Después de una larga y ansiosa espera, se ha estrenado finalmente The Walking Dead: The Ones who live, el spin-off de la franquicia que continúa la historia de Rick y Michonne, a quienes habíamos prácticamente dejado en la novena temporada de la serie principal más allá de algún que otro vistazo posterior. Creada por los propios Andrew Lincoln y Danai Gurira junto a Scott M. Gimple, la serie puede ser vista en AMC+.
Hola, caminantes del apocalipsis. Bienvenidos a analizar un nuevo spin-off de The Walking Dead, quizás el más esperado, ya que si bien los dos anteriores habían retomado historias que queríamos seguir viendo, como las de Maggie, Negan y Daryl, The Walking Dead: The Ones who live lo hace con el personaje que es prácticamente rostro de la franquicia y nos referimos, claro, a Rick Grimes, interpretado por Andrew Lincoln.
Y con él debía, obviamente, volver Michonne (Danai Gurira), más allá de que sus caminos se hubiesen últimamente separado y hasta con presunciones de muerte que fueron evaporándose con algunos indicios y destellos en las temporadas finales de la serie principal o bien en otras de la franquicia, como el caso de The Walking Dead: World Beyond, que cada vez asume mayor importancia como puente para el desarrollo de los acontecimientos.
Recordemos que la idea era, en un principio, continuar y cerrar la historia de Rick y Michonne a través de una película, pero finalmente ese proyecto decantó en miniserie o tal vez serie, pues hay rumores de posible segunda temporada y es por eso que hemos preferido abrir el paraguas e incluir “temporada 1” en el título de este artículo.
Pasemos a ver qué nos ha traído este primer episodio, no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni de recordar que pueden, en los siguientes links, leer nuestros análisis de las otras series de la franquicia…
Análisis de Fear the Walking Dead
Análisis de The Walking Dead: World Beyond
Análisis de Tales of the Walking Dead
Análisis de The Walking Dead: Dead City
Análisis de The Walking Dead: Daryl Dixon
Purgatorio
El episodio comienza con Rick en una habitación: solo, devastado y a punto de hundirse un vidrio en el cuello mientras la televisión muestra imágenes de la destrucción de Omaha. Sí, hay televisión: está claro que esto no es Alexandria ni ninguna de las comunidades que hemos conocido, sino una unidad política mucho más organizada que es, por supuesto, la República Cívica.
Si hemos visto The Walking Dead: World Beyond, sabemos a la perfección que esa destrucción que las imágenes muestran y de la cual, según se dice, se desconocen los autores, fue en realidad perpetrada por la MCR, brazo armado de la República Cívica y unidad de la cual hemos tenido noticias en la mencionada serie y algunos atisbos en la principal.
¿Y qué ha ocurrido durante estos cinco años desde la voladura del puente y el episodio del helicóptero? Pues Rick ha sido justamente acogido por la República Cívica, pero no como un ciudadano de pleno derecho, ya que eso es algo que se gana: quienes llegan allí en condición de rescatados purgan seis años trabajando en la energía, los cultivos, el tratamiento de residuos o, como Rick, en condición de consignatarios y limpiando las cercanías de la ciudad de caminantes (delts en la jerga local). Algo así como barrenderos…
Por un Mundo Mejor
La Ciudad Secreta, en donde se hallan, luce como Filadelfia y en su centro, lejos de las murallas y disfrutando de todas las comodidades, viven quienes manejan el gobierno o bien han superado sus seis años en el llano. Tal es el caso de Esteban García (Frankie Quiñones), amigo de Rick que está feliz de pasar al sector administrativo donde, según dice, tendrá ahora aire acondicionado…
Pero si conocemos algo a Rick después de tantas temporadas de TWD, sabemos que eso no es para él. No le interesa superar ninguna prueba ni escalar posiciones, pues lo suyo, sus seres queridos, están afuera.
