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Kingdom Come: Deliverance (PC, PS4, XBOX One). Eres un pringado y te encanta.

Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.

La verdad es que todos creíamos cuando salió Skyrim que aquello iba a ser la referencia de los videojuegos de rol occidentales para muchos años. Algo así como lo que pasó con el mítico y noventero Baldur´s Gate. Es decir, no el mejor juego de rol de su generación pero sí el más influyente e impactante para los que lo jugaron. Pero en una de las cosas más marcianas de la historia de los videojuegos una compañía polaca que hacía videojuegos de rol de un personaje creado por otro polaco en un ambiente con mitología eslava arrasó con todo cuando sacó The Witcher 3.

No es sólo que arrasara en ventas y críticas de la prensa especializada: la idea de que era el mejor juego de rol occidental de siempre se repetía una y otra vez. Y posiblemente no sea injusto pensar así: ya hemos hablado aquí extensamente del juego. Accesible a cualquiera, profundo, con algunas de las mejores misiones secundarias de siempre, inmensamente satisfactorio, personajes creíbles psicológicamente, influencia enorme de las decisiones en el curso y desenlace de la aventura…lo que ha venido detrás ha intentado copiar más a The Witcher 3 que a Skyrim…incluso podríamos decir por videojuegos como Tyranny (del que hablamos aquí), Divinity Original Sin (del que hemos hablado aquí) o Pillars of Eternity que la sombra de Baldur´s Gate sigue siendo alargada todavía hoy, quizás incluso más que Skyrim. La saga The Elder Scrolls parece maldita.

Ya hemos comentado por aquí que es en Europa donde se ha hecho el mejor juego de sigilo a día de hoy (Francia con Dishonored, del que hemos hablado aquí), se ha hecho uno de los mejores juegos de mundo abierto (Holanda con Horizon: Zero Dawn, del que hemos hablado aquí) y se ha hecho el mejor juego de rol occidental a día de hoy, con el propio The Witcher 3 por parte de Polonia. Europa no produce el volumen de Japón o Estados Unidos, pero se están sacando cosas punteras en varios géneros. En este caso vamos a hablar de un juego de rol de la República Checa, Kingdom Come: Deliverance.

Otra vez en la Edad Media, otra vez con caballeros, castillos…pero ya no hay elfos. Ni magos. Ni criaturas mágicas. Ni hechizos. Ni espadas mágicas. Es la Edad Media europea…en concreto la de Bohemia del siglo XV. Tenemos conflictos de reyes, de venganzas, de intrigas, todo con una ambientación de reyes y personajes históricos, con todo un emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Segismundo o Wenceslao de Luxemburgo. Un juego de rol europeo con ambientación histórica europea del medievo, al fin. ¿Cómo es que no hemos tenido algo así antes? ¡parece una idea estupenda! ¡al fin aprendemos y jugamos! ¡medievo de verdad! ¡practicar el medievo con el culo de la gente!

El juego, que pretende ser de mundo abierto pero con secundarias interesantes e influencia de las decisiones, como marca de momento el juego hegemónico del género, The Witcher 3, empieza con toda una declaración de intenciones: nos cuenta como si fuera un cuento cruel el mundo en el que ha nacido y crecido nuestro personaje. Y no, no podemos elegir nada de él al empezar, tal cual pasaba con Geralt de Rivia. Por mí bien: todos los intentos de hacer un personaje personalizado acaban siempre en mi caso con siniestros seres salidos de los estertores de un cólico nefrítico. Yo creo que es mejor a la larga para que la historia no sea tan impersonal: aunque parezca mentira la mayoría de los que jugamos a Mass Effect fue con el Shepard por defecto.

En fin, que empezamos con una realización técnica que no es muy para allá, no nos engañemos, aunque tampoco es una vergüenza andante. Visualmente vemos que cumple, aunque los menús, tan medievales ellos, al principio son un poco abrumadores. Empezamos en la aldea, que funciona como un tutorial más o menos encubierto: aprendemos a pelearnos, a intentar abrir cosas, a comprar cosas a mercaderes y demás. Enseguida aprenderemos que el personaje sube niveles de habilidades en función de las cosas que hace. De vez en cuando, al subir algún nivel de una habilidad nos permiten elegir rasgos relacionados con esta (y hay muchas por habilidad, la variedad es enorme).  Hasta aquí todo correcto.

