La política es un arte de doble filo. Solemos hablar de un gran político cuando este se preocupa por el bienestar de sus ciudadanos. Me viene a la cabeza ese político local que se mantiene año tras año al frente del municipio, independientemente del partido al que represente, sencillamente porque “el pueblo está mejor”.
Luego está la política como el arte de medrar, de mantenerse en la cima de un lugar inestable merced a las envidias y otros malos sentimientos propios del ser humano. De cambiar de bando en función de hacia donde sople el viento sencillamente por seguir participando de las decisiones importantes.
A esta última categoría de “grandes” políticos, cuya principal referencia suele ser El príncipe de Maquiavelo, pertenece Joseph Fouché, todo un superviviente cuya carrera se mantuvo desde los años anteriores a la Revolución Francesa hasta la Restauración Monárquica tras el exilio definitivo de Napoleón.
Hablamos de uno de los periodos más turbulentos de la historia política de Europa. Una revolución burguesa que aniquiló de forma fulminante a la aristocracia y el alto claro para después matarse entre ellos, erigirse un corrupto consejo gobernante y, a los pocos años, una dictadura militar que subyugó Europa entera durante unos años.
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Y, en las sombras, siempre estuvo Fouché. El cómo se mantuvo en el poder tanto tiempo, cambiando de bando y que sus adversarios lo permitieran, es algo que podéis leer en Fouché, el genio tenebroso, adaptación de la clásica biografía de Stefan Zweig a cargo del dibujante Kim, autor de El arte de volar.
Joaquim Aubert Puigarnau, más conocido como KIM, estudió Bellas Artes, aunque nunca llegó a terminar la carrera. Empezó su trayectoria como historietista en la revista musical Vibraciones y de ahí pasa a otras publicaciones como Mata ratos, El víbora o Por favor. Desde las páginas del semanario El jueves concibe su serie Martínez el facha, sátira de la extrema derecha española que ya forma parte de la historia del cómic nacional. Su larga trayectoria ha sido reconocida con galardones como el Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona y el XII Premio Internacional de Humor El Gat Perich. En 2010 recoge junto a Antonio Altarriba el Premio Nacional del Cómic por El arte de volar, biografía del padre de Altarriba que constituye además una de las mejores crónicas de la España del pasado siglo. En 2016 la pareja de autores publica El ala rota, nuevo retrato de la España del siglo XX narrado esta vez desde los ojos de la madre del guionista. Su última obra fue Nieve en los bolsillos, Novela gráfica autobiográfica, relato de iniciación y tierno homenaje a una generación que tuvo que dejar su hogar en busca de una vida mejor.
El cómic reproduce fielmente las palabras del maestro Zweig, uno de los mejores escritores de la historia moderna, con largos textos que se amoldan a la perfección con el dibujo de Kim. Fouché, el genio tenebroso tiene más personajes que la Napoleón de Ridley Scott y, sin embargo, todos son reconocibles.
Si el dibujo es sobresaliente y las palabras son las de un genio de la literatura, la guinda de Fouché es, precisamente, su propia vida. Un fascinante tratado sobre la política que hace que Juego de Tronos sea La banda del patio comparado con este cómic. Un imprescindible cómic histórico que no debe faltar en vuestras estanterías.
Enlace a Fouché, el genio tenebroso, en Norma editorial.
ADAPTACIÓN AL CÓMIC DE LA CÉLEBRE BIOGRAFÍA DE FOUCHÉ ESCRITA POR STEFAN ZWEIG
Joseph Fouché es la quintaesencia del conspirador político. Intrigante y astuto, fue la sombra del poder durante los años que van desde la Revolución francesa a la restauración borbónica. Según soplase el viento, se inclinaba por la república, por el Terror, por Napoleón o por Luis XVIII. Fue una figura tenebrosa que sobrevivió a todas las épocas, siempre de perfil y siempre al lado de los poderosos.
A partir de la célebre biografía de Stefan Zweig, el maestro Kim (El arte de volar) recrea en viñetas la ascensión y caída de un auténtico animal político, uno de los hombres más temidos e influyentes de su tiempo.
¡Un saludo y sed felices!
¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!