¿Quién dijo que segundas partes nunca fueron buenas? Hoy os traemos el análisis de la que está considerada una de las mejores secuelas de la historia: Rocky II (1979). ¡Espero que os guste!
Escrita y dirigida por Sylvester Stallone, el filme se presenta como una secuela con toques de remake de Rocky (1976), ya que la primera fue un proyecto de bajo presupuesto y muchas escenas que quedaron algo vacías por falta de financiación en esta secuela se repiten, pero con un mayor capital a sus espaldas, y se nota.
De manera muy acertada la historia comienza al ritmo de Gonna fly now, de Bill Conti, con un flashback de los últimos momentos de la primera pelea de Rocky contra Apollo.
Los púgiles son llevados de urgencia al hospital, donde se encuentran delante de la prensa y Apollo en un alarde de testosterona reta a Rocky a un segundo combate.
A Rocky le realizan una intervención en el ojo derecho, que debido a la pelea ha quedado dañado. Los médicos le recomiendan que no vuelva a boxear porque podría perder la vista.
El potro sale airoso del hospital y unos publicistas le ofrecen la posibilidad de ganar mucho dinero realizando anuncios para la televisión.
En uno de los clásicos momentos románticos que caracterizan a la saga, Rocky pide matrimonio a Adrian (Talia Shire) y celebran su unión con una boda íntima. A continuación, a nuestro héroe se le sube la fama y la fortuna a la cabeza pensando en el dinero que ganará con la publicidad y se dedica a gastarse todo en un coche caro, una casa, joyas, etc. Poco después se descubre que Adrian está embarazada… se masca la tensión.
Al mismo tiempo Apollo no para de recibir cartas acusándole de haber amañado el combate y de ser un fraude y decide tomar cartas en el asunto persuadiendo a Rocky para volver a subirse al ring.
Rocky comienza a grabar los anuncios para comercializar productos en nombre de el potro italiano, cuando nos damos cuenta de que su falta de estudios le impide leer con fluidez, por lo que le despiden.
El drama continúa al ver que no le contratan en ningún sitio y se le está acabando el dinero del primer combate, por lo que decide trabajar de ayudante en el gimnasio de Mickey (Burgess Meredith), su antiguo entrenador, para seguir dentro del mundillo del boxeo, mientras Adrian retoma su trabajo en la pajarería.
Apollo reta a Rocky públicamente por televisión y Mickey incita a Rocky a volver al ring. Pese a tener un ojo muy tocado y haberle prometido a Adrian que no volvería a pelear, la fanfarronería de Apollo y la falta de fondos le llevan aceptar la revancha.
Rocky comienza su entrenamiento con Mickey, que decide cambiarle la guardia y convertirle en ambidiestro, para poder proteger su ojo y confundir a Apollo. Pero Rocky no se siente confiado y piensa que está traicionando a Adrian y no se toma el entrenamiento en serio. Las penas no cesan, cuando Adrian da a luz y se queda en coma por perder mucha sangre debido al sobre esfuerzo durante el embarazo. Rocky decide dejar de entrenar y quedarse al lado de su amada hasta que despierte.
Pasado un tiempo Adrian despierta y le implora a Rocky que venza a Apollo. Aquí comienza el verdadero entrenamiento. Stallone hace honor a la primera película cuando vemos a Rocky entrenar de la misma manera que en la anterior y con la misma banda sonora, pero también homenajea a su otro alter ego más importante, John Rambo (que vendría después), completando todas las escenas del entrenamiento con su mítica bandana roja.
Intensas flexiones y abdominales, el juego de atrapar la gallina (que en Creed retoman) y la ya tradicional carrera por Filadelfia hasta arriba de las escaleras del museo, esta vez seguido de lo que parecen ser todos los niños que habitan en Filadelfia. ¡Rocky está listo para el combate!
Y llegó la gran noche… Rocky sale de casa, apoyado por los vecinos de la zona, despidiéndose de Adrian que debe quedarse en casa con Paulie. Antes de ir hacia el Philadelphia Spectrum, Rocky instaura una nueva tradición previa a sus combates, la bendición del padre Carmine.
Tras la presentación y un coreado “¡Rocky! ¡Rocky!” empieza el combate.
Apollo machaca a Rocky en el primer asalto, rompiéndole la nariz. Rocky empieza a soltar la derecha que tanto ha estado practicando y acorrala a Creed en la esquina. Apollo obtiene el 3º,4º y 5º asalto, pero el 6º es para Rocky. En el 7º Apollo acorrala a Rocky, pero en el 8º Rocky se centra en los costados del campeón y gana el asalto, junto con el 9 y 10º (con unas excelentes y detalladas escenas a cámara lenta).
Apollo sigue castigando al aspirante y gana el resto de los asaltos.
Decimoquinto y último asalto, Apollo vuelve a tener el combate ganado a los puntos, pero quiere lograr el K.O. para asegurarse la aceptación del público. Rocky libera su izquierda y destroza a Apollo con una serie de demoledores golpes.
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Los dos púgiles caen al suelo y en la cuenta atrás más desquiciante de la historia, ambos luchan por ponerse en pie. 7, 8, 9… Rocky se agarra de las cuerdas y en un último esfuerzo consigue levantarse, Apollo cae desfallecido. ¡El potro italiano es el nuevo campeón del mundo por K.O.!
Balboa, emocionado y con los brazos alzados sosteniendo el cinturón de campeón del mundo, agradece el combate a Apollo, Mickey, a Dios y a su amada Adrian a grito de “Mira Adrian ¡Lo he conseguido!”
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Así termina esta gran secuela que nos enseña que aunque se nos pongan piedras en el camino y tropecemos; con esfuerzo y dedicación, apoyándonos en los que nos quieren y sin rendirse, todo se puede conseguir.
Si queréis refrescaros la memoria, aquí tenéis la crítica de Rocky (1976) y aquí la de Creed: la leyenda de Rocky de mi compañero Pedro Pérez S.
¡Disfrutad de las cosas que os hacen felices!
(Fotografía de cabecera editada por mi gran amigo David Gudiño Fonte)