Pero el juego nos da puñetazos en la cara desde el inicio. Pelearnos contra otros campesinos de mierda como nosotros es complicado. Tenemos que tirar de amigos para dar una paliza a un borracho. Luego nos vamos con esos amigos a tirar mierda a la casa de uno que ha insultado a nuestro rey, y vienen unos a darse de puños con nosotros. Viene la guardia y hay que huir…sin que seamos muy rápidos. La primera vez que intentamos abrir un cofre o baul sudaremos la gota gorda para conseguirlo si lo hacemos desde una consola (no es difícil en PC), hasta el punto que las quejas al respecto son masivas en la red. Pero sí, nos sueltan ahí, sin saber nada, a reventar cerrojos. Y, claro, no lo conseguimos.

Tras asuntos que no desvelaremos, el pueblo donde hemos vivido siempre es invadido y hemos de huir antes de que nos pasen a cuchillo. Ahí podemos decir que el juego nos deja a ver qué tal. Siendo un aprendiz de herrero con una espada y nada más. Salimos tan contentos, andando, mirando el castillo…y aparece un invasor por detrás. Hostias, que no es como en otros juegos, que te meten prisa pero te puedes tomar toda la calma del mundo. Pero, ojo, que tenemos una espada. Este pringado de invasor está alucinando si cree que puede con el héroe de la historia, nosotros, The Man, de primeras. Es un personaje no jugador destinado a darnos puntos de experiencia por los breves segundos que dure vivo combatiendo…mientras pensamos todo eso el invasor nos ha dado dos espadazos y hemos muerto.

Mira que hemos visto que los hobbits de El Señor de los Anillos sin formación militar dan yoyas a tropas orcas o hemos jugado a cienes de videojuegos en los que a pesar de tener nivel 1 de personaje podemos hacer un genocidio con la primera piedra que nos den. Que aquí no. Que un tío con armadura, armas y que va en vanguardia de un ejército se cepilla a un campesino con una espada que no sabe usar. En este juego es así.

Volvemos a cargar y a escondernos. Vamos con decisión para adelante. Vemos a dos guardias más. Nos ven. Salimos corriendo patéticamente, pero el personaje tiene límite de resistencia y nos ajustician mientras nos vamos cayendo. Vamos por la tercera vez. Estamos deprimidos: somos los héroes de esto, no sabemos qué pasa que nos matan los primeros del Frente Atleti que nos cruzamos en el juego. Esta vez corremos, nos escondemos, corremos, y vemos unos caballos. A por ellos, aunque en este juego si no sabes cabalgar también es una mierda. Antes de montar vemos cómo tres incursores intentan establecer relaciones no consentidas y probablemente no basadas en la igualdad con la novia del protagonista. Podemos actuar a lo Pérez-Reverte o aprovechar las negociaciones no consentidas para montar en caballo y escapar. Como somos partidarios de los Derechos Humanos sacamos la espada y le damos a un incursor con ella en la espalda. El personaje se cansa muchísimo sólo con eso. Hacemos daño, pero nos rodean con pasmosa facilidad y, gracias a lo que le cuesta al personaje levantar la espada, nos ajustician como si nada mientras ella huye. Al menos no se ha ido en el caballo que ibamos a coger nosotros. Los Derechos Humanos han vencido. Estamos contentos.

En fin, que en la próxima cogemos el caballo y tratamos de pisotearlos, pero no puede ser. Ella huye y nosotros corremos con el caballo mientras nos tiran flechazos. Nos da una flecha, y aprendemos algo divertido de este juego: las pocas yoyas, incluso a niveles altos, que aguanta el personaje. En cuanto le hieren se pone a sangrar, a perder resistencia, a perder fuerza: pero esto qué es, que SOMOS EL HÉROE. Llegamos medio muertos a un castillo y ahí más o menos podemos ir a nuestro aire al fin.

