Tragones y mazmorras salta del popular manga de Ryoko Kui hasta nuestras pantallas vía Netflix. La plataforma de streaming estrenó a principios de año este anime con su formato de episodios semanales, por lo que a partir del jueves 4 de abril puedes disfrutar de los 14 capítulos que forman esta historia de dragones tan curiosa.
Lo de ‘curiosa’ no lo digo porque aparezcan dragones, ya estamos bastante acostumbrados a ellos. Sin ir más lejos, hemos tenido el estreno reciente de Damsel. Tragones y mazmorras es curiosa porque detrás (o delante) de esta aventura nos van a revelar una serie de recetas imposibles de cocinar, ya que sus ingredientes no son de los que se encuentran en el super.
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Gastronomía atípica.
Un día, en un pequeño pueblo isleño, se oye un ruido sordo en la tierra y un hombrecillo extraño emerge de una grieta creada en el suelo. Este personaje afirma que muy por debajo del cementerio se encuentra otro reino. Un submundo compuesto por miles de galerías siniestras habitadas por monstruos y llenas de tesoros de incalculable valor.
Su historia inspira a muchos buscadores de fortuna que no dudan en adentrarse en esas peligrosas mazmorras con la esperanza de encontrar un tesoro que les facilite la vida. Entre esos grupos de intrépidos aventureros se encuentra uno liderado por el decidido espadachín Laios, un humano con mucha fuerza y una inteligencia inversamente proporcional.
Una de sus incursiones acabó de forma no deseada. Su hermana Falin, una sanadora maga con grandes poderes, ha sido devorada por el temible Dragón Rojo. El, junto a Marcille, la elfa mágica y Chilchuck, un joven habilidoso resolviendo jeroglíficos, decide hacer lo que sea necesario para salvar a Falin antes de que sea consumida por completo por el dragón.
Tienen poco tiempo, poco dinero y carecen de provisiones. Pero aun así, deciden adentrarse en la mazmorra con la idea de acabar con el Dragón Rojo y rescatar a la joven de su barriga. Por suerte para ellos, se encontrarán con Naka, un enano guerrero que se unirá al grupo con sus insólitas recetas y sus cazuelas.
Será gracias a él y a sus habilidades culinarias como este grupo de jóvenes aventureros logre sobrevivir en ese mundo inhóspito lleno de criaturas peligrosas… que serán devoradas en suculentas comidas por nuestros héroes.
A lo largo de esta serie de comedia fantástica, el grupo se aventura en mundos desconocidos en las profundidades de las mazmorras, encontrando todo tipo de trampas, así como enemigos potenciales, aliados y otros personajes extraños (investigadores gnomos, ranas gigantes y los nomuertos entre ellos).
Cada episodio semanal ofrece su propio menú extraño, así que mantente atento a todo, desde sorbete de exorcista hasta tortilla de mandrágora (tal vez con un poco de condimento de gusano o algo pegajoso), mientras nuestros héroes luchan contra una gran cantidad de criaturas bestiales y sus propios y temibles apetitos.
Cosas buenas y cosas no tan buenas de Tragones y mazmorras.
Lo primero que llama la atención de la serie de Netflix es lo bien construido que está el mundo en el que se desarrolla la acción. Suponemos que los creadores de la serie se han basado en el manga y solo han tenido que seguir las indicaciones del mismo para crear estas mazmorras de forma tan detallada. Sea de quien sea el mérito, tengo que decir que esta perfecta construcción llena de detalles en su historia consigue hacer creíble un lugar que de primeras nos suena a videojuego.
Otra cosa buena de Tragones y mazmorras es la sintonía existente entre los personajes protagonistas. Cada uno de ellos destaca por un motivo y eso que les hace destacar es a la vez lo que lo diferencia del resto y le hace único dentro del grupo. Y lo bueno es que, en lugar de separarlos, esas diferencias hacen que encajen unos con otros, convirtiéndose en un grupo homogéneo y bastante solvente a la hora de enfrentar problemas. Lo que a uno le falta lo tiene el otro y viceversa.
Su humor es también algo que hay que señalar. Una comicidad sencilla que busca sacar una sonrisa al espectador y de este modo acercarlo a esta historia de supervivencia y rescate contrarreloj, y tengo que decir, que consigue a la perfección su cometido.
Pero no todo iba a ser bueno. Hay dos cosas que hacen que Tragones y mazmorras no sea todo lo buena que debería ser. Una de ellas es el dibujo del anime. Sin ningún cuidado, sin detalles, se nota que han ido simplemente a contar una historia sin pararse en ese dibujo que hace la diferencia entre algo bueno y algo normal. De hecho, es tan pobre esa parte del anime que vamos a encontrarnos con demasiadas escenas donde lo único que veremos serán unas paredes de ladrillo… Imagínate…
Sobre esto, tengo que decir que han prometido mejorarlo, y de hecho, se ha podido ver en un primer vistazo a la segunda temporada de la serie que se han puesto las pilas y lo poco que han mostrado tiene una calidad de dibujo superior a la que hemos visto. Además, llama la atención el detalle del dibujo. Esperemos que sea tal y como dicen, y podamos apreciar una mejora en la siguiente tanda de episodios.
Otra cosa no tan buena es precisamente lo que la hace diferente al resto de series. El sello de identidad de Tragones y mazmorras son sus recetas y estas son tan imposibles que de primeras solo puede captar la atención del espectador por la rareza de las mismas. El problema es que cuando empiezan a contarte de forma tan detallada cómo cocinan cada monstruo que se encuentran, la historia se vuelve monótona, aburrida, y tienes la sensación de que la trama está atascada entre sartenes y cazos.
Pero no te dejes llevar por las partes negativas de Tragones y mazmorras, incluso con ellas, la serie merece la pena ser vista. La corta duración de cada episodio contribuye a que sea amena de ver. Eso, junto a una historia poco vista y unos personajes peculiares, hacen de esta serie una buena propuesta para los amantes de los animes de aventuras.
Tráiler de Tragones y mazmorras.