Es ello lo que le motiva a escapar y nos enteramos, de hecho, que en cinco años lo ha intentado cuatro veces, aunque solo vemos la última y más cruda, en la que se corta una mano para liberarse: un momento que viene a actualizar a la franquicia televisiva en su correspondencia con los cómics originales. De todas formas, es recapturado, así que ha sido la pérdida de miembro más inútil desde Scary Movie 4, cuando alguien equivocadamente cortaba el pie que no tenía encadenado.
Lo curioso del caso es que, en lugar de ser encarcelado o tan siquiera sancionado, Rick es por el contrario, perdonado gracias a un militar llamado Donald Okafor (Craig Tate), quien ha intercedido ante el general Beale (Terry O´Quinn) y les ha cubierto tanto a él como a una consignataria llamada Pearl Thorne (Lesley-Ann Brandt), aun a pesar de que esta última haya intentado matarlo.
Lo que Okafor argumenta es que los consignatarios están divididos en individuos A y B. Mientras los segundos demuestran simplemente aptitud para convertirse en ciudadanos comunes, los primeros presentan características de líderes y esos son justamente los que le interesan, siéndole incluso útil su rebeldía.
Sin embargo, a medida que, de manera algo críptica, expone su plan, la sensación es que no trabaja exactamente para la MCR sino que se mueve por su cuenta o es parte de alguna unidad facciosa surgida en el interior en la misma: dice luchar por un “mundo mejor”, uno sin la MCR y en el que Rick desempeñaría un rol esencial.
Pero a Rick no le interesa ser líder y solo piensa en Michonne. De hecho, buena parte de lo ocurrido en los años previos nos llega a partir de la lectura en off que hace de las cartas que le escribe, las cuales, bien lo sabe y así lo dice, nunca le llegarán.
No solo eso: también se la encuentra en sueños en un mundo claramente preapocalíptico y presuntamente mirando hacia el río Hudson desde algún parque de New Jersey. En esos sueños, Michonne le oficia como una especie de Pepe Grillo para su conciencia y le aconseja no desperdiciar la posibilidad que le ofrecen, ya que puede ser también la chance de abrirse camino y escapar para, obviamente, reencontrarse con ella.
Un Reencuentro Esperado
No es que la MCR no desconfíe de Okafor. En un encuentro en el parque de la Ciudad Secreta, el general Beale, interesado en sus actividades o planes, le pregunta a Rick al respecto, pero este no le suelta palabra. Ojo: tampoco es que Okafor sea Caperucita Roja. Sabiendo de la existencia de Michonne y de Judith por las cartas de Rick, utiliza ese conocimiento como extorsión para mantenerlo de su lado, lo cual motiva que reciba de este una golpiza bien merecida que, sin embargo, parece aceptar con bastante resignación.
Valiéndose de su amistad con Esteban para obtener información sobre los túneles que corren por debajo de la ciudad, Rick intenta un nuevo escape pero, una vez más, sin suerte. Y no es que esta vez lo atrapen, sino que cuando está a punto de desaparecer por una alcantarilla, ve entre los caminantes a una niña y vuelve para salvarla.
De allí a la habitación, en donde lo vemos destruir todas las cartas a Michonne y después mirar la destrucción de Omaha por televisión mientras se cruza por su cabeza un suicidio que finalmente no concretará (tanto al principio como al final del episodio aparece un mensaje diciendo adónde dirigirse para pedir ayuda en esas situaciones).
Y así caemos en lo que se nos anuncia como “el presente”, lo cual significa que cuanto hasta aquí hemos visto ha sido un gran flashback con otros flashbacks adentro. Vemos a Rick y Okafor viajar en helicóptero hasta que un aparente disparo de artillería termina con la vida del segundo: vaya que le hemos conocido poco.
Ya con la máquina en el suelo, alguien de aspecto algo samurái acaba con los sobrevivientes y está a punto de hacer lo mismo con Rick cuando se detiene y, al quitarse el yelmo, resulta ser Michonne…
Balance del Episodio
Varias cosas para decir… En primer lugar y como no podía ser de otra forma, este primer capítulo se ve muy introductorio y a la vez retrospectivo. Es lógico porque en cinco años no hemos sabido nada (o casi nada) de Rick.
