En un mundo que aún arrastra las secuelas del chasquido de Thanos, una facción rebelde de los Skrulls se está infiltrando entre los humanos para acelerar su autodestrucción. Solo Nick Furia puede detenerlos. Bienvenidos a Invasión Secreta.
ANTES DE EMPEZAR, UN BREVE PREÁMBULO.
No sé vosotros, pero estoy algo cansado de superhéroes. Hace unos años, cada estreno era un acontecimiento. Ahora, no terminamos de asimilar una película del género cuando se estrena una serie o película similar.
Encima, la saturación del género es más que patente. En los últimos años, casi ningún estreno de Marvel ha generado el aplauso unánime de crítica y público, salvo quizás, con peros, Spiderman: No way home y Guardianes de la galaxia vol 3.
Y es en este momento cuando se estrena Invasión secreta. Más de medio año después del desastre de She Hulk. No es casualidad.
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El principal reclamo de Invasión secreta, más allá del punto de partida de su trama, es el regreso por la puerta pequeña (recordemos, es serie de televisión) de Nick Furia. El verdadero fundador de los Vengadores. El nexo de unión de los primeros y mejores héroes del Universo Cinematográfico de Marvel.
Nick Furia protagonizó la primera escena poscréditos del UCM, la de Iron Man (en la que, inconsciente del éxito futuro, nombraba a SHIELD como iniciativa Escudo). Participó en Iron Man 2 y fue pieza clave tanto en los primeros Vengadores como en Capitán América: el soldado de invierno.
Él es el humano que consiguió controlar a genios, soldados y dioses para defender su planeta. Pero, en los últimos años, entre infantilización y la entrada masiva del Marvel cósmico, Nick Furia desapareció. Y, con él, buena parte de la calidad de los productos Marvel.
Invasión Secreta promete corregir ese error y retomar, como ya intentó la fallida Falcon y el Soldado de invierno, aquel primer Marvel, el de las tramas de espionaje.
Para ello, utilizan la premisa argumental de Invasión Secreta, cómic de Brian Michael Bendis y Leinil Francis Yu basada en obras como La invasión de los ladrones de cuerpos o La cosa. Los Skrulls se infiltran entre los seres humanos haciéndose pasar por ellos, por lo que cualquiera puede ser un extraterrestre. El resto, os lo podéis imaginar. Adiós a la confianza. Bienvenida la paranoia y la autodestrucción del mismísimo ser humano.
Así, Invasión Secreta debería aportar ese tono tan de los Hermanos Russo de El soldado de invierno y una trama más oscura que a lo que estamos acostumbrados en los últimos años Marvel. ¿Queréis ver en qué ha quedado la cosa?
A PARTIR DE AQUÍ, SPOILERS DEL PRIMER EPISODIO DE INVASIÓN SECRETA.
La serie plantea su premisa rápido. Nick Furia debe abandonar su trabajo en el espacio, donde diseña el escudo planetario que protegerá la Tierra, para responder a la llamada de su amigo Talos, al que vimos en Capitana Marvel.
Tanto Furia como Carol Danvers le prometieron a Talos que encontrarían un planeta para los Skrulls. Pero el Lapso creado por el chasquido de Thanos ha llevado a Furia a centrarse de forma obsesiva en el escudo que proteja la Tierra y a la capitana Marvel a convertirse en una defensora cósmica. De una forma u otra, ambos han olvidado su pacto con sus aliados.
Es por ello que el Skrull Gravik se ha convertido en líder de una facción rebelde de la raza que busca instaurar su régimen en la Tierra. Gravik se ha instalado en un campamento en el que los únicos que asimilan forma humana son los soldados que aceptan luchar por la causa. Entre ellos, la hija del propio Talos, interpretada por Emilia Clarke, en su regreso a la televisión tras su Daenerys Targaryen en Juego de Tronos.
Talos avisa a Nick Furia y a Maria Hill, los antaño líderes de SHIELD para que le ayuden a detener los planes de Gravik, que pasan por desatar una Guerra Mundial entre Estados Unidos y Rusia para acrecentar el caos y así ocupar los puestos de poder.
Pero Nick Furia no es el mismo que hemos visto en anteriores productos del UCM. Es un espía crepuscular, tremendamente avejentado, con una edad más acorde a la del actor que lo interpreta (no olvidemos que Samuel L. Jackson tiene 75 años), y sus habilidades ya no son lo que eran tras lo ocurrido con el chasquido de Thanos, una derrota a su supuesta infalibilidad para controlar todo lo que ocurre en su planeta. Recordemos, ni participó en Infinity War ni en Endgame.
A Samuel L. Jackson, que desprende su habitual chulería, se le ve más taciturno que de costumbre por ese tono crepuscular que he comentado antes. A él le acompañan Ben Mendehlson, Emilia Clarke, Cobie Smulders y Olivia Colman, que interpreta a la homóloga de Nick Furia en Rusia y que, como buena espía, tiene intenciones ocultas. Desde luego, es el mejor reparto de todas las series que hemos visto para Marvel.
En este primer capítulo la trama avanza con rapidez y de forma correcta. Quizás demasiado correcta. Salvo el giro final de episodio, con la muerte de Maria Hill por un Skrull camuflado como Furia, la realización del capítulo recuerda demasiado a Falcon y el Soldado de invierno y no tanto a los tiempos de los hermanos Russo. En resumen, el primer episodio de Invasión secreta es correcto pero necesita mejorar.
¡Un saludo y sed felices!
¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!