Hoy hablamos de una película sobre deportes recién estrenada: The Boys In The Boat o (Remando como un solo hombre). Este género suele ser una fuente de motivación e inspiración, para superar momentos complicados de nuestra vida. Más allá de que la acción se desarrolle desde una perspectiva que a veces roza la fantasía, tengo que reconocer que una película bien hecha sobre un drama deportivo puede generar una buena dosis de optimismo y afán de superación.
El deporte es, como cualquier trabajo al que quieras dedicarte en la vida, un motor para el cambio en lo más profundo de la naturaleza humana, que nos incita a ser mejores. Y no hay nada mejor que el cine para captar esa esencia que muestra el ser humano por superarse.
Una de las cosas curiosas que tiene The Boys in the Boat, es que nos cuenta la historia de un grupo de estudiantes que no están buscando la gloria olímpica, sino que se acercan al deporte para alejarse de la pobreza que sufren cada día. Es a través del deporte que intentan encontrar una forma de ganarse la vida y, en último término, una manera de poder comer y vivir de una manera más digna.
Esa capa fina, en la que los detalles duros y las dificultades por las que pasan los personajes envuelve la trama principal, es lo que más me ha llamado la atención. Porque se muestra, no se explica, en pequeñas pero importantes escenas y diálogos a lo largo del metraje. Una cosa que consigue Clooney es que la cámara capte con naturalidad, desgranando lo cotidiano, para mostrarnos una situación con la que puede empatizar cualquier persona del planeta.
The Boys in the Boat es una película biográfica estadounidense de drama deportivo de 2023. Coproducida y dirigida por George Clooney a partir de un guion de Mark L. Smith. Una historia basada en el libro de 2013 del mismo nombre de Daniel James Brown. La película está protagonizada por Callum Turner y Joel Edgerton.
La trama de The Boys in the Boat se sitúa en la época de la Gran Depresión, centrándose en el equipo de remo de la Universidad de Washington, que llegó a ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Sobra decir que nos vamos a encontrar con carreras emocionantes, entrenamientos incansables, un entrenador duro pero justo, compañerismo, etc.
Pero sobre todo, un mensaje positivo sobre triunfos improbables, (ojo, lo bueno de los dramas deportivos es que las victorias ocurrieron de verdad). Lo importante de todo este cóctel, que no debe faltar en una película deportiva, es cómo se retrata al equipo que está dispuesto a vivir una historia de superación, y en eso hay que decir que Clooney consigue exhibir una puesta en escena impecable.
Quizás uno de los fallos de The Boys in the Boat es que el peso de su narrativa se reduce a presentarnos los hechos y logros de los personajes de una manera demasiado distante.
Aun cuando las escenas de entrenamiento en el agua estén bien filmadas, esa frialdad impide a veces seguir con interés a los deportistas, esta limitación perjudica a la película ya que logra que no terminemos de emocionarnos del todo, ni con la historia, ni con los personajes. Una distancia que termina por distraer al espectador a la hora de implicarse en las hazañas de los remeros; por lo menos a mí me han faltado unos cuantos gramos de épica o tensión. Puede ser que le falte algún buen discurso en el vestuario o una buena charla motivacional, con su música épica de fondo que nos haga recordar esa secuencia durante décadas.
The Boys in the Boat sobresale por su ambientación de la década de los treinta, desde las indumentarias de los deportistas hasta el vestuario en general. Incluso las localizaciones y el aspecto que destilan sus composiciones de plano.
A destacar: la parte final, cuando llegan al Berlín de los Juegos Olímpicos de 1936, momento que sí logra crear un poco de tensión dramática antes de la final ansiada.
En cuanto a los personajes, están correctos sin más. Quizás destaque algo más Joel Edgerton como entrenador, pero se queda un poco lejos de emocionarnos como lo hace, por ejemplo, el Samuel L. Jackson de Coach Carter.
The Boys in the Boat, refleja muy bien la época en la que tuvieron lugar los hechos. Durante la Gran Depresión, un gran número de familias en Estados Unidos vivían endeudadas y prácticamente en la miseria. Y he aquí una de las virtudes de la película: las dificultades son lo que impulsa a querer participar en el equipo de remo. Y gracias a ello, los miembros del equipo son capaces de aprender a esforzarse y a trabajar por un objetivo común. Porque esto les da la posibilidad de cobrar una beca, tener un lugar donde dormir y algo de comida en el plato.
Toda esta época de dificultades se desvela mediante trazos finos durante toda la película, con la que consigue ser capaz de captar la atención del espectador gracias a su sutileza. Se muestra en la magnífica escena en que el protagonista se reencuentra con el padre que lo abandonó cuando era niño. Una conversación breve, dura, seca que dice mucho más de la época y del conflicto del abandono que muchas otras películas en su total duración.
Otro diálogo a destacar en The Boys in the Boat es el que mantiene el protagonista con su mentor, el viejo que se dedica a fabricar los barcos. Este discurso sí logra traspasar la pantalla y llenarnos de empatía con sus breves pinceladas de emoción y sabiduría: las palabras y las emociones fluyen como el bote que se desliza con suavidad por el agua. Aquí sí se logra transmitir la magia del cine, que nos muestra que la vida es fluir entre la corriente con sus infinitas curvas, con el temor de caerte al agua y donde, para mantenerte constante, simplemente hay que aprender a fluir hasta llegar a la meta.
En definitiva, lo mejor de The Boys in the Boat, es que consigue que las imágenes, los diálogos y el tempo narrativo logren fluir como una buena película que consigue su meta, que no significa más que llevar el flujo de la vida hasta la emoción del espectador.
Aquí os dejamos el tráiler de The Boys in the Boat.