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Análisis de El Ministerio del tiempo. Temporada 3. Capítulo 7: Tiempo de censura

Bienvenidos una vez más a los análisis de la tercera temporada de El ministerio del tiempo. Para todos aquellos que aún no han tenido la oportunidad de ver todos los capítulos, aquí podéis viajar al pasado y acudir a los análisis de temporadas anteriores.

Como si pretendieran no llamar la atención, TVE anunció con la boca pequeña que su serie más polémica volvía al ruedo tras el parón veraniego. Por desgracia, la cadena de todos sigue sin mostrar su apoyo a la serie. Quien siga desconfiando de esta afirmación es que no tuvo que sufrir los veinte minutos de retraso (el capítulo comenzó a las once de la noche) cuyo motivo fue el sumar audiencia para el programa Hora Punta que presenta Javier Cárdenas.

Que esto no nos despiste. El ministerio del tiempo ha vuelto con fuerza. Tiempo de censura es un gran episodio en el que se apuesta por la implicación emocional de los personajes, algo que eché de menos en algunos capítulos de la primera tanda de esta tercera temporada.

SPOILERS A PARTIR DE LA IMAGEN. NO CONTINUAR SI NO SE HA VISTO EL CAPÍTULO TIEMPO DE CENSURA.

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VIRIDIANA, UN MCGUFFIN MUY CINÉFILO.

Si la marcha de Julián ya supuso un importante vaivén a la serie, el hasta luego de Amelia Folch podía haber tambaleado la serie hasta sus cimientos al tratarse del personaje más importante de la serie y el mejor construido. Por suerte, Javier Olivares ha sabido compensar su falta con dos grandes personajes femeninos: Irene y Lola Mendieta.

Una vez más, como en el episodio anterior, la trama histórica es un mcguffin que pasa de puntillas. Un mcguffin tan cinéfilo como el de Hitchcock. El elegido ha sido Luis Buñuel, probablemente el director español más prestigioso de la historia del séptimo arte, un hombre que apenas pudo dirigir en España por la irreverencia de sus películas y que cosechó premios allá donde estrenó sin el amparo de su patria natal. En un momento de apertura del régimen franquista, el gobierno permitió a Buñuel rodar una película en España. El resultado fue Viridiana, un escándalo para los jerifaltes del régimen que apenas pudo pasar la censura y que fue prohibida en España durante quince años pese a que ganó la Palma de oro en el prestigioso festival de Cannes. Eso sí, con la inestimable ayuda de la cuadrilla de toreros de Luis Miguel Dominguín y su hermano, íntimos del director que llevaron una de las copias de la película a Francia. Precisamente nuestra querida patrulla debe intentar que la censura apruebe la película.

Aunque el personaje invitado sea Buñuel, este es un homenaje a todo el cine español en una época en el que la palabra libertad era un bien bastante preciado. Así, Pitaluga, el censor magníficamente interpretado por Carlos Areces, es un personaje más propio de los guiones del gran Rafael Azcona que de los que Buñuel retrataba en sus películas. Un hombre que solo quiere vivir sin preocupaciones y comprarse un pisito con su novia. Pacino es capaz de convencerle solo con una quiniela. Desde luego, el líder del Ángel Exterminador ha subestimado las motivaciones del español medio de aquellos años.

LA VIDA ANTERIOR DE IRENE LARRA
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El verdadero leitmotiv de este viaje ha sido el reencuentro de Irene con su vida anterior. Sabíamos que el Ministerio la reclutó cuando iba a suicidarse, pero desconocíamos el motivo. Ahora ya sabemos que Irene era una mujer dominada por un marido autoritario, miembro del Régimen, y por unos padres que no veían con buenos ojos su orientación sexual. Lo cierto es que con su visita no consigue mucho (su marido llega a internarla en un manicomio) pero, al menos, consigue reconciliarse con su padre.

Que se haya profundizado en el pasado de un personaje tan interesante como Irene ha sido todo un acierto de los guionistas de la serie. Se agradece que no sea siempre la mujer que salva la misión en el último minuto.

LOLA, O LA SOMBRA DE TU PROPIO DESTINO.

 El otro epicentro del capítulo ha sido Lola, que ha comenzado a entrenar y a integrarse con el siglo XXI. Su trama se entremezcla con la de Salvador y Ernesto, que continúan investigando la actividad de dos grupos tan antagónicos entre sí como Los hijos de Padilla y el Ángel Exterminador. Así es como llegan hasta la asistenta de Lola, que vendió la copia completa del Libro de las puertas a Los hijos de Padilla para que cambiaran la historia. Sin embargo, uno de ellos vendió una copia a El Ángel Exterminador, una secta con una ideología totalmente opuesta a la primera.

¿Cuáles son los motivos de esta buena mujer? Muchos pensábamos que era una trabajadora dedicada a su antigua jefa, pero nada más lejos de la realidad. Es la hija de Lola, y odia con toda su alma al Ministerio.

Salvador saca su lado más frío, el de subsecretario del Ministerio, y decide juntar en una sala a la Lola joven con su hija, una escena que nos retrotrae al Interstellar de Christopher Nolan.

Una vez más, Lola nos da pistas del enorme juego que puede dar su personaje, más que Amelia. Es un ser humano que carga a cuestas con toda una vida de traición a sus espaldas. La sombra del destino nunca fue tan alargada. Estoy deseando verla en acción con Pacino y Alonso.

CONCLUSIONES
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Tiempo de Censura nos trae a El ministerio del tiempo en todo su esplendor. Es un capítulo con un perfecto equilibrio entre la seriedad de la trama de Lola y Salvador frente a la comicidad y ligereza de la trama histórica. Impagable el Star Wars franquista, con jedis vestidos de sacerdotes y Darth Vader hablando ruso. Y el velado homenaje a otra película de Buñuel: La vía láctea.

También bascula perfectamente entre el duro reencuentro de Irene con su pasado y el mucho más entrañable de Pacino con su yo infantil. Más de uno hemos pensado en volver atrás y tener una buena charla con nosotros mismos en el pasado.

En definitiva, la temporada va preparando las piezas para el duelo final con las dos sectas que se enfrentan al Ministerio. Por lo pronto, Salvador ya cuenta con el libro de las puertas completo. Ahora los contendientes pueden hablarse de tú a tú. Y nosotros a esperar con los dientes largos al lunes que viene.

Hasta entonces, sed felices.

Fernando Vílchez
Fernando Vílchez
Comecocos. Intento aprender como si viviera para siempre y vivir como si hoy fuera mi último día...con las cosas que me hacen feliz.
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