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Wonder Woman de George Pérez: el reinicio fantástico de un personaje mítico

Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.

Wonder Woman era un mito. Quien quiera entender el porqué debería leerse el estupendo post de Adrián en esta sacrosanta página. Pero la editorial que sacaba sus cómics, DC, estaba perdida. Es normal. Estar sacando cómics de los tres grandes superhéroes (Batman, Superman, Wonder Woman) desde los años 30 llevaba a ello: demasiados cómics, demasiadas líneas temporales, demasiados universos alternativos. Era realmente complicado manejarse en todo ese embrollo. Y aunque era DC quien tenía al primer superhéroe del cómic (Superman) y quien llevaba más en el negocio le había aparecido una competencia seria. Unos tales Jack Kirby y Stan Lee se inventaron Los Cuatro Fantásticos, comiéndole terreno a mediados-finales de los 60.

El reinicio de DC

Marvel a mediados de los 80 le había comido toda la tostada. La Patrulla X de Claremont y Byrne había sido un terremoto contra el que parecía imposible luchar. Y DC Comics hizo un reinicio de todo su universo. En 2017 ya hemos visto unos cuantos con resultados irregulares, pero el reinicio de los años 80 se realizó mediante el mejor crossover superheroico que se ha hecho nunca: la Crisis de las Tierras Infinitas (1986). Un cómic en el que hay decenas de superhéroes por página, en el que se juega el futuro de decenas de planetas Tierra alternativos, con una de las apariciones de un supervillano más amenazantes que se han visto. Como suelen decir los anglosajones, una historia más grande que la vida. La amenaza fue muy real, con muertes de superhéroes de primera línea y una mítica portada parodiada/homenajeada mil veces, alguna de ellas incluso por él mismo. Un día deberíamos hablar despacio de este cómic, pero por resumir podemos decir que no hace falta saber mucho de DC para asombrarse y maravillarse leyéndolo. Y viéndolo. Su dibujante, George Pérez, hace una de las mayores maravillas que ha hecho nadie en un cómic de superhéroes, llenando las páginas de personajes, siendo detallista, clásico pero espectacular a la vez. Un cómic que no ha envejecido mal en absoluto y para el que no es necesario conocer ni al 10% de los personajes para dejarse llevar y disfrutarlo como merece, gracias al trabajo estupendo del guionista, Marv Wolfman.

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DC Comics no se bastó con eso. Cada uno de los tres grandes personajes de la editorial fue para alguien genial. Superman sería parcela del dibujante más influyente de la década, John Byrne, que haría Man of Steel, uno de los orígenes más logrados de un superhéroe (aunque recibió en su momento críticas por la “marvelización” del personaje). Batman cayó en manos del mismísimo Frank Miller, que hizo clásicos del cómic (no sólo del género superheroico) como Año Uno y El Regreso del Señor de la Noche. Y Wonder Woman fue el personaje que le dejaron a George Pérez.

La maravilla de la mujer maravilla

George Pérez había hecho una de las etapas clásicas de Los Vengadores en los 70, destacando por su detallismo, su diferenciación de los personajes y, sobre todo, por su espectacular capacidad para dibujar a mil personajes por viñeta. George Perez tenía el tercer personaje de la editorial, y era el femenino. Junto a Greg Potter y Len Wein en los guiones centraron al personaje en lo que podía tener más sustancia: la mitología griega.

Wonder Woman, siendo fiel a sus orígenes, aparece como una criatura fruto del asesinato de un hombre a su compañera sentimental, como el alma de una niña que murió por la violencia de un hombre. Todas las amazonas vienen de ese origen, como una segunda oportunidad para las mujeres “cuyas vidas fueron segadas por el miedo y la ignorancia del hombre“. Todas creadas por las diosas del Olimpo, con la esperanza de dar ejemplo a la Humanidad con la compasión o la cooperación. Enfrente de ellas, el terrible dios Ares, la encarnación de la guerra y la fuerza. Las artimañas de Ares hacen que el mitológico Heracles consiga con engaños esclavizar a las amazonas, humillándolas por sus sueños de igualdad y fraternidad. La liberación de las amazonas las lleva a viajar a una isla paradisiaca donde vivir en paz, así como la encarnación de la última alma que quedaba víctima de la barbarie del hombre. Alma que recibirá los poderes de las diosas Deméter, Afrodita, Atenea, Artemisa, Hestia y del dios Hermes. Alma que se encarnará en la princesa de las amazonas, que tendrá el nombre más bonito posible, Diana. La que en el mundo de los hombres será conocida como Wonder Woman.

