueños de Peter. Simplemente es un giro, elaborado, pero mal resuelto y que deja la puerta abierta a una segunda parte que no veré.
Extinction no es una buena apuesta para quien quiera disfrutar de una película de acción con invasiones alienígenas, pero como cinta de tarde de domingo sin mayor pretensión que ver el tiempo pasar cumple. Su giro de guion a mitad de la película dará al espectador el empujón necesario para acabarla, pero quien no aguante su tedioso y mal llevado comienzo apagará el televisor a la media hora. Una cinta que se apoya en un Michael Peña que no tiene nada de héroe de acción y cuyo papel principal desentona por completo con toda la historia. Tenemos que seguir esperando a ver si Netflix da en el clavo con sus producciones.
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