Se cumple hoy diez años de que llegara a la pantalla de The CW, la serie The 100 (Los 100) que, creada por Jason Rothenberg y a lo largo de siete temporadas, sería emitida hasta septiembre de 2020 erigiéndose en uno de los grandes referentes de la ciencia ficción televisiva de la pasada década, sosteniéndose en una trama post-apocalíptica que iría de menor a mayor en audacia. Una buena oportunidad para volver a echarle ojo…
Cuando The 100 (Los 100) se estrenó en The CW allá por marzo de 2014, la sensación era que estábamos ante un entretenimiento post-apocalíptico sin mayores pretensiones, con buenas dosis de acción y un elenco de actores jóvenes y atractivos.
Es cierto que desde sus comienzos la serie fue muy entretenida, pero no había forma de pensar que se mantendría más allá de dos temporadas con lo limitado de su premisa, como tampoco que alcanzaría los niveles de audacia argumental a que llegaría, convirtiéndose en una de las mejores series de ciencia ficción de la década pasada y quizás de todos los tiempos.
El Arca
Basada en la saga de novelas de la autora Kass Morgan y creada por Jason Rothenberg, The 100, filmada mayormente en Vancouver (una localización por esos días predilecta debido a la menor presión impositiva), se inicia como un drama espacial en el cual una catástrofe nuclear ha devastado la Tierra y unos pocos miles de humanos sobreviven al desastre en doce estaciones orbitales que, con el correr de los años, deciden unirse en una sola, llamada muy apropiadamente El Arca.
La misma es gobernada con férrea mano por un Canciller y su Consejo, pero han pasado noventa y siete años y tres generaciones desde el desastre en la Tierra, comenzando ya la colonia a verse afectada por la carencia de recursos, pérdida de oxígeno y superpoblación, lo cual genera severos controles de natalidad, así como que muchos jóvenes caigan en la marginalidad, las drogas o la delincuencia al no encontrar expectativas reales.
Debido a la necesidad de aleccionar a las nuevas generaciones y a la imposibilidad cada vez mayor de sostener tanta gente en la colonia, los delitos son invariablemente condenados con la pena de muerte cuando los acusados tienen más de dieciocho años, pero no así cuando son más jóvenes, lo que genera el problema del abarrotamiento carcelario.
La situación crítica que atraviesa El Arca, sin embargo, brinda la posibilidad de quitarse a unos cuantos de encima con un fin a la vez útil: cien jóvenes son sacados de la cárcel y enviados a la Tierra con la misión de comprobar si, a casi un siglo de la catástrofe, la radiación se ha retirado y el planeta es habitable. De ser así, ello permitiría al resto dejar El Arca e instalarse en un mundo que nunca han siquiera pisado.
Una Serie Valiente
Con esa base se desarrolla una historia que se va poniendo cada vez mas interesante pero también, y sobre todo a partir de la segunda temporada, más oscura y sin concesiones. En efecto, hay en la Tierra quienes han sobrevivido a la radiación y se han agrupado en clanes que compiten o luchan entre sí, siendo la llegada de los jóvenes del espacio (spacekru, como ellos los llaman) un nuevo foco de conflicto.
También hay quienes, en un bunker subterráneo militar de las colinas, han sobrevivido por no estar en contacto con la radiación, pero solo pueden seguirlo haciendo a través de transfusiones de médula no contaminada, lo cual convierte a los recién llegados en apetecible bocado por haber nacido y crecido fuera de la Tierra y estar, por lo tanto, ajenos a la radiación post-catástrofe.
A lo largo de las temporadas, la historia transita por inteligencias artificiales, mundos virtuales, regresos al espacio, agujeros negros y un segundo apocalipsis en ciernes al que los clanes de la Tierra llaman “praimfaya” (el fuego primitivo). Por cierto y en gran detalle, estos últimos hablan un argot llamado trigedasleng que, apocopado en la serie como trig, fue desarrollado por el lingüista David J. Peterson, mismo creador de las lenguas dothraki y valyrian para Juego de Tronos.
Además, unos pocos de quienes habitan la Tierra han desarrollado un tipo de sangre al cual en trig se llama “natblinda” y suele ser traducido como Sangre Oscura o Sangre Nocturna según países de habla hispana: solo aquellos que la poseen pueden aspirar a ser comandantes de clanes. El origen de esa sangre y su relación con la radiación es algo que se va conociendo poco a poco durante las cuatro primeras temporadas, por lo que no quisiera hacer spoiler al respecto, sino solo decir que tendrá una importancia clave en la historia.
Lo bueno de la serie es que los guionistas tienen la habilidad de someter todo el tiempo a los protagonistas a decisiones reñidas con su propia ética y hacer, por extensión, que cada uno de nosotros replantee a la vez la suya propia: la de The 100 es, a medida que avanza, una historia que corroe y carcome nuestra conciencia.
Y no nos presenta personajes seguros y omnipotentes que duermen tranquilos con sus decisiones; por el contrario, viven en una tormenta de dudas, remordimientos y culpas. “¿Cuántos límites más vamos a cruzar para sobrevivir?” se preguntan. “La certeza es un lujo que los líderes no pueden permitirse” llegan a afirmar. Y es así como una serie que empieza como pasatiempo adolescente termina en profunda reflexión sobre valores y decisiones, haciendo que nos preguntemos cómo actuaríamos nosotros mismos en situaciones así de límite…
Nunca nos pone las cosas fáciles: cuando alguien mata a otro, el guion no echa mano del clásico y cobarde recurso de mostrarnos que merecía morir, sino que nos deja tan atormentados en dudas como a los protagonistas. Hay muchas situaciones en que se nos hace difícil (o hasta imposible) tomar partido, pues cada uno de los implicados en los distintos conflictos suele tener algo de razón y también algo de culpa.