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Como podemos ver, George Pérez, Potter y Wein respetaran el carácter original fundamentalmente feminista y reivindicativo del personaje (a pesar de que a lo largo de los años no siempre ha podido ser así). La historia en esta etapa transcurrirá en torno a la mitología griega, con el panteón olímpico como foco principal de las historias, pero pasando por monstruos mitológicos como la hidra, la Gorgona, el minotauro, referencias a Teseo, Caronte, los terribles dioses Deimos y Fobos, el Tártaro, objetos mitológicos como la Égida, la presencia amenazante de Circe, etc. En el prólogo que escribió Perez de su Wonder Woman en 2003 confiesa que se basó en el Thor de Walter Simonson y en las películas de fantasía de Ray Harryhausen. Si tienes un personaje con orígenes mitológicos griegos hay que aprovechar de esa riquísima mitología para contar aventuras divertidísimas, enfrentamientos muy variados, intrigas muy bien desarrolladas en tiempo y ritmo y, en general, diversión a raudales. Que es, vaya, lo que debería ser cualquier cómic en primer lugar, antes de nada.

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En esta etapa la princesa Diana se enfrentará a los desafíos de los dioses, tanto olímpicos como no olímpicos, tendrá que conocer el mundo de los hombres, violento y nada fraternal. También se enfrentará a adversarios terrenales y conocerá a otras mujeres, sorprendiéndose por sus problemas más mundanos. Al fin y al cabo, Diana tiene la belleza sobrenatural que le dio Afrodita, una fuerza que pocos seres tienen en el mundo, puede volar, tiene la sabiduría que le dio Atenea…es la personificación casi perfecta de todo lo que un ser puede ser, como Superman, al que conocerá y con el que tendrá una relación confusa al principio, pero totalmente lógica viendo de donde viene el personaje. Los pensamientos y razonamientos de Wonder Woman son los esperables, dando una coherencia estupenda a la historia.

George Pérez, el artista

Habría que hablar muchísimo, mucho más de lo que podemos hablar, del dibujo de esta etapa. Para quien quiera verlo, la editorial ECC ha sacado la etapa en España hace nada en dos tomos (1 y 2). Es George Pérez. Es clasicismo puro, es obsesión en los detalles y un dibujo que respeta, dentro del género, las proporciones, las perspectivas y la riqueza del mundo. Qué bien le sienta a los dioses del Olimpo y a las criaturas mitológicas ser dibujadas por George Perez. Qué toque de clasicismo pero a la vez de frescura y claridad les da. Que claras y nítidas son las peleas, la acción y que bien se maneja tanto en momentos de tensión como en momentos de calma. Y, cómo no, se luce especialmente en la mayor especialidad suya: las viñetas muchos personajes diferentes, abrumándote con tanto detalle en tanto personaje. Yo no he visto aún a nadie que consiga hacer eso mejor que él.

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Dije en el grupo que tenemos los que escribimos en este blog que George Perez es de los primeros dibujantes que yo vi que hacía distintos tipos de personajes. Es decir, que no tenía un modelo o dos de personaje y le cambiaba el peinado o el traje para diferenciarlos. George Pérez no dibuja igual a Diana, una semidiosa bendecida por varios dioses olímpicos, que a una mujer normal mayor. Heracles no tiene la constitución de un piloto de aviones. Los vecinos de un barrio son diferentes en altura, complexión, expresión de las caras y colores de piel. Diana y su madre, la reina Hipolita, se parecen, se dan un aire, no sólo por el pelo. Lo cómodo y fácil en demasiadas ocasiones ha sido hacer un modelo de personaje estupendo y de ahí sacar todos los demás cambiando poco. Quizás George Pérez lo haga, puede ser, pero lo disimula excepcionalmente bien.

