Wonka ha llegado a HBO. Cada vez se estrecha más la distancia entre los estrenos en salas y los estrenos en las plataformas de streaming. Ya que no hemos llegado a tiempo a pasar por taquilla, hemos visto la película de Paul King en casa y ha resultado ser una sorpresa, una cinta que recupera el espíritu de Roald Dahl y donde se demuestra que Timothée Chalamet es un actorazo.
Wonka Begins
Willy Wonka (Timothée Chalamet) llega a la ciudad (una ciudad cualquiera) dispuesto a abrir su propia tienda de chocolate en las prestigiosas Galerías Gourmet. Sus bombones y chocolatinas son exquisitos, una auténtica delicia pero eso no basta cuando te enfrentas al Cártel del Chocolate, un grupo de magnates que tiene a la policía bajo su control y que controla las reservas de chocolate en una cámara subterránea bajo la Catedral, con un obispo corrupto (Rowan Atkinson haciendo de cura, y van ya…) y 500 monjes adictos al chocolate guardándolas.
Sin un soberano en sus bolsillos, Willy Wonka acaba en la pensión de la señora Scrubbit (Olivia Colman pasándoselo bomba). En realidad es una trampa mortal y acaba trabajando en la lavandería, con una deuda que no podrá pagar en la vida.
Sin embargo, Willy Wonka no se rinde. Se define a si mismo como un mago inventor chocolatero y no está dispuesto a dejar de cumplir su sueño. Le prometió a su difunta madre que abriría esa tienda en las Galerías Gourmet y eso hará, con la ayuda de sus compañeros lavanderos.
Aunque antes tendrá que luchar con un misterioso hombrecillo verde de pelo naranja, un Oompa Loompa que clama venganza por haber robado las vainas de chocolate de su isla, interpretado por con la jeta de Hugh Grant cobrando el cheque; a ver, Hugh, ¿por qué has renegado tanto de esta película? Te recordamos que has basado tu carrera en interpretar diferentes versiones del mismo personaje, ese bobo romanticón enamoradizo que encarnas como nadie, así que no te las des ahora de actor del método.
Mary Poppins chocolatera
No se aprecia en el tráiler y por eso lo advertimos. Wonka es un musical, así que aquellos que no disfruten con los musicales (que los hay; también los hay que no les gusta el queso y las croquetas, ellos se lo pierden) mejor que no vean la película. Las canciones corren a cargo de Neil Hannon, Simon Farnaby y el propio Paul King, están muy bien integradas en la trama y algunas resultan memorables, como A World of Your Own.
Eso hace que Wonka siga la estela de Mary Poppins, con un personaje casi mágico, cargado de optimismo, buenas intenciones y canciones, con la imaginación por bandera y sin necesidad de dar demasiadas explicaciones sobre su origen.
En ese sentido, si alguien esperaba una historia de origen que remitiese a las anteriores encarnaciones de Gene Wilder o Johnny Depp, que se de por defraudado. Incluso hay la incoherencia entre los progenitores de Wonka. ¿Padre dentista acojonante con los rasgos de Christopher Lee o madre chocolatera encarnada por Sally Hawkins?
Ese desmarcarse del universo burtoniano es quizás el mayor acierto de la película. El Willy Wonka de Timothée Chalamet es mucho más optimista y vital y sobre todo mucho más sociable que el de Depp.
Paul King recicla la estética de Tim Burton pero mucho menos abigarrada. Y es que hay que reconocer ya de una vez que Burton acaba por cansar, que su mejor película es Big Fish y que lleva años viviendo de rentas. Si más allá de compartir personaje, Wonka se hubiese acercado a Charlie y la fábrica de chocolate, se hubiese pegado un sonoro batacazo en taquilla. Por suerte no ha sido así.
Chalamet, por siempre Wonka
Era difícil enfrentarse al recuerdo de Johnny Depp pero si alguien podía hacerlo era Timothée Chalamet. Cuando desfila por un alfombra, su estilismo nos lleva a arrugar la nariz pero cuando actúa es un pedazo de actor. Este año lo ha vuelto a demostrar en Dune, pasando de duquesito a futuro dictador pero es aquí donde demuestra que no hay papel que se le resista. No se sostendría tanto Wonka si no fuese por su interpretación. El tipo lo tiene todo: es guapo, saber actuar y encima canta y baila. Adolescentes del mundo, ¿qué más queréis en vuestras vidas? Yo por lo menos me lo apunto de yerno.
Chalamet y su Willy Wonka se integran perfectamente en el espíritu de Roald Dahl que impregna toda la película, ese realismo mágico norte-americano para niños y adultos, con magia por todos lados y con un cierto toque de crítica social. No en vano Wonka se enfrenta al status quo establecido para cumplir su sueño, enfrentándose a malvados empresarios sin escrúpulos y a pobres miserables sin conciencia de clase que tan sólo aspiran a ser como sus opresores.
En resumen, Wonka es una maravillosa sorpresa. Una cinta que logra desprenderse del recuerdo de las cintas que la precedieron, consiguiendo entidad propia y logrando ir más allá. Seguro que estamos ante un futuro clásico navideño que no nos cansaremos de ver. Un saludo, sed felices.