A los que llevamos años disfrutando de ese gran invento llamado televisión nos ha sorprendido la proliferación en los últimos tiempos de los popularmente llamados reboots o secuelas televisivas. Cada vez son más las series que anuncian su regreso y resucitan de entre los muertos para ofrecernos una continuación de una historia que ya creíamos concluida. Y es que las cadenas han escarbado tanto en búsqueda de éxitos pasados, que la parrilla televisiva norteamericana amenaza con convertirse en una especie de episodio de The Walking Dead lleno de series zombi que deambulan y se mezclan con las actuales. Sin embargo, ¿Es esto sintomático de una evidente escasez de ideas? Y lo que es aún más importante, ¿Vuelven con o sin alma?
Algunos de los primeros regresos vinieron de la mano de la cadena CW que, motivada por su deseo de atraer a un público juvenil, decidió rescatar a dos de las series más icónicas para el público adolescente de los años 90: 90210 y Melrose Place. En el 2008 y 2009 respectivamente regresaban las dos producciones de la factoría Spelling que tantos éxitos cosecharon décadas atrás. Concebidas como secuelas pero conscientes de la necesidad de un gancho que les conectasen con el original, ambas series se aseguraron la participación de algunas viejas estrellas que se mezclaban con un nuevo elenco de actores dispuestos a comerse la pantalla. Sin embargo, la ausencia del toque del difunto rey midas de la televisión pronto se hizo notar y ni siquiera las esporádicas visitas de Shannen Doherty o Heather Locklear consiguieron mantenerlas en antena por demasiado tiempo. Los personajes que regresaban carecían del protagonismo esperado y los guionistas parecían no haber captado su esencia convirtiéndolos en versiones caricaturescas de lo que una vez fueron. Otras series como Los Ángeles de Charlie o el culebrón Dallas corrieron con la misma suerte.
Y es que poco importa ya la profanación de los recuerdos del telespectador cuando se trata de un producto que ya cuenta con la ventaja de ser un viejo conocido para el gran público. El efecto de la nostalgia es tal, que ha transformado las secuelas televisivas en una tendencia imparable. Así nos hemos convertido en testigos del revival de una serie de culto como Expediente X, con sus dos protagonistas y su equipo creativo al completo. En este caso concreto, los índices de audiencia sí parecen haber respondido favorablemente garantizando así su continuidad. Sin embargo la sensación general que ha quedado tras ver los nuevos episodios ha sido de insatisfacción. A pesar de tratarse de uno de los regresos más esperados, los guiones carecían de una cohesión, a menudo cayendo en una especie de autoparodia. La pareja protagonista interpretada por David Duchovny y Gillian Anderson tardó también unos cuantos episodios en lograr adentrarse en la psique de sus personajes y captar toda su esencia, aunque afortunadamente la química entre ellos parece estar intacta.
Tampoco la comedia de situación más blanca se ha salvado de este vudú seriéfilo. Más recientemente la serie Padres Forzosos ha visto como la plataforma Netflix la desempolvaba del baúl de los recuerdos y la travestía convirtiéndola en Madres Forzosas, una especie de secuela/revival de esa comedia para toda la familia que en los tiempos que corren encajaría más en el Disney Channel que en una network al uso. Aquí también nos encontramos con otro caso en el que el poder de la nostalgia parece haber tenido el efecto deseado y ya se anuncia una segunda temporada para el año que viene.
El denominador común que parecen tener todos estos regresos semi fallidos es su incapacidad de poder trasladar ese toque de frescura e imperfección que poseían sus predecesoras. Tal vez sea cosa del momento que nos ha tocado vivir, ya que ahora todo es mucho más sofisticado en la pequeña pantalla dejando poco espacio a la naturalidad, pero en la mayoría de las ocasiones asistimos a una clara desvirtuación del recuerdo que tenemos de una particular historia. Es posible que exista una posible redención y que alguno de estos reboots consiga dar con la fórmula perfecta para rescatar y adaptar con efectividad una obra anterior a la etapa actual, pero lo cierto es que eso es algo que por el momento no ha ocurrido.
A pesar de ello, las networks no cesan en su intento y próximamente asistiremos a una nueva hornada de regresos de series vintage como Xena, Twin Peaks, Gilmore Girls o Prison Break entre muchas otras. ¿Serán capaces de lograr crear un producto fiel y digno de suceder al original?
