Menudo año este 2023. Hemos asistido a las nuevas películas de Christopher Nolan, Martin Scorsese, Tom Cruise, Víctor Erice o John Wick. Pronto se estrenará el regreso de Bradley Cooper a la dirección tras Ha nacido una estrella, la nueva película de Michael Mann o de Ridley Scott. Pero hoy toca centrarnos en The killer, traducida al español como El asesino, la última película de David Fincher, cuyo estreno para cine ha sido limitado porque es una producción de Netflix, como todas con las que está relacionadas el director desde Mindhunter.
Reseña de El asesino, volumen 1.
Reseña de El asesino, volumen 2.
El asesino adapta el cómic homónimo de Matz y Luc Jacamon, que tenéis reseñado en esta sacrosanta web. Michael Fassbender interpreta al asesino a sueldo protagonista, un hombre metódico al extremo y con un punto de vista particular sobre el mundo en el que vivimos cuyo último encargo le colocará frente a frente con el caos que siempre había intentado evitar.
Es imposible hablar de El asesino sin centrarnos en la figura de su director David Fincher, uno de los grandes realizadores de finales del siglo XX y principios del XXI. Al igual que Quentin Tarantino, Fincher ha ido puliendo su estilo hasta el punto de que sus últimas películas apenas se parecen a las primeras que les encumbraron. Resumiendo, las películas de Fincher, desde Zodiac, son cada vez más cerebrales, más asépticas, más limpias. Y eso que en Seven había suciedad y vísceras para toda la familia. O en El club de la lucha. Si acaso, la estética de Fincher que más ha pervivido es la de The game, esa infravalorada joya cuyo mayor pecado fue estrenarse entre las dos conocidísimas películas que acabo de mencionar.
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En este sentido, El asesino es su película más pulida. Lo que quiere decir que es todo Fincher, sin adornos. Aunque el guion es de Andrew Kevin Walker, conocido por Seven, no esperéis una historia parecida. Ni en tono ni en complejidad. Esta es una trama muy sencilla, con muy pocos personajes y cuya profundidad psicológica se limita a la mente de su protagonista. No esperéis giros argumentales. El asesino no busca impactar, como sí lo hacía el de Seven. Busca calar, como Zodiac o Mindhunter.
Pero se queda a medias. Fundamentalmente porque, en una decisión equivocada, Fincher decide calcar la estructura narrativa del cómic que adapta. Y lo hace porque su asesino protagonista apenas habla en toda la película. Pero piensa mucho. Y lo que en el cómic se detalla imprimiendo su pensamiento en palabras aquí se convierte en una continua y muy molesta voz en off que nos asalta durante toda la película.
Cada arte tiene sus códigos y el del cine se basa en la capacidad de un director para plasmar el pensamiento de sus personajes a través de la imagen. La voz en off de Michael Fassbender pone en relieve la visión del mundo del personaje y su método a la hora de matar, pero sobreexplica lo que vemos en pantalla (queda claro que el protagonista es un asesino metódico al extremo) y termina por lastrar la película.
Por lo demás, El asesino se desarrolla a lo largo de una estructura episódica en la que, sin entrar en spoilers, se enfrentan el protagonista y su posible víctima.
Fassbender, dueño y señor de la función, y cuatro años después de su último papel, cumple a la perfección con su silencioso protagonista. Se funde a la perfección y no me extrañaría que lo nominaran al Oscar. El resto de actores apenas tienen un papel testimonial por la propia estructura de la película.
Dado que no es una historia que destaque por su originalidad, El asesino puede recordar a otras películas centradas en la figura del asesino a sueldo, como El silencio de un hombre, que aparece en todos los análisis como principal influencia de El asesino tanto por la personalidad de su protagonista como por el tono en el que se desarrolla la historia. Sin embargo, a mí también me recuerda mucho a la infravalorada joya española Sicarivs, la noche y el silencio, en la que el director Javier Muñoz encuentra soluciones más acertadas, originales e interesantes para acceder a la mente del asesino sin necesidad de una burda y equivocada voz en off.
En definitiva, El asesino puede ser la película más Fincher de toda la carrera de David Fincher. Pero eso no implica que sea su mejor película. De hecho, lo aséptico de su propuesta hace que El asesino sea una película que no emocione en ningún momento y que, incluso, se ve lastrada por una voz en off que sobreexplica y, por tanto, nos saca de una trama pensada para sumergirnos en ella, pero a la que solo se puede aspirar a rascar en la superficie.
