Norma Editorial sigue apostando por el cómic europeo de calidad y ahora nos presenta Los ríos del pasado, de Stephen Desberg y Yannick Corboz, una historia que mezcla aventuras, misterio, universos paralelos y unas gotas de terror protagonizada por una joven ladrona y una arqueóloga con misterioso pasado que unen fuerzas para resolver un antiguo enigma que pone en peligro a la humanidad.
El resumen de la editorial de este cómic es el siguiente: París: una joven ladrona recibe el encargo de robar el codiciado medallón egipcio del dios Atón, del cual no existía ninguna imagen hasta la fecha. Mientras, en una realidad paralela, un alquimista comanda hordas de gárgolas ávidas de carne humana, haciendo reinar el terror. A caballo entre dos épocas cuya historia no ha transcurrido de la misma manera, la ladronzuela se aliará con Lamia, una misteriosa arqueóloga. Juntas deberán sobrevivir en un mundo en ruinas y dilucidar un misterio que podría cambiar el destino de la humanidad.
Stephen Desberg, guionista que ya nos ha deleitado con obras como El escorpión o La estrella del desierto (ambas junto a Enrico Marini) se alía con el espectacular artista Yannick Corboz para ofrecernos una trepidante historia de acción y aventuras a través de mundos paralelos.
Lo primero que vemos al abrir las páginas del álbum es un extraño mundo en el que se habla de que Lyon fue saqueada en 2016 por unas fuerzas malignas que amenazan a toda Europa. Pero la ambientación que vemos en las viñetas no casa para nada con esa época ya que personajes y escenarios parecen sacados más bien de de la revolución francesa. Pronto queda claro que estamos en un universo alternativo en el que un personaje que se presenta como un Señor del Miedo llamado Lord Worn controla a las horrorosas criaturas que ponen en jaque a una asediada ciudad de París para que, a través del miedo, el clero pueda controlar a la población.
De este escenario pasamos al París actual de nuestro mundo. Se presenta una joven ladrona con problemas para socializar llamada Linn que recibe el encargo por parte del malvado Benyamin Argonovitch de robar un antiguo medallón que acaba siendo la clave para descubrir el pasado oculto del faraón egipcio Ay, el primer gobernante en establecer la idea del monoteísmo durante la decimoctava dinastía.
El robo acaba saliendo de aquella manera y aunque Linn logra escapar con la reliquia acaba en el universo paralelo que ya hemos comentado donde conoce a Lamia, una bellísima arqueóloga que también acabó en el mundo alternativo buscando respuestas sobre el faraón perdido. A partir de entonces la trama se mueve por múltiples escenarios, siempre con Worn y Argonovitch persiguiendo a Linn y Lamia en una búsqueda de la verdad sobre Ay y el establecimiento de la primera religión monoteísta.
La historia que nos cuenta Stephen Desberg no tiene un momento de respiro, con unos personajes que no paran de viajar de un lado a otro y con múltiples giros de guion y de sorpresas que irán dejando de lado el espíritu aventurero de las primeras páginas para adentrase en los terrenos del thriller con unas gotitas de terror que le dan un sabor especial. El problema es que todo ocurre tan rápido que la historia no tiene tiempo de respirar y hay muchas cosas que quedan confusas, además de exigir un esfuerzo al lector para no perderse entre tantas revelaciones, muchas de las cuales echan por tierra todo lo que creíamos conocer de los personajes.
Al menos los protagonistas están muy bien construidos y siempre resultan atractivos e interesantes a pesar de la hipersexualización de Lamia, con unos modelitos difícilmente defendibles más allá de las ganas de lucir cuerpazo. Además, el guionista aprovecha la historia para hacer una crítica descarnada sobre las religiones y el uso que el poder hace de ellas, retorciendo las creencias en busca de sus propios intereses, de tal manera que los poderosos no dudan en retorcer la verdad.
El apartado gráfico corre a cuenta de un Yannick Corboz que ofrece un trabajo sencillamente espectacular. Todo en este libro brilla con luz propia, desde el diseño de personajes y monstruos, hasta la ambientación, con unos escenarios vibrantes e imaginativos que despiertan las ganas del lector de saber más de ese mundo alternativo tan aterrador y atrayente a la vez. Corboz sabe dotar de un gran dinamismo a sus páginas y las escenas de acción son puro arte en movimiento mientras que los momentos más expositivos están dibujados con todo lujo de detalle sin que resulten nunca aburridos. También ayuda la elección del color, gracias al cual y a un adecuado juego de luz y oscuridad se logra situar al lector en los universos donde trascurre la escena sin que haya ninguna duda.
La edición de Norma es perfecta para este tipo de obras. Como suele hacer con los cómics europeos recopila en un solo volumen integral los dos libros de la edición original, así que se puede leer la obra de un tirón. El libro está encuadernado en tapa dura e incluye como extras un pequeño cuaderno de bocetos. Tiene 148 páginas de gran tamaño (24×32) y un precio de 35 euros.
En resumen, Los Ríos del pasado es un libro que atrapa al lector desde la primera página. Hubiera sido conveniente una extensión un poco mayor para que la trama pudiera respirar mejor y no fuera tan acelerada pero aun así logra sorprender con su imaginativa historia de universos alternativos con aires de película de misterio y terror y un dibujo espectacular que eleva el tono general de la obra varios niveles.