Hoy viernes 24 de enero se estrena en cines de España Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela (2024), la ópera prima del tailandés Pat Boonnitipat que apunta directamente al corazón para desgarrarlo en cada uno de sus compases. Los pañuelos son imprescindibles para una cinta efectiva a pesar de sus efectistas mecanismos.
Tráiler de Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela (2024) de Pat Boonnitipat
M (Putthipong Assaratanakul) es un joven holgazán que se pasa el día en casa jugando a videojuegos. Cuando detectan una enfermedad terminal a su abuela (Usha Seamkhum) ve una oportunidad de independizarse, por lo que se acerca a ella con intención de conseguir su herencia. Sin embargo, su abuela es más dura de lo que pensaba y pronto se da cuenta de que quizá es una buena oportunidad para reconectar con ella.
Póster de Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela (2024) de Pat Boonnitipat
La emoción a flor de piel
Cuando entramos al pase de prensa y nos dieron un paquete de pañuelos entendimos lo que se nos venía encima. Hay ciertos elementos que apelan a la emoción por ser comunes y de fácil identificación: abuelos, familia, enfermedad… A menudo, se utilizan en el cine para suscitar la emoción y llegar hasta el fondo del espectador. Aunque, como todo, el resultado puede ser mejor o peor; más atronador en su construcción del drama o más meditado y sereno en su representación. La ópera prima del tailandés Boonnitipat queda a medio camino entre el artificio sentimental y la contención, aunque, para ser honestos, bastante más cerca de lo segundo.
Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela (que parece una retorcida frase motivacional muy acorde a nuestros tiempos), lo apuesta todo a la relación entre nieto y abuela y no permite un ápice de sorpresa, pues leyendo la sinopsis casi es posible adivinar la historia completa. No obstante, su fuerza reside en la emoción que emana cada interacción entre los personajes y los gestos mediante los que la relación se afianza cada vez más.
No voy a mentir, el hecho de que la acción transcurra en un país tan lejano como Tailandia, con su cultura y paisajes muy diferenciados a los occidentales, eleva la experiencia (desde aquí) a un estadio superior. Estoy seguro que de ser europea o estadounidense no causaría el mismo impacto, al menos desde lo personal; pues la historia, como digo, no es el “novamás” de la narrativa.
Si en un principio M es apático y desagradable, una vez concluye ha cambiado totalmente, fruto de un viaje moral que Boonninipat refleja dando a su relato un sentido circular: la rima consonante que se produce entre la escena incial y la final es la síntesis de la película. Pero la historia no es solo la de M; la abuela también encuentra un refugio en su nieto en un momento vital en que necesita, por mucho que no lo exteriorice, sentir el cariño y compañía que su familia no le proporciona.
Los mayores son eternos
Como en aquella cumbre del cine japonés Cuentos de Tokio (1953), la película tailandesa sirve como denuncia ante la falta de cariño de los mayores y toma de conciencia de su necesidad. Mui (Tontawan Tantivejakul) dice algo así como “¿Sabes lo que más aprecian los mayores que nadie les da? Tiempo” en el momento en que M se da cuenta de su cínica actitud y decide reconectar con su abuela. El cambio de parecer es demasiado drástico a mi parecer, pues de una postura de apatía extrema vira en tan solo unos compases a un altruismo sincero y emocional; pero la enseñanza es clara y el último propósito de la película está ahí.
Más de uno saldrá del cine y llamará a sus abuelos inundado en lágrimas, y creo que eso busca Boonnitipat con su película de rimbombante título en espeñol. Lo mayores son eternos y Mui tiene razón pues al final de la vida el tiempo de los seres queridos es lo único que queda.
Los mecanismos en la construcción del drama son efectistas en algunos momentos y algo inverosímiles, la historia no es nada nuevo y algunos asuntos quedan extrañamente inconclusos (la venta de la casa), pero Cómo hacerse millonario antes de que muera la abuela es un alegato precioso en sus pequeños detalles sobre el amor hacia los abuelos, que son, ni más ni menos, aquellos que con su amor nos dieron la vida.
Conclusión
Me ha quedado una de las críticas más cursis y emocionales que he hecho pero creo que actúo acorde al filme. Lahn mah (nieto de la abuela en tailandés y título original, mucho mejor que el nuestro) es imperfecta pero emocionante en su contenido y esa abuela interpretada por Usha Seamkhum es de lo más tierno que haya visto últimamente. No sé si será un éxito pero desde luego tiene todos los elementos para que así sea, y eso espero, aunque solo sea por procurar más amor a nuestros mayores.
Muchas gracias por leerme e ¡id al cine!