Y el resto del juego es la misma lección: la Edad Media era horrible. Nuestro personaje no sabe tirar al arco, no sabe abrir cerraduras, no sabe ni leer. Somos una nulidad desde el inicio. Los combates al principio que ganemos los haremos contra gente sin armadura, sola y como mucho que lleve un palo. En cuanto se junten dos, a sudar muchísimo. Bueno, a ver, también podemos sorprender a la gente por la espalda, dejarlos inconscientes y luego matarles (la habilidad de matar con una daga por la espalda es algo que se aprende tras mucho machacarnos con la habilidad sigilo, ojo: no viene de inicio). Desde el inicio emularemos al Lazarillo de Tormes: engañar, robar, dejar inconsciente a gente solitaria para robarla y demás. Yo lo pillé rápido porque vivo en Alcorcón, no sé si los que vivís en otras zonas estáis menos hechos a este tipo de bellas costumbres.

Pero ojo, que al principio tampoco somos expertos ladrones…y aquí te persiguen, te meten en la cárcel y al salir tienes las estadísiticas bajísimas por la falta de actividad. Todo es complicadísimo. Todos los objetos, carísimos. Sacar dinero es muy complicado. Que alguien te enseñe a hacer algo es carísimo. Todo es escasez. De vez en cuando pasas hambre, pero por alguna razón hay una red de potajes al aire libre que son gratis. ¿Había algún tipo de Seguridad Social en la Bohemia de la época? A saber. Pero tened claro que como os den algún golpe los pies o brazos se resienten y hay que curarlos. O dormir.

En definitiva, el juego trata de hacernos llegar lo dificilísimo que era vivir en la Edad Media, y lo consigue. El mismo combate, en el que por mucho que subamos niveles, compremos lo mejor de lo mejor nunca nos vamos a sentir precisamente un Geralt de Rivia o un Conan. Siempre sufriremos contra tres tíos. Los combates serán tensos, el peso de la espada y la armadura cuenta, también la puntuación de defensa de cada localización, la longitud, peso y filo del arma, así como su resistencia y si cumplimos o no las condiciones para su manejo…es decir, que posiblemente sea muy divertido y haya que tener en cuenta muchas cosas. Es creíble la trama, es vergonzosamente mundana la actitud de tanto campesino, escriba, monje y nobles. Todo transmite autenticidad, cariño y detalle. La propia calle, sus colores, sus sonidos, su suciedad y la diferente manera de expresarse de sus personajes. Todo.

Pero, como todo, hay sus límites. No puedes hacer un combate realista del todo, ya que el personaje no se curaría durmiendo un día. Pero está bien: es un juego. Está para divertirnos, no parar sufrir…aunque gran parte del encanto del juego, además de la ambientación con más bien pocos recursos gráficos para lo que cabe esperar con una superproducción, es lo que nos hace disfrutar de ser un pringado en la Edad Media. De cómo sobrevivimos a todos esos ladrones, asaltadores de caminos, invasores, idiotas pomposos de las ciudades y nobles capullos. De cómo lo hacemos sin tener ni idea de nada, aprendiendo a las duras, sin el camino suave que nos lleva al heroísmo al que estamos tan acostumbrados en tantos otros juegos. Que nos pide algo de ingenio, algo de pensar y algo de darnos cuenta de una horrible verdad: en la miseria, la pobreza y la ignorancia lo del honor y los Derechos Humanos es complicadísimo.

El juego sale mal parado en depuración de errores, que salió plagado desde casi el primer día y ha se intentado de paliar con parches gigantescos, además de tratar de suavizar cosas mal hechas directamente con el juego: el minijuego de abrir cerraduras, por ejemplo. Quizás hay un exceso de ambición: tenemos minijuego para afilar armas, minijuego para robar (accesible pero tampoco chupado), minijuego para hacer pociones (el más divertido: llegaremos a calcular el tiempo en que cocemos ingredientes y cuando mezclamos), minijuego para regatear precios de cosas, minijuego de juegos de azar…es una especie de maravillosa declaración de intenciones que por momentos es maravillosa y por momentos te cuelga el juego.

