El pasado martes 13 de febrero fui a ver Ferrari, una de las películas más esperadas de este primer trimestre de año. Conforme pasan las horas lo tengo más claro, mi gozo en un pozo.
Ferrari, de Michael Mann
Ferrari es un biopic largamente ansiado de realizar por el veterano director Michael Mann, quien dirigiese joyas en los 90 como El último mohicano, El dilema o Heat. Dicen que Ferrari es un proyecto que quería hacer desde hace 30 años y después de haberla visto he de decir que sinceramente yo eso no me lo creo. Estamos ante la película más anti Michael Mann de su filmografía, hasta en Blackhat había un resquicio de él. Pero ¿En Ferrari?
La película no es un biopic al uso ya que nos lleva a un capítulo concreto del ex-piloto de carreras y empresario Enzo Ferrari. El magnate se encuentra en un gran problema en 1957 ya que la bancarrota acecha a la empresa. Hay que reconocerlo, es un punto de vista interesante. ¿Cómo reflotaría a la marca y la colocaría en lo que hoy es? Me recordó a Nike y la película Air, por lo que compré esta premisa. El problema es que esta idea es secundaria y lo que va a ir mandando en la narración es los líos de falda de Enzo y acaba convirtiendo a la película en un folletín telenovelesco en buena parte del metraje, siendo muy poco interesante. De fondo de los problemas matrimoniales tenemos lo de la empresa, pero por lo demás vamos a tener muy pocos coches y muy pocas carreras, así que el que viniese buscando una nueva Rush o Ford v Ferrari que se vaya olvidando.
Penélope Cruz está a otro nivel
Estamos ante una película de personajes y nos encontramos ante dos muy buenas interpretaciones de Adam Driver y Penélope Cruz. La pérdida del hijo de ambos, Dino que fallecería a los 24 años víctima de una distrofia muscular, es lo que parece el detonante de una fractura en la relación. No obstante vemos que la relación de ambos antes no parecía mucho más idílica cuando descubrimos que Enzo tiene una relación paralela con hijo pequeño de por medio.
Decía que Adam Driver vuelve a gustarnos una vez más en un papel complicado por lo expuesto anteriormente (entendemos que opta por dar una imagen respetuosa del personaje agarrándose más la interpretación a la pérdida que a la relación extramarital), dándonos un papel sobrio y contenido. Pero la gran sorpresa la encontramos en Penélope Cruz como la mamma sufridora, rota y amargada por la pérdida. Pero cuando descubre que es la única de la pequeña ciudad de Módena que desconoce que su marido tiene una relación y otro hijo, se convierte en una mujer calculadora fría y vengativa. Me sorprende que no esté Penélope nominada a los Oscar.
Michael Mann rehuye de lo que mejor se le da
Decía en párrafos anteriores que es la película menos Mann de su filmografía y es que en Ferrari reniega de la espectacularidad y de espacios abiertos y la mayor parte del tiempo nos introduce en espacios cerrados, casas, despachos, garajes y boxes.
Solo nos lleva en dos momentos puntuales al mundo de las carreras, destacando por supuesto la segunda, la Mille Miglia, una competición de velocidad y resistencia en carretera, aplicando a la velocidad de los coches las formas de las carreras ciclistas, con un recorrido de unos 1.600 km. desde Brescia hasta Roma para volver a la ciudad lombarda. Precisamente la de 1957 fue la última en celebrarse (en realidad se volvería a celebrar años más tarde pero muy cambiada) debido a lo que se conoce como la Tragedia de Guidizzolo.
Pero cuando ocurre la tragedia es todo anticlimático ya que todo ocurre en los diez minutos finales del filme restando demasiado dramatismo al accidente y a las consecuencias del mismo.
Consideraciones finales
Tenía unas expectativas moderadas debido a las críticas recibidas pero mi gusto por la escudería, el reparto, el director me hicieron ir con la mente abierta, pero a la hora de la verdad hay mucho de telenovela y poca chicha, la trama de la bancarrota de la empresa no está conseguida, no llegamos a preocuparnos. Mucho mejor está la película en los actores, Driver y Cruz brillan, sobre todo ella como una fría mujer que no se conformará con ser la típica mujer florero de un rico magnate.
Mann rueda la Mille Miglia con mucho brío, se siente la velocidad y se huele la muerte en cada adelantamiento y curva. Pero llegados a este punto uno ha perdido la fe en la película. Y reconozcámoslo, la secuencia del accidente de Guidizzolo resulta hasta morbosa para lo que estaba viéndose en pantalla.
Ferrari es una oportunidad ciertamente desaprovechada y hasta perdida para conocer mejor al empresario y como cambió la escudería tras varios años negros que casi acabaron con la bancarrota.
Si tuviera que valorar la película diría que está más cercar de lo que es Ferrari en la F1 hoy día con Leclerc y Sainz que en los tiempos del Káiser Schumacher.
Esperemos que la nueva unión de Michael Mann y Adam Driver en la ya anunciada secuela de Heat nos devuelva al mejor realizador, al cual hace años que no reconocemos.
Un saludo y sed felices.