Llevaba meses esperando Hit Man. No, no es porque sea fan de la mítica saga de videojuegos que sigue las andanzas del asesino a sueldo Hitman. Que también. De hecho, no tiene como protagonista al calvo más famoso del mundo de los videojuegos. Porque Hit Man, asesino por casualidad (qué manera de estropear el más simple título original) es una comedia romántica recién estrenada en cines en España y que llegará a Netflix pronto.
No soy un gran aficionado a la comedia romántica actual. El género cayó en picado desde hace décadas y carece de la chispa propia de las comedias clásicas en las que la atracción se dejaba ver entre diálogos con más doble sentido que una carretera nacional.
Pero esta Hit Man me interesó desde el mismo momento en que todas las crónicas del festival de Venecia del año 2023 la alabaron. Que si desencadenó el aplauso unánime de todo el auditorio, que si (casi) todos los críticos de España le dieron cinco estrellas, que si Boyero la puso a caldo… vamos, todos los ingredientes para una gran película.
Encima, con dirección de Richard Linklater, una de esas raras figuras del Hollywood actual capaz de contentar tanto a crítica como a público. Suyas son la trilogía Antes de…, la alabada Boyhood o la taquillera Escuela de rock. Hace nada lo tuvimos en Netflix experimentando con la animación en Apolo 10 y ½, aunque ya lo había hecho en Waking Life o A scanner darkly. Es decir, un tipo polifacético que lo mismo te rueda un drama romántico que una comedia desenfrenada o pura ciencia ficción animada.
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Pues bien, ya tenemos aquí Hit Man tras una complicada distribución en España. Y os voy a decir qué me ha parecido.
Hit Man se basa, parcialmente, en una historia real. La de Gary Johnson, un aburrido profesor de filosofía y psicología que trabaja a tiempo parcial como falso sicario para atraer a gente corriente que quiere acabar con su jefe, con su pareja o con un vecino que le toca las narices. Así, Johnson es un reclamo para detener a personas que pretenden contratar los servicios de un asesino a sueldo.
La película comienza cuando Johnson entra en contacto con una atractiva mujer que quiere acabar con su marido porque la maltrata. Aquí nuestro protagonista toma una decisión que desatará una serie de enredos que pondrán a prueba su identidad… la falsa y la verdadera.
Puedo entender las alabanzas de los críticos. Porque Hit man es una comedia de las que ya no se hacen. Es una trama extremadamente clásica en la que se pone continuamente a prueba la capacidad de nuestro protagonista para fingir que se trata de alguien que no es…mientras su verdadero yo reflexiona con sus alumnos sobre el clásico conflicto psicoanalítico entre el ello (el instinto), el superyo (la moral) y el yo como delicado equilibrio entre ellos.
El alma máter de este proyecto es Glenn Powell, uno de los secundarios de Top Gun: Maverick, que no solo protagoniza sino que escribe el guión de esta historia junto a Linklater. Él soporta casi todo el peso de la película. Hasta se atreve a interpretar distintos papeles bajo toneladas de maquillaje.
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El problema es que es difícil creerse a todo un guaperas como Powell en este papel. Entiendo que deseara interpretar el caramelo que había escrito, pero es que es muy difícil verlo como un profesor pardillo con una capacidad de imitación camaleónica.
A quién sí que te crees es a Adria Arjona, en un papel hecho para seducir al protagonista…y a nosotros mismos. Todas y cada una de las decisiones que toma el protagonista están más que justificadas por la pasión que despierta la protagonista y la química que existe entre ellos.
Todo lo que tiene que ver con Arjona (la ficción que se ha construido sobre la historia real) es lo mejor de la película. Pero, paradójicamente, es el dique que impide que Hit Man sea mejor de lo que realmente es. Porque lo que hubiera sido fascinante es haberse centrado en las andanzas del falso sicario con gente de toda clase y condición que desean acabar con un prójimo cercano.
Al final, Hit Man es una película amable que te induce a una sonrisa perpetua durante toda la trama pero que jamás llega a la carcajada. Se agradecen los giros finales, la química entre ambos protagonistas y la reflexión sobre la identidad de fondo. Pero, al final, queda una película cuya premisa es notable pero que podría haber sido muchísimo mejor.
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