A veces, el héroe de una temporada pasa a villano en la siguiente o viceversa, lo cual es de admirable valentía argumental. E incluso el guion toma decisiones que son exactamente opuestas a las que al fanservice gustaría. Y aun así, sin embargo, la serie se las apaña para seguir siendo exitosa y mostrar a los fans que el mejor camino puede llegar a ser el más difícil de aceptar.
Es así que a lo largo de las temporadas y al estilo Juego de Tronos, son muchos los personajes principales que mueren, tanto que de los cien originales se pueden contar con los dedos los que quedan para el final de la serie: de más está decir que no diré cuáles…
Los Personajes
Clarke Griffin (Eliza Taylor) es sin duda el principal personaje de una serie que, a medida que avanza, se va articulando en torno suyo. Hija de madre médica y condenada por delincuencia juvenil a bordo del Arca, demuestra desde el principio dotes de líder que asume aun a pesar suyo, pero que la convierten casi siempre en voz de su grupo al momento, por ejemplo, de pactar o negociar con otros.
También y por eso mismo, Clarke es quien tiene a cargo las decisiones más difíciles, que las más de las veces son radicales, no escatiman en riesgos y entran en conflicto tanto con la moral como con sus amistades y relaciones. Es un personaje al que por momentos amamos y por momentos odiamos, sabiendo Eliza Clarke, sin ser una actriz deslumbrante, darle el perfil justo para hacerlo creíble en su ambivalencia.
Y si hablamos de Clarke, hay que hablar también inevitablemente de Lexa (Alycia Debnam-Carey), quien no es parte de los cien ni ha nacido en el Arca sino en la Tierra post-apocalíptica y con Sangre Nocturna. Desde los doce años se convirtió en Comandante de su tribu y, más tarde, de los doce clanes unidos que viven en conflicto con la Nación de Hielo.
Pero a partir de la llegada de Clarke y su encuentro con ella, habrá entre ambas una relación muy especial, pues al ser ambas líderes de los suyos entrarán en conflicto, pero a la vez sentirán una cierta identificación que se irá haciendo cada vez más simbiótica a medida que avancen las temporadas y cada una de ambas es vaya constituyendo en contraparte, complemento y espejo de la otra…
Y siguiendo con los personajes importantes a lo largo de la serie, no podemos obviar a los hermanos Blake, con su traumática historia familiar. Bellamy (Bob Morley) es de ambos el mayor, pero su madre Aurora tuvo a bordo del Arca una segunda hija en abierta contradicción con las normas vigentes sobre control de natalidad. Por tal motivo (y aclaro que no estoy contando nada que no se sepa ya en el primer capítulo), Octavia (Marie Avgeropoulos) debe crecer oculta en una habitación mientras su madre, incluso, se prostituye con los guardias para protegerla.
Pero una salida con su hermano a una fiesta de disfraces termina haciendo que el gobierno del Arca sepa de su existencia, lo cual motiva que su madre sea arrojada al espacio en castigo por su falta y ella, al no tener aún dieciocho años, puesta en prisión. Al momento de ser enviados los cien a la Tierra, Octavia será parte de los mismos y su hermano Bellamy, para protegerla, se infiltrará como falso guardia.
A partir de su relación con un guerrero y una guerrera terrestre, que serán a la postre y respectivamente su amante y su mentora, Octavia se irá poco a poco convirtiendo también en guerrera y líder por derecho propio, llegando incluso en algún momento a comportarse de manera casi dictatorial, pero constituyéndose sin duda en uno de los más interesantes personajes de la serie.
Calidad In Crescendo
Podríamos seguir hablando de personajes a lo largo de las siete temporadas porque hay muchos, pero haría este artículo muy engorroso de leer y no es la intención. Lo mejor de la serie tal vez esté entre la segunda y quinta temporada, pero siempre mantiene su nivel, aun cuando (como suele ocurrir) las opiniones sobre la última estén divididas y muy especialmente sobre un final del cual hay que decir que, guste o no, se condice con el tono audaz que tuvo toda la serie.
Y los efectos visuales, que en la primera temporada hacen algo de agua por falta de presupuesto, van mejorando muchísimo con el correr de las siguientes, a la par de un maquillaje y un vestuario realmente magníficos y una fotografía que, a través de primeros planos o cámaras temblorosas en mano, contribuye a realzar el dramatismo, la inmediatez o el vértigo que viven los protagonistas: podrá gustar a algunos y a otros no, pero calza a la perfección con el nerviosismo que se busca transmitir.
En Conclusión
The 100 es, sin duda, una de las grandes series de ciencia ficción por las cuales será recordada la década pasada y, por sobre todo, una demostración de cómo lo que empieza sin mayores pretensiones puede convertirse en una propuesta valiente, audaz y arriesgada, incluso a contramano de los fans.
Presenta además una cantidad considerable de personajes interesantes y no tiene concesiones en eliminarlos si así la historia lo requiere. Si eres de los que dejaron de ver The Walking Dead por la muerte de… (ups, casi lo digo), entonces esta no es tu serie…
A diez años de su estreno, The 100 es una serie que sigue invitando a redescubrirla y de la cual posiblemente volvamos a hablar cuando pasen otros diez. Y si no la has visto, la invitación queda hecha, como también la promesa de que entrarás en un mundo fascinante.
Hasta la próxima y sean felices…