Como consecuencia, se advierte cierta sobrecarga al querer contar demasiado en poco tiempo, pero quizás no se pueda hacer algo diferente considerando que la miniserie (o serie, ya veremos) tiene solo seis episodios. Una lástima que no sean más, lo que podría ayudar a desarrollar mejor toda esa historia faltante pero, buscándole el lado positivo, podemos alegrarnos de que esto no haya sido una película, como inicialmente se proyectaba.
Por otra parte y después de tanto spin-off, pareciéramos con esta serie alcanzar un punto de inflexión en que las tramas separadas comienzan a unirse. Cada vez está más claro, por ejemplo, que The Walking Dead: World Beyond, que parecía una cenicienta dentro de la franquicia, va tomando sentido en relación con las demás. No solo fue allí donde nos contaron que el virus había nacido en Francia (lo cual ensambla con The Walking Dead: Daryl Dixon), sino donde también se nos introdujo al funcionamiento de la CRM y a la destrucción de Omaha.
Es por eso que si bien está claro que TWD The Ones who live es, como se prevía, “la serie de Rick y Michonne” (al punto que Lincoln y Gurira aparecen junto a Scott M. Gimple como showrunners e incluso coescribiendo este episodio), no parece pretender ser la temporada 12 de la serie principal ni tan siquiera una temporada 10 alternativa, sino la miniserie (o serie) que empieza a unir todo. Y se me ocurre que a partir de ahora (quizás con la excepción de Tales of the Walking Dead) las series irán saliendo de su fragmentación para empezar a consolidarse más como único universo.
Por otra parte, este episodio inicial ha introducido dos o tres personajes interesantes, aunque es una pena que a uno no lo vayamos a ver más. No se ve el sentido de habernos presentado con un rol tan central a Okafor, pues no nos han dado tiempo de conocerlo lo suficiente, ni de saber cuál era su plan concreto o qué tipo de relación o identificación lo unía con Rick.
Espero que, en cambio, tengamos bastante más de Thorne, quien tiene una historia por demás interesante, habiendo hecho su experiencia como miembro de la Armada Sudafricana, pero quedando varada en Estados Unidos tras un descanso en Las Vegas al momento justo de sobrevenir el apocalipsis. Intentó volver en barco, pero las cosas no salieron bien y terminó rescatada en el mar por Okafor. Ojalá los flashbacks nos cuenten más de su historia…
Pero, por lo pronto, se avizora una relación de amor/odio con Rick, que no creo que llegue a romance ni tensión sexual (menos ahora que ha reaparecido Michonne), pero que sí puede plantear un interesante antagonismo ahora que están en bandos opuestos pero con mucho en común. Y hablando de cosas en común, también las tienen los actores: Lesley-Ann Brandt nació realmente en Sudáfrica, lo mismo que la madre de Andrew Lincoln, en tanto que Danai Gurira estudió en Ciudad del Cabo. Puede ser solo anecdótico, pero contribuye a la química.
Y por último, pero no menos importante: momento realmente traumático ha sido el de Rick cortando su mano, algo que es canónico con los cómics pero jamás había ocurrido en la serie original, habiendo a lo sumo algún guiño allá por la temporada 7, pero que no llegaba a concretarse.
Me cuesta todavía determinar si este ha sido un buen episodio, justamente por lo introductorio. Lo que sí puede decirse es que promete mucho y quizás recién pueda ser juzgado más adecuadamente a partir de cómo continúe la historia, lo cual comenzaremos a comprobar a partir de la próxima entrega. Y si bien no ha tenido un comienzo todo lo poderoso que se esperaba (incluso al compararla con otras series de la franquicia), The Ones who live tiene, por ahora, un voto de confianza que habrá que ver si justifica.
Y por cierto: hola Rick, te extrañábamos. Hasta la próxima y sean felices…