Incluso lo del cuidado de The Witcher 3 a las secundarias lo vemos aquí. Por poner un ejemplo: un herrero nos comenta que otro tiene fama de echar hechizos  a sus armas y que nos recompensará si conseguimos dicho secreto…iremos a espiar y veremos que el herrero “mágico” no suelta prenda. No diremos cómo, pero se puede descubrir que el herrero canta una inocente canción mientras hace su trabajo…cuya frecuencia de notas marca el ritmo al que golpea su martillo, siendo el resultado de ese golpeo armas mejores. ¿Qué hacer? Aprendernos la canción y sus pausas para soltarselas al primer herrero. Pero ojo, memorizadla, porque a la hora de recordarla nos saldrán tantas opciones de respuesta que habrá que haberla memorizado de verdad, con sus pausas y todo. De hecho, alguna vez me he tirado fácilmente cuatro o cinco horas sin pegarme con nadie. Cuatro o cinco horas como si estuviera en una especie de aventura gráfica en la Edad Media, hablando con unos, negociando con otros, usando una venda en un personaje, recolectando hierbas, haciendo pociones, hablando con otros, cogiendo llaves…y terminas pensando que disfrutas tanto de todo eso como del combate. Incluso, yo qué sé, más. Llama la atención el poco combate que es necesario para subir de nivel a las habilidades, pero es que el combate, no sé si lo hemos dicho, es MUY letal.

En definitiva, un videojuego arriesgado, que nos suelta en paracaídas a un universo realista y hostil. Un videojuego ambicioso, distinto, que nos trata como a un pringado más, hecho con mucho mimo pero también, que nadie se engañe, como muchísima chapuza, cosa incomprensible y defecto más que evidente (como el desastroso sistema de guardar partida: sólo en camas, en autoguardados de la historia, cuando nos mandan una misión o con una poción. O los excesivos tiempos de carga). Con el tiempo echadle un vistazo si han acabado de arreglar todas las taras y problemas.

Sed felices.

Raúl Sánchez
Raúl Sánchez
Arriba es abajo, y negro es blanco. Respiro regularmente. Mi supervivencia de momento parece relativamente segura, por lo que un sentimiento de considerable satisfacción invade mi cuerpo con sobrepeso. Espero que tal regularidad respiratoria se mantenga cuando duerma esta noche. Si esto no pasa tienen vds. mi permiso para vender mis órganos a carnicerías de Ulan Bator.
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2 COMENTARIOS

  1. Admito que leí tu post antes de que saliese, pero lo comento ahora. Quería compartir unas impresiones personales a partir de este análisis:

    Al cabo de 7 horas dejé de jugarlo. Más que nada porque me di cuenta porque no es mi estilo de juego (y eso que a priori tiene todos los elementos para que sí lo sea) pero con todo lo que describes, su dificultad en combates, en aprender, en comer, dormir, peso que puedes llevar, cosas que puedes hacer… me di cuenta que es un juego orientado a los jugones más hardcore. Todas sus dificultades, en principio bien planteadas, acaban lastrando la experiencia de juego. Está bien que un campesino no pueda matar de primeras a un soldado forjado en cien batallas, pero el sistema de combate, para hacerlo complicado, es farragoso. Abrir cerraduras y aprender habilidades a base de repetición también. En definitiva, requiere mucho más tiempo de lo que uno considera que debería ser lo adecuado para hacerte ver que la vida en la Edad Media era muy jodida, y pasa ser que crea la sensación de que estás perdiendo el tiempo en una y otra cosa.

    Entre progreso y progreso, claro, está ese nefasto sistema de grabado que tantas críticas ha generado y que tantos miles de descargas de mods alternativos ha generado en pocos días, por complicar las cosas absurdamente. Y todo ese sistema de supervivencia habría sido bien recibido quizá como algo opcional, como en el Fallout, y también la cámara en primera persona. Los amantes de los juegos muy inmersivos de superpervivencia disfrutarán, claro, pero no es para todos y la campaña de publicidad que han hecho así como el trailer daba a entender que sí.

    Por último los gráficos son un quiero y no puedo de Witcher III, quedándose un algo tosco a medio camino entre el indie y el AAA.

    En fin, lo que quiero decir es que no es un mal juego pero tiene un gran pero: tienes que saber a qué te vas a enfrentar, y eso no lo han sabido transmitir. Es un juego con una curva de aprendizaje muy jodida, y aunque tiene cosas excelentes como poder acabar con unos bandidos envenenando su comida de noche y volviendo al día siguiente a su campamento cuando estén enfermos y matarlos, en muchos aspectos tedioso.

    Pd: gran análisis, como siempre. Y desde luego es flipante lo alargada que es la sombra del Baldur’s Gate.

    • Totalmente de acuerdo en todo. Es, creo, un juego para echarle un ojo cuando baje mucho de precio, por aprovechar lo mucho bueno que tiene…y para que no te enfade haber pagado tanto por lo mucho malo que también, sobre todo la curva de dificultad.

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