Ha sido corto el tiempo que hemos tenido que esperar para volver a ver a Jesse, Tulip y Cassidy. Y yo no podía dejaros esperando para ver como avanza la búsqueda de Dios. Si no sabéis por qué estos tres colgados van por ahí buscando a Dios, es por que no habéis entrado en EL ENLACE. Si lo sabéis, entonces vamos allá con el análisis del tercer capítulo de la segunda temporada de Predicador. Conozcamos a las Damiselas.
Los chicos buenos van al cielo
Eugene Root. Un buen chico. El hijo del sheriff. Un pringado en el colegio, pero aún así, feliz y lleno de vida. Enamorado. Un buen día, el objeto de su amor, su mejor amiga, lo llama llorando. Y Eugene acude, como siempre lo ha hecho. Ella se quiere suicidar porque su novio guaperas la ha dejado. El la convence de no hacerlo. Y, cuando ella se consuela en él, la besa. Él espera que ella entienda lo que siente por ella y sienta lo mismo. No es así. El asco que siente la chica la lleva a coger la escopeta y ha volarse media cabeza. Acorralado, Eugene lo intenta también. Fundido a negro y vuelta al principio. El infierno no es un lugar sencillo donde estar.
En todas partes cuecen habas, y el infierno no iba a ser la excepción. Una avería en la máquina de tortura mental hace que Euegene sea consciente de donde está. Y no es el único que sale de su jaula. El viejo amigo Adof, también está por ahí.
Dios está en todos nosotros
A pesar de la reticencia de Tulip, Jesse aún cree que Nueva Orleans es un buen lugar para continuar con la búsqueda. Imagino que si tu única pista es el Jazz, es un gran sitio por donde empezar a buscar. A no ser, claro, que en Nueva Orleans haya alguien esperándote con no muy buenas intenciones. También os digo que un salón de depravación con alguien disfrazado de perrito no me parece un buen lugar donde buscar a Dios. Al menos, no es el lugar donde yo esperaría encontrarlo.
Tulip quiere desaparecer un rato y Cassisdy quiere acompañarla. Así que Jesse se queda solo. Y eso no es una buena idea, porque no han pasado ni cinco minutos, y ya va repartiendo cera. Además, parece que el único Dios que está en la ciudad es ese hombre perro. Como sea, hay mas de 100 antros de jazz en la ciudad, y con una copa en cada uno, Jesse va a terminar muy mal la noche. Pero si algo nos ha enseñado la tele es que todo lo que buscas lo acabas encontrando en un bar.
Cuando parece que las respuestas van a llegar de la mano de una melancólica cantante rubia, unos encapuchados vienen a por ella. Todo muy misterioso ¿No? La chiquita no sabe mucho de Dios, pero si de los encapuchados. Son una especie de secta que sabe que Dios ya no está en el cielo, y quiere evitar que la noticia se extienda. Pero no es oro todo lo que reluce, ni todas las rubias desvalidas son de fiar. Si, la tía es un topo de la secta. Y mientras toda la información sobre Jesse llega al jefe de unidad de la secta, nuestro predicador se entera de que la canción favorita de Dios, habla sobre el fin del mundo.
Lo que pasa en Nueva Orleans…
Cassisdy y Tulip van en busca del amigo de Cas que les va a dar alojamiento. El irlandés se ha dado cuenta de que están huyendo, pero a Tulip parece que se le da mal eso de huir, y en la primera esquina se topa con alguien que la reconoce. Del tal Denis, el “amigo” de Cassidy, mejor no hablar, porque es un francés viejo y malhumorado que vive en una casa que se cae a trozos y que no parece tenerle demasiado cariño al vampiro. Por cierto, muy fan de su camiseta con una mariposa de purpurina.
Tulip intenta confesar sus problemas a Jesse, pero el predicador está muy ocupado con sus cosas y no parece muy dispuesto a escuchar. Así que pasando de la ayuda que le ofrece Cassidy, Tulip se larga a hacer lo único que no ha hecho nunca: enfrentarse a sus problemas.
La opinión de Sofía
¿QUÉ? No. No, ahora en serio ¿QUÉ? No estoy pillando ni frostis. Esto de la organización secreta ultrareligiosa me ha dejado muerta en la bañera. Como los anteriores, Tulip y Cassidy son los que cargan con todo el peso interpretativo del capítulo. De nuevo, parece que el Predicador es quien menos interesado está en su propia serie. Y me ha desconcertado mucho esto de introducir a un nuevo villano y olvidarnos por completo del pistolero. ¿No se supone que estaba ya en Nueva Orleans siguiéndoles la pista?
Todas estas dudas y alguna más, las resolveremos la semana que viene. Hasta entonces… sed felices.