La otra cara del feminismo

Toda esta legendaria etapa tanto en su maravilloso dibujo como meritorio guión no tuvo la atención que sí tuvieron el Batman de Miller o el Superman de Byrne. Es comprensible en el primer caso (no hace falta recordar que ese Batman trascendió al género superheroico) pero tengo más dudas respecto al segundo. No creo que haya tanta diferencia con el Superman de Byrne. George Perez creía que no se hizo lo suficiente por dar más visibilidad al cómic. Más allá de ello, esta etapa tuvo una parte de la trama inusual, nada mitológica. Tiene que ver con la muerte de un personaje secundario, alguien que en principio parece alguien como de relleno sin más. Pero su muerte y su testamento le hacen devolvernos al carácter original del cómic: la muerta es una mujer que parecía frívola y estúpida, pero detrás tenía una historia que los autores querían contar. Y la razón es simple: Diana es la perfección, fuerte, bella, valiente, llena de bondad y amor…es el ideal. La muerta parecía mucho de lo contrario: fría, frívola, cínica. Pero dentro de todo ese perfil se la reivindica como otra alma libre, como alguien que ha luchado contra los convencionalismos sociales, contra el conformismo y el destino impuesto por nacimiento. No era perfecta y quizás no nos caía bien, pero esa mujer había luchado duro por ser ella misma, por montarse una empresa sin ayuda de nadie, siendo libre sexualmente, a pesar de su familia, de lo que pensaran los demás de ella y de lo más duro: la estética superficial y antipática que tenía al conocerla poco. ¿Qué mejor manera de reivindicar el feminismo? De eso trata el feminismo: no es que Diana merezca la admiración de todos por ser casi perfecta, es que la mujer muerta de la que hablamos también lo merece aunque no sea precisamente perfecta. Cada uno lucha a su escala contra lo convencional, contra las cadenas del mundo. A veces esa lucha es épica y preciosa, a veces es terrenal y llena de sudor. Pero siempre tiene mérito. Y siempre es admirable.

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No sé muy bien como decirlo, pero los dos tomos de ECC (junto a La guerra de los dioses, que también es reciente) son un ejemplo de lo que el cómic clásico puede hacer con un personaje: entretenernos, hacernos devorar las páginas una tras otra, aprender una mitología nueva (la de los superhéroes) que viene de la mano de otra más antigua (la griega), inspirarnos y sacar lo mejor del ser humano como ejemplo, impresionarnos visualmente y hacernos soñar.

Gracias, George Perez. Gracias por dibujar. Gracias por haberlo hecho tanto tiempo.

Sed felices.

Raúl Sánchez
Raúl Sánchez
Arriba es abajo, y negro es blanco. Respiro regularmente. Mi supervivencia de momento parece relativamente segura, por lo que un sentimiento de considerable satisfacción invade mi cuerpo con sobrepeso. Espero que tal regularidad respiratoria se mantenga cuando duerma esta noche. Si esto no pasa tienen vds. mi permiso para vender mis órganos a carnicerías de Ulan Bator.
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5 COMENTARIOS

  1. Enhorabuena. Magnífico artículo. Coincido plenamente. Es más, como neófito que soy en materia de La mujer maravilla, creo que soy un afortunado al haber empezado por esta etapa. Un saludo.

  2. En primer lugar Raúl muchas gracias por enlazar tu post con el mío y por la buena valoración del mismo. 🙂

    Buen post. ¿Qué voy a decir? Yo me interesé por Wonder Woman por Pérez. Conocía a este por su trabajo en Los Vengadores en los 70 y decidí darle una oportunidad a su etapa en Wonder Woman porque la dibujaba él. Desde entonces Wonder Woman es uno de mis personajes favoritos de DC. Tanto por los valores que encarna como por su entorno mitológico.

    Los 24 primeros números de este volumen, contenidos en los dos tomos de DC que mencionas, son de las mejores páginas que se han dibujado del personaje por todo lo que tú has argumentado y su enfoque de Wonder Woman ha aguantado mejor el tiempo que el Superman de Byrne. Si bien cuando Pérez dejó de dibujarla se notó. Es buen guionista pero mejor dibujante y me costaba más leer la serie cuando ya no estaba ilustrada por él. Eso pasa con este hombre. Siempre deja el listón artístico por las nubes.

    Un abrazo.

    • Pues poco más o menos: yo venía de su etapa en Los Vengadores de los 70. Ya os doy mucho la tabarra con que es mi dibujante favorito de superhéroes 🙂

      Tenemos que escribir algún día con calma sobre su etapa de Los Vengadores.

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