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Crítica de Pájaros (2024), entrañable road movie con un Zahera fuera de su registro habitual

El viernes 5 de abril se estrenó en España Pájaros (2024), la nueva película del actor y director Pau Durà nominada a la Biznaga de Oro a Mejor Película en el Festival de Málaga y ganadora del premio a Mejor Actor por Luis Zahera. Es una carismática road movie transeuropea con unos sublimes actores protagonistas, que trata temas profundos y dramáticos como la soledad, con una ligereza y humor maravillosos.

Tráiler de Pájaros (2024) de Pau Durà

Colombo (Javier Gutiérrez) trabaja en un garaje 24 horas y complementa su mísero sueldo trapicheando con marihuana. Mario (Luis Zahera), un tipo peculiar y aficionado a las aves, que aparece inesperadamente en el garaje, lo contrata de chófer para ir a la Costa Brava a ver grullas. Pero al llegar a su destino, le cuenta que las aves han variado su rumbo migratorio hacia el delta del Danubio, en Rumanía. Mario necesita llegar hasta allí. Y Colombo necesita el dinero. Ocultando sus verdaderos motivos, emprenden un viaje que los llevará a conocerse mejor y enfrentarse a sí mismos.

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Póster de Pájaros (2024) de Pau Durà

Pajarracos

La película es un constante paralelismo, ya desde su título y premisa ornitológica. Ellos son los pájaros de esta historia, de acuerdo al significado literal y al vulgar. Dos tipos desgraciados por distintas causas que no tienen donde caerse muertos y emprenden una travesía emocional de confuso rumbo, eso sí, iniciada de forma bastante forzada, que resignifica sus vidas como ocurre en toda buena road movie. Aunque esconden un profundo drama, Durà traza las vicisitudes de estos personajes desde un humor muy elegante (¡Luciano Pavarotti!) convirtiendo la cinta en un dinámico entretenimiento, sin caer en el sufrimiento.

Tanto Colombo como Mario, son dos personas muy opuestas que esconden secretos y miseria y que, si en un primer momento no se tienen gran afecto, su relación se va estrechando a lo largo del viaje. Los personajes y la premisa en sí, son muy cliché de este tipo de películas, pero los actores y su desarrollo consiguen darle una solidez única y algunos momentos memorables: pienso en la hilarante intervención de los policías rumanos en el control de la aduana, que el propio Pau Durà dijo ser improvisada casi por completo.

Son estos detalles, estos momentos o escenas concretas, donde encontramos la gran virtud de la cinta más que en un conjunto agradable pero ciertamente tópico. En la calidez que destilan esos breves encuentros con personajes secundarios, ya sea un matrimonio latino en Europa del este, una entrañable familia a bordo de un remolque —al más puro estilo Las uvas de la ira (1940)— o la parte italiana más distendida, que me remite irremediablemente al París de la equisita Los exiliados románticos (2015), también sobre gente sin rumbo con una Isabelle Stoffel gemela —en esencia— de la Teresa Saponangelo de Pájaros. 

El camino es emocionante, y pone en alza valores como la amistad y el amor, pero lo mejor de la cinta de Durá es ese encuentro final entre el personaje de Zahera y sus pájaros. Una decisión narrativa perfecta, que le da un sentido aún más completo a la película y cierra su viaje como no podía ser de otra manera.

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Un Zahera sentimental

Si Javier Gutiérrez está bien, Zahera se sale con un papel en el que no estamos acostumbrados a verle. Como se suele decir de actores como Schwarzenegger o Clint Eastwood—y galanes clásicos como Cary Grant o James Stewart—, Luis Zahera en sus películas es Luis Zahera, no el personaje al que interpreta. Esta condición es un arma de doble filo, pues si hace del actor un icono reconocible, también sirve como baza principal para criticar su limitado registro interpretativo.

El consolidado actor, se ha quejado en alguna ocasión de que solo le llaman para interpretar policías corruptos, narcotraficantes, etc; personajes que, pasados por el característico “filtro Zahera” —un humor esponáneo con su reconocible acento gallego—, son en esencia siempre la misma persona

En Pájaros Luis Zahera sorprende con un papel de tartamudo extremadamente introvertido, cuyo móvil desconocemos hasta la mitad de la película. Es un personaje emocional y destruido, que gana interés a medida que abre su carácter —dando lugar a escenas como la pelea en el callejón de Turín—, ¡e incluso derrama alguna lágrima!… Nada que ver con el dicharachero Ezequiel de Entrevías (2022-actualidad), o con el perturbado Xan de As Bestas (2022). El propio director Pau Durà cuenta que el gallego prácticamente saltó a sus brazos de alegría cuando le propuso el papel, por no caer en el encasillamiento generalizado.

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Conclusión

Pájaros es una road movie con carisma, que juega a aliviar el drama más profundo con un humor perfectamente hilado, sin dejar de incidir en los clichés recurrentes. La cinta gana mucho con sus intérpretes protagonistas, unos Zahera y Gutiérrez descomunales en la piel de la desgracia, que buscan huir y alcanzar al mismo tiempo. Una película para alegrar el ánimo y creer un poco más en la humanidad (o un poco menos, depende a quién le preguntes), pero sobre todo para pasar un rato divertido.

Muchas gracias por leerme e id al cine. 

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Darío Serrano Gómez
Darío Serrano Gómez
Apasionado del cine en constante aprendizaje. Me gusta ver películas y escribir sobre ellas.
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