En los últimos tiempos, la competencia de las distintas plataformas de streaming no solo se queda en las series de televisión, sino también en las películas. Todas intentan copiar el modelo de la plataforma reina, Netflix. Y Apple TV, que hasta ahora mantiene una elección modélica en lo que a series se refiere, ha apostado por el cine con Ghosting (Ghosted), comedia romántica de acción que prometía ser uno de los grandes éxitos del año.
De hecho, si preguntáramos a cualquier inteligencia artificial por Ghosting, nos aseguraría un éxito absoluto. Y razones no le faltan.
En primer lugar, su argumento. Chico guapo se enamora de chica guapa, pero esta desaparece y el muchacho decide ir tras ella para descubrir que la susodicha es una espía internacional a la que tendrá que ayudar a salvar el mundo.
Como tal, la de Ghosting es la trama de cualquier comedia romántica de aventuras y acción de finales de los 90 e inicios de los 2000 que tan bien funcionaron en taquilla. Seis días y siete noches, Sr. Y Sra. Smith o Noche y día son algunos de los ejemplos más conocidos.
Es más: Ghosting no solo se queda en ese tono, sino que pretende abordar el cómo se enfocan actualmente las relaciones a través de la tecnología. Se habla de ghosting y stalkear, conductas más que reconocibles en l@s solter@s (y no tan solter@ss) que consisten en, respectivamente, dejar de hablar y “desaparecer” de la vida de una persona a la que estás conociendo y ya no te interesa y, por otro lado, curiosear las redes sociales y rastrear de forma unilateral a la persona que te interesa.
En resumen, tenemos un argumento propio de un taquillazo de hace unos años combinado con una temática tan actual como el ligar en estos tiempos de Instagram, Facebook o Tinder.
La película está dirigida por Dexter Fletcher, que nos ha dado productos tan notables como Eddie el Águila, simpático biopic de un esquiador británico, y Rocketman, película sobre la vida de Elton John. Además, fue el que terminó Bohemian Rhapsody tras la polémica de Bryan Singer. Un director solvente que parece acertar con cada producto que dirige.
Y claro, sus protagonistas. Dos de los actores más carismáticos (y sin escándalos) del Hollywood actual. Por un lado, la cubana Ana de Armas, que viene de romper a la crítica con Blonde, la polémica falsa biografía de Marilyn Monroe, además de ser una de las protagonistas de El agente invisible, la película de los hermanos Russo para Netflix. Ello aparte de ser chica Bond y estar pendiente de estrenar el primer spin-off de John Wick. Toda una action-woman que, encima, actúa bien.
Nuestra crítica de El agente invisible.
Por otro lado, Chris Evans, uno de los niños bonitos de Hollywood tras ser el Capitán América y que está intentando alejarse de esa imagen desde Endgame interpretando tanto villanos (El agente invisible, Puñales por la espalda) como papeles más dramáticos (la fantástica serie Defendiendo a Jacob, que también tenéis en Apple TV+).
Dos de los actores más de moda de Hollywood, un director notable, una trama diseñada para jugar con las expectativas de los papeles que pudieran interpretar los actores (él como chico desvalido, ella como una luchadora despiadada). Todo hace pensar, sobre el papel o en la mente de una IA, que la película va a ser un éxito.
Pero no.
Ghosting fracasa. Y no suspende porque no deja de ser una superproducción que, hasta cierto punto, entretiene por la sucesión de situaciones que ocurren y por la autoconciencia de lo que estamos viendo. Es decir, que todos los que participan en ella saben que la película es una enorme chorrada.
Lo que no es malo. No me malinterpretéis. Soy el primero que defiende el cine de evasión sin tantas pretensiones. Pero una cosa es esa y otra que, sencillamente, la historia no ayude a evadirse a nadie.
En primer lugar, porque más allá de los personajes protagonistas, que tampoco es que estén escritos con la profundidad de Freud, el resto de papeles de la película son meros figurantes. Y con eso incluyo al villano Adrien Brody (ay, nuestro pianista de Polanski, para lo que hemos quedado).
Pero lo peor es que Ghosting adolece de lo que jamás debería faltar en una comedia romántica. De tensión. Sexual, claro está. Queda claro que Ana de Armas y Chris Evans son amigos en la vida real (este es el tercer proyecto en el que actúan juntos), pero no hay ni rastro de lo que tendría que darnos más vidilla viendo esta película. Una pena.
Lo que queda claro es que, por mucho que vivamos invadidos por cookies que nos asaltan con anuncios de los productos que hemos buscado en Internet, por mucho que un algoritmo nos diga qué debemos escuchar o qué serie o película ver en tal o cual plataforma de streaming; somos mucho más que una mezcla de gustos que se mete en una batidora y sale un ser humano. Como espectadores, debemos exigir mucho más que un producto tan blando y previsible como Ghosting.
¡Un saludo y sed felices!
¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!