Aquí me encuentro de nuevo con otro retro-análisis de esos que tanto me gustan aunque este sea de una cinta que está de nuevo en cines con su remasterización en 4K. Estoy hablando de Akira, de Katsuhiro Otomo de 1988. Una película de animación que nos llegó a España en 1992 y nos trajo consigo un auge del anime con títulos como El Puño de la estrella del Norte, Alita, 3×3 ojos, Doomed Megalópolis, etc… Cierto es que años antes ya teníamos series japonesas en nuestras pantallas de televisión (Saint Seiya, Heidi, Capitán Tsubasa…), pero no existía el concepto de ‘anime’.
La obra de Otomo es sinónimo de Cyberpunk y a muchos nos dio a conocer ese género con las vivencias de Tetsuo y Kaneda. En este año que vuelve a estar de moda esa ambientación futurista y decadente con ‘Cyberpunk 2077’ de CD Projeckt Red (aunque su estreno en consolas ha sido muy problemático debido a las decenas de ‘bugs’), Akira vuelve a los cines para que una nueva generación pueda disfrutar de esta obra maestra.
Año 2019. Neo-Tokyo es una ciudad construida sobre las ruinas de la antigua capital japonesa destruida tras la Tercera Guerra Mundial. Japón es un país al borde del colapso que sufre continuas crisis políticas. En secreto, un equipo de científicos ha reanudado por orden del ejército un experimento para encontrar a individuos que puedan controlar el arma definitiva: una fuerza denominada “la energía absoluta”. Pero los habitantes de Neo-Tokyo tienen otras cosas de las que preocuparse. Uno de ellos es Kaneda, un joven pandillero líder de una banda de motoristas. Durante una pelea, su mejor amigo, Tetsuo, sufre un extraño accidente y termina ingresado en unas instalaciones militares. Allí los científicos descubrirán que es el poseedor de la energía absoluta. Pero Tetsuo, que no se resigna a convertirse en un conejillo de indias, muy pronto se convertirá en la amenaza más grande que el mundo ha conocido. (FILMAFFINITY)
Partimos de la clara premisa que el manga del propio Katsuhiro Otomo es una obra excepcional que, por suerte para sus fans, desde finales del año pasado la estamos pudiendo disfrutar en España en su edición original de la mano de Norma Editorial. He de reconocer que cuando disfruté por primera vez de la cinta de animación (con 14 años) no llegué a entender todas los matices de la trama principal, eso del poder de la memoria y Akira como “energía pura” me sonaban a chino (permitidme el chiste sin gracia) pero la ambientación y sus personajes me parecieron increíbles.
Akira es la historia de un perdedor que se encuentra con un poder que no puede controlar y que lo acaba corrompiendo. Ya lo dijo el tío Ben: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.”
Como buena historia cyberpunk, nos encontramos con una sociedad descontenta en la que los barrios marginales inundan la gran urbe de Neo Tokyo dominada por militares y gobernantes corruptos. Otomo nos muestra un mundo en el que los jóvenes no encuentran su sitio en la sociedad, donde un estado marcial oprime a un pueblo que busca en Akira la figura mesiánica que los salve. Quizás el neón y las variopintas motocicletas nos nublen ligeramente, pero para vivir esa problemática (por desgracia) no hay que viajar al futuro. Creo que este mundo acelera de forma incontrolada hacia un ultraconservadurismo extremo.
La trama puede parecer algo enrevesada, pero tratar de simplificar un manga tan extenso debió ser un trabajo muy complicado. Además, aquí en España se presuponía que los ‘dibujos animados’ eran para niños y Akira y otras películas de animación niponas llegaron para romper esa regla no escrita con tramas adultas, violencia y sexo. Quizás al ser la primera (aparte de su gran calidad) Akira es la más recordada por la gente de mi generación.
Akira cuenta con una animación excepcional teniendo en cuenta que han pasado 32 años por ella, además de un ritmo y una acción trepidantes. ¿Quién puede olvidar la persecución inicial entre la banda de Kaneda y ‘Los Payasos’? Esta cinta de animación se ha convertido en todo un referente de muchos autores, tanto orientales como occidentales, a la hora de plasmar futuros distópicos.
La banda sonora compuesta por Geinoh Yamashirogumi es una obra maestra que por desgracia no se puede disfrutar en el filme con todo el esplendor que se merece. Cuando se escucha de forma independiente se aprecian todos los matices de esta composición. Esos ritmos tribales acompañados de respiraciones que se contraponen a lo metálico y frío del mundo de Akira. Recomiendo a todo amante de la música que escuche este ‘soundtrack’ porque es memorable. Y como ‘bonus track’ también insto a disfrutar de la composición de Kenji Kawai para ‘Ghost in the Shell’.
En Netflix podéis disfrutar de esta película, aunque no es en 4K.
Conclusión
No estoy descubriendo la pólvora si digo que Akira es una de las obras más grandes de la animación nipona y que nadie puede dejar pasar la oportunidad de verla ahora que se ha reestrenado en cines con calidad 4K. Acción trepidante, excelente trama, personajes memorables y muchos más ingredientes hacen de esta cinta una obra de culto que muchos tuvimos la suerte de disfrutar a su llegada a España.
Akira demostró a quienes pensaban que solo los niños veían “dibujitos animados” que el entretenimiento y las historias profundas trascienden más allá de los medios en las que se plasman.
Akira marcó un antes y un después, por ello creo que es de obligado visionado y lectura en el caso de poder acceder al manga de Otomo.
¡Yo soy…Tetsuo!