Bienvenidos a un nuevo retro-análisis, en esta ocasión dedicado a “Lost in translation” Escrita y dirigida por Sofia Coppola (Las vírgenes suicidas 1999), la mejor faceta de Sofia Coppola está en esta película; donde a través de actos naturales y sutiles construye una de las mejores películas de romance. Podéis encontrarla en el catálogo de Prime Video.
Antes de entrar en materia, y por si queréis leer otros retro-análisis anteriores, podéis encontrarlos aquí.
Bob Harris (Bill Murray) un actor de edad adulta cuya carrera va en descenso acepta ser la imagen publicitaria de una marca de Whiskey en Tokyo. En el hotel donde se hospeda Bob también se hospeda Charlotte (Scarlett Johansson), una chica recién graduada de filosofía quien acompaña a su reciente esposo, un reconocido fotógrafo. En el hotel nuestros dos protagonistas tendrán encuentros casuales y no tan casuales que los llevarán a tener un pequeño romance; pero no por atracción sexual si no espiritual.
A los amantes de Japón esta película les decepcionara; y es que la ciudad de Tokyo está desaprovechada, no tenemos planos espectaculares o templos majestuosos; más bien Tokyo se presenta de manera lejana, la mayoría de escenas se remiten al hotel y sus habitaciones. Tokyo jamás cobra protagonismo real en esta película.
La falta de protagonismo es a propósito, ninguno de nuestros protagonistas está ahí porque quiere; más bien los han arrastrado hasta ahí. Tokyo constantemente les recuerda que no es su lugar; las cosas no están aptas para ellos, como la regadera, la caminadora o la televisión.
Lost in translation es una película romántica, pero nada convencional, Charlotte y Bob en su primer encuentro lo primero que se dicen el uno al otro es que están casados; ahí se encuentra un paralelismo y una convergencia; Bob lleva 25 años de casado mientras que Charlotte lleva muy poco, pero ambos se sienten perdidos en la vida.
Charlotte se ha comenzado a preguntar si acaso conoce a la persona con quien se casó, cuestionando constantemente si tomó una decisión correcta; Bob tiene un matrimonio monótono donde pareciera que ya no tiene cabida en su familia. Ambos se cuestionan sobre el rumbo de sus vidas.
El insomnio se convierte en un elemento importantísimo ya que gracias a este Charlotte y Bob se conocen. Este elemento es usado elegantemente, se podría intuir fácilmente que la falta de sueño se debe al cambio de horario; la falta de sueño también se debe a las crisis que ambos personajes sufren, el no saber a dónde dirigirse, el estar perdidos.
¿Dónde comienza el romance?
Cuando Charlotte y Bob comienzan a compartir tiempo y Tokyo se convierte en un lugar donde puede haber diversión y aventuras. De repente ya no luce tan mal. Cuando están juntos son las únicas veces que podemos observar de una manera cercana Tokyo.
La conexión de los protagonistas es maravillosa, Sofia Coppola no necesita contar una historia llena de drama y sentimientos fuertes para desarrollar un romance entre dos personas; todo va de manera natural, solo le basta con enseñarnos las crisis ejemplificadas de formas sutiles; el audiolibro que ambos tienen; el cuarto de Charlotte siempre desordenado; las llamadas de la esposa de Bob en las cuales jamás le pregunta por su bienestar; el consumo de tabaco de Charlotte; la inconformidad de Bob de pasar de grabar películas a comerciales; las evasiones de Charlotte por acompañar a su esposo a sus sesiones fotográficas; la bola de golf que una vez golpeada no podemos observar su rumbo.
El romance jamás se basa en la atracción sexual, aunque Bob y Charlotte se frecuenten en ningún momento tienen relaciones sexuales o si quiera se dan un beso. El romance es por medio de la conexión sentimental y espiritual. Bob incluso prefiere enrollarse con la cantante del bar del hotel antes que con Charlotte.
La pérdida del camino es una crisis que no tiene edad ni sexo, aquí tenemos los dos extremos enfrentados. Una chica joven y un adulto; ella cree que se trata de su juventud por lo cual se siente llena de dudas y sin ganas de hacer nada; y él no está contento con el camino que ha tomado su vida. La pérdida del sentido de la vida es la convergencia que los une sentimentalmente; cuando encuentras a alguien que sufre lo que tú de repente ya no estás tan solo. Sientes que incluso puedes avanzar.
Charlotte quien antes de conocer a Bob trató de salir a disfrutar ella sola de las calles de Tokyo pero que fue incapaz de hacerlo, ahora va a Kyoto sola nuevamente, para encontrar que si puede disfrutar algunas cosas por ella misma; el conocer a Bob le ha dado esperanza.
En el viaje de Tokyo los colores son fríos y las tomas cerradas, mientras que Kyoto los colores son cálidos y podemos observar un poco más de los templos, sus rituales y los árboles.
Al final, aunque Bob aplaza su retorno a casa, la despedida es inevitable. Esta última despedida Bob camino al aeropuerto la ve en la calle y no duda en ir con ella, abrazarla fuertemente, susurrarle algo al oído y besarla por primera vez en toda la película.
La película acaba; las palabras susurradas jamás han salido a la luz oficialmente. Esta cinta es un romance que prefiere ser sincero antes que espectacular. No hay frases memorables ni escenas hermosas. Para muchos esta es la mejor película de Sofia Coppola y me incluyo. Para terminar recomiendo el vídeo donde exploran la conexión entre Lost in Translation y Her