Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.
Hoy hablamos de “Primavera para Madrid” de Magius (pseudónimo de Diego Corbalán), cómic por el que el autor ganó el Premio Nacional de Cómic de 2021. Son 272 páginas impresas en colores negro y oro (después volveremos a esto) y en tapa dura. Ha sido publicado por Autsaider Cómics. En resumen, un retrato cambiando nombres (que no caras) de cómo se accede y se ejerce el poder en España, con la capital del reino como fondo dominante en toda la trama.
Como es fácil de ver, en “Primavera para Madrid” usa personajes reales de los muy distintos chanchullos relacionados con el poder, el dinero y la corrupción de la capital del país cambiándoles el nombre en el cómic pero manteniendo la apariencia física y sobre todo comportamental. En esencia es la historia de dos hombres: un pobretón relaciones públicas de garitos pijos que hace lo que sea por ascender social y económicamente (que es visualmente el Pequeño Nicolás) y un trepa vinculado a la construcción y la banca que llegará a ser amigo de la mismísima reina (que es descaradamente el muy real López Madrid). Ambos intentarán por vías distintas ascender en el escalafón de corruptos, criminales, periodistas esbirros, nobles y matones a sueldo que conforman el ecosistema social madrileño. Cada uno por su parte tendrá su respectivo e inevitable final.
En “Primavera para Madrid” se nos intenta pintar el ascenso de estos dos sujetos huyendo del clásico Error Scorsese, a saber: convertir al trepa que no le importa convertir su camino en cadáveres de todo tipo en alguien atractivo, heróico, romántico. Cada vez tenemos más obras que han conseguido salvar ese problema como la serie Succession, por poner un ejemplo bueno: nadie se pone de avatar en internet a Kendall o Roman. En el cómic se baja mucho al barro y se muestra sin tapujos lo malhablados y cutres que son los niñatos ricos, lo infantiles que son relacionándose sentimentalmente los políticos, los llantos desconsolados como niños de teta cuando saben que van a ir a la cárcel y, en general, el tono es siniestro y patético a partes iguales.
Podría sospecharse leyendo esta crítica que todo el patetismo, uso de poderes públicos para intereses privados, chanchullos, puestos a dedo para familiares y amigos se acusa a solo un partido político o sector social concreto, pero nada más lejos: en “Primavera para Madrid” el papel de los medios de comunicación sale igual o peor parado. De manera poco disimulada se pinta a los medios teóricamente de derechas o teóricamente de izquierdas como un arma más de las bambalinas de los poderes en cuestión, una que se usa para destruir o alzar a quien toque. Hasta se establece que compartan jefes y que trabajen de manera coordinada y totalmente fiel.
“Primavera para Madrid” hace un uso más que claro del color oro y negro para contribuir aún más al contraste entre el dinero y lo terrible que todos hacen, piensan y dicen. Un mundo amoral en el que solo existe, de nuevo, el echarle morro, hacer favores, pedir gritando que los devuelvan, las casas de lujo, mear desde rascacielos y la vida con la que todos fliparon con El Lobo de Wall Street…aunque aquí hay la misma cantidad de chapuzas, patetismo, enemigos por el poder que van con todo (por lo civil o por lo criminal) y atacan por juzgados, prensa, política y relaciones sentimentales con lo más burdo y ruín que puedan encontrar.
Al final se puede encontrar uno críticas de “Primavera para Madrid” hablando sobre que es un retrato de la corrupción española, madrileña, de Florentino Pérez/Enrique Cerezo (spoiler: una mezcla de los dos tiene su alter ego en el cómic y aparece de manera ominosa cómo el Malo Supremo) o demás. En realidad no hay sistema corrupto en el cómic, simplemente se describe un sistema. No hay ningún elemento ni personaje remotamente preocupado por el bien cómun, la ley o algo que no sea su estricto ombligo, quitando al rey de España y sus hijas, que con lo único más o menos noble de todo el cómic. Es decir, no es que el sistema esté corrompido. No. Es que la misma esencia del sistema es la que representan con sus conductas sus representantes públicos, sus periodistas, sus empresarios, sus servicios secretos y demás. La excepción, en el cómic, es el actual rey (más o menos, claro y más por comparación con el resto que otra cosa) y sus hijas. Y ya.
“Primavera para Madrid” usa muchas fotos famosas de los principales protagonistas de las corruptelas mediáticas estos últimos años. En este artículo muestran algunas, con alguna indicación de qué personajes reales se corresponden con cuales del cómic. Los más famosos los conocemos todos los que hayamos vivimos en España, da igual lo que estemos interesados en las noticias. Los más atentos a la actualidad reconocerán algunos más, pero para nada es importante para entender la historia y lo que se cuenta, en esa versión extendida inventada de lo que ha llegado al gran público. Algunas fotos mitológicas (incluso frases mitológicas) de la política española están tal cual plasmadas ahí, añadiendo alguna nota de color con mala baba al respecto (por ejemplo, el origen inventado por el autor del cómic a la famosísima e histórica frase “Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir” del anterior rey de España: es ridículamente creíble que quien se lo inventara fuera alguien como quien se lo inventa en el cómic y en las circunstancias que lo hace).
Por supuesto aparece en otro cómic español más el personaje de la actualidad más parecido a un personaje de cómic, el mismísimo Comisarío Villarejo (en el cómic con otro nombre). Otra vez aparece como monstruo, como terror, como Drácula castizo que se escurre entre la normalidad del día a día para convertir en un infierno la vida de quien toque. Lo cual, como tantas cosas, está basado en algo. Pero se lleva mucho más allá hasta terminar dando auténtico pavor.
El mundo de “Primavera para Madrid” es un callejón sin salida espantoso, asfixiante, en el que la felicidad es escasa y las puñaladas son la norma. El glamour no da espacio suficiente para terminar de disfrutarlo. Y en el que los pringados como los protagonistas, advenedizos que no provienen de familia bien, están destinados a ser cabezas de turco a la que las cosas de la gente de buena de familia de siempre ven que las cosas van mal dadas. Al final es una de las lecciones del cómic, algunas de ellas ya anunciadas en la famosa entrevista maldita a Adolfo Suarez que se publicó muchos años después de ser presidente:
“Los comentarios políticos suelen ser mensajes que no entiende casi nadie. De ahí que la prensa tenga cada vez menos lectores. De ahí que los políticos estén cada día más separados del pueblo… Porque han acabado todos cociéndose en la gran cloaca madrileña… Y molesta mucho que yo hable de una gran cloaca madrileña. ¡Pero es verdad! No existe la preocupación de sobrevolar por encima. Nadie intenta hacer una crítica objetiva de las actuaciones políticas, con independencia del partido que realiza la acción.”
El cómic acaba con el mismo pesimismo y terror que empezó, dejándonos en primer plano quién sería totalmente lógico en el mundo descrito por el autor que fuera el que liderara la nueva época para el país. Es algo exagerado, grotesco y prácticamente inviable en el mundo real, pero al fin y al cabo estamos hablando de un cómic que habla de un mundo desquiciado y cínico en el que todo es oro mezclado con mierda. No es el nuestro. Aunque quien sabe.
Sed felices.