Hubo un tiempo en el que la televisión no estaba relacionada con la épica. Sí, puede que en los 2000 se estrenaran obras maestras como Los Soprano, A dos metros bajo tierra o The wire. Pero las grandes batallas pertenecían a la pantalla grande, con Gladiator o la trilogía de El señor de los anillos. Todo esto cambió con Juego de Tronos, serie que, desde entonces, toda plataforma ha intentado replicar su éxito. Ahora es el turno de Apple TV+, la productora que más dinero invierte en series que nadie ve, y su El gran guerrero, historia que aborda la unificación de Hawaii en el siglo XVII.
Análisis de todos los capítulos de El gran guerrero.
A PARTIR DE AQUÍ, SPOILERS DEL CUARTO, QUINTO Y SEXTO EPISODIO DE EL GRAN GUERRERO.
Que conste que el hecho de que haya estado varias semanas sin publicar nuevos artículos sobre El gran guerrero no se ha debido a mi falta de interés en la serie, sino a que mis vacaciones me han impedido poder escribir sobre esta Shogun hawaiana, algo menos impactante y sí más acelerada que la exitosa serie basada en el Japón feudal.
Aunque parecía que el mundo de la serie se expandía con la marcha de su protagonista, K’aiana, al mundo occidental, El gran guerrero rápidamente regresa al redil simplificando la historia. Así, el tiempo que nuestro protagonista pasa fuera de Hawaii se omite para traerlo de regreso cuanto antes con las armas de fuego y mediante la ayuda de una indígena. Ambos pactan con el capitán del barco donde K’aiana viaja para llevar las armas a Hawaii a cambio de comerciar con sándalo.
A su regreso, K’aiana piensa que nada ha cambiado y, claro, es difícil que algo no cambie cuando toda su familia pensaba que había muerto. Especialmente su mujer y uno de sus hermanos, que mantienen una breve relación hasta que nuestro protagonista anuncia su llegada.
Aún así, aunque esto pueda ocasionar un gran conflicto futuro, lo importante para El gran guerrero es la política de unificación. Y Hawaii está dividida tras la muerte de su rey, que decide dejar su gobierno a su hijo Keoua pero entrega al dios de la guerra (esto es, el poder militar) al pacífico y algo pasivo Kamehameha, casado con la hija de uno de sus lugartenientes, la que ayudó a K’aiana a escapar de la isla y acogió allí a la familia de este.
K’aiana y su familia apuestan por Kamehameha, que reta al protagonista a una llamativa carrera con trineo por una pista volcánica, escena curiosa pero rodada de forma convencional.
Keoua no deja de provocar a Kamehameha pero, a sabiendas del apoyo de las armas de fuego que tiene su primo, decide pactar con el rey Kahekili, cada vez más déspota y autoritario, hasta el punto de afirmar delante de todos sus hombres que está dispuesto a aniquilar todos los linajes de la isla para que el suyo sea el que gobierne, lo que no es muy del agrado de ellos. De hecho, algunos están dispuestos a que su hijo se convierta en el nuevo rey, pero de momento se niega. De momento…
Kahekili decide mandar a uno de sus pelotones más crueles a Hawaii, por lo que se avecina una confrontación tremenda en la que veremos el impacto real de las armas de fuego contra los guerreros indígenas.
Tras seis episodios, queda cada vez más claro que El gran guerrero es una serie deudora de Shogun, aunque con diferencias claras. Lo primero es que la cultura hawaiana, por muy exótica que sea, palidece en interés con respecto a la mucho más compleja cultura japonesa. Y lo segundo es que, pese a sus ínfulas de profundidad, El gran guerrero funciona mejor cuando se mueve en la aventura pura y dura. Dicho de otro modo, todo lo que sea ver a Momoa repartir estopa eleva exponencialmente a una serie entretenida pero, hasta ahora, no memorable.
¡Un saludo y sed felices!
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