Ha llegado el momento. Después de un año esperando para ver el desenlace de la saga, por fin está aquí. Durante todos estos meses, actores, directores y productores a través de sus redes sociales e incluso medios de comunicación anunciaban que se acercaba el final de una era, y en cierto modo es así.
Muchos de los que se sienten en la butaca de su cine de confianza (o el que hayan conseguido encontrar libre) pensarán que llevan un año esperando para este momento, pero en realidad no es así. Desde que el Universo Cinematográfico Marvel empezase en 2008 con Iron Man, han pasado 11 años. Esto se puede decir muy pronto, pero en realidad son 4.015 días, o mejor dicho 96.360 horas, o mejor dicho 21 películas. Soy consciente de que para muchos de nuestros lectores estos personajes no nacieron en el cine, sino en las viñetas de un cómic, de aquellos libretos de fantasía que les acompañaron durante su infancia, adolescencia y seguro que hoy mismo siguen estando ahí, recordándonos qué es lo correcto, cómo afrontar la salida, qué hacer cuando los problemas nos superan, cómo afrontar las dificultades y ser un héroe, que no significa tener superpoderes y reventar edificios, sino actuar siempre con respeto, mente fría e intentando ayudar a los demás, porque si ellos están pasando por un mal trago, nosotros podemos pasarlo también en un futuro, o haberlo vivido ya seguramente.
Para otros tantos, el primer contacto que hayan tenido con estos superhéroes habrá sido a través del UCM. No pensemos solo en adultos, sino en niños. Niños entonces que son adultos ahora. Para ellos, este el final de una etapa, pero el comienzo de otra maravillosa y alucinante, pero que también tendrá su parte mala. Hay que ser fuertes y saber cómo afrontar la derrota.
Todo esto de lo que estoy hablando, puede reflejarse en los 10 primeros minutos de película. No quiero fastidiarle la experiencia a nadie, así que esta “crítica” no tendrá spoilers, pero si queréis haceros una idea sobre qué tal está la película o de que va ir os lo puedo anunciar desde ya. La película va de cambios, de caer y levantarse, de afrontar las derrotas de cara, de luchas y sacrificio en pos de un objetivo, de aprender a gestionar las emociones y de lo que significa ser un “héroe marvel”.
Endgame cierra una etapa (creo que no voy a ser yo quien os haya descubierto esto) y lo recuerda a cada minuto que pasa. Se divide en tres actos fundamentalmente, lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser. Creo que es la mejor manera de definirlo. La cinta está plagada de homenajes y referencias, de grandes momentos que recordar, así como grandes errores, pero también de escenas que nos dicen que algo malo, a la larga, puede hacernos bien.
El problema supongo, es que una película de tal magnitud que pretende decir tanto y abarcar tanto público, se enfrenta a un panorama difícil. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, ya lo sabréis imagino. Al fin y al cabo, esto no deja de ser un negocio y el tito Mickey sigue llenándose la cartera a costa de nuestras ilusiones. El film es visualmente espectacular y la banda sonora original es digna de ser recordada, contando con una de las melodías más épicas de la historia. Sin embargo, la cinta cae en recurrentes contradicciones y echa mano de alguna que otra trampa en el guion en pos de contarnos algo grande, gigante, enormérrimo, tanto, que a veces se les pasa pulir los pequeños detalles. Pero claro, seguirá existiendo aquel a quien no le importe una grieta en la estatua, mientras que se vea la magnificencia de la figura.
Seguramente muchos lloren viendo la película, os aseguro que también reiréis porque esto es el festival del humor y aunque el mundo se haya ido al carajo, los superhéroes marvel siguen siendo unos guasones de cuidado, pero creo que pensaréis también. Quizá no mucho, porque a la mínima que busquéis un poquito de lógica el castillo Disney de naipes se os cae encima. Pero si conseguís llegar al mensaje que pretende lanzarnos la película, pasando por alto todos sus errores, y perdonando sus faltas como las mentiras y exageraciones de un amigo cuando quiere contarte la increíble historia que le sucedió el martes pasado, entonces disfrutaréis, durante unas tres horas, antes de que se enciendan las luces, y recordéis que lleváis meándoos cerca de 20 minutos.