Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.
Seguro, amado lector, que has leído ya algo sobre ello. O has visto más de un vídeo. Sí, hablamos del famoso FOMO. El miedo a quedarse fuera en castellano. En resumen, la idea de que compramos muchas cosas simplemente por miedo a que luego cuando queramos ir a por ellas ya no queden. Pueden ser juegos de mesa que salen en campañas de micromecenazgo. Pueden ser cómics en edición limitadísima. Pueden ser videojuegos. Y etcétera.
En fin, qué ansiedad por tener las cosas según salen, ir a la película el día del estreno, tener la expansión del juego de mesa ese día por la mañana y ser el primero en comprarse ese videojuego tan esperado y jugárselo 30 horas seguidas. Con sueño, con hambre, con ganas de expulsar orina. No disfrutas ningún detalle y vas como un Seat Ibiza de principios de siglo XXI conducido por un muchachín que lleva 1 mes con el carnet de conducir, pero ey: eres el primero que llegó al jefe secreto de la vaca emasculadora. Hay mil ejemplos más, muchos para cada tipo de ocio.
Ni qué decir tiene que toda la tropa youtuber/influencer/etc son los principales protagonistas en todo esto que ahora llamamos FOMO y que no es más que el consumismo de toda la vida. De ese que hacía que cuando en España no había llegado el manga de Bola de Dragón la gente pagara barbaridades por una fotocopia en japonés. Y eso aún sabiendo que el manga saldría oficialmente en España.
Por supuesto que no hay un solo youtuber/influencer de más o menos éxito que no saque por adelantado el videojuego del que tanto se habla. O el juego de mesa que aún no ha llegado al pueblo llano. O la consola emuladora nueva. O lo que sea. Muchas veces les pagan, otras les regalan los propios productos. Señores, no se lo van a creer, pero las empresas, sean de lo que sean, tratan de ganar más euros/dólares/yuanes y de ahí el intento de que gente que hable de su sector le haga publicidad más o menos gastando poco.
Sí, lo sé, es complicado empezar a entender que no solo usted tiene ganas de ganar más dinero y gastar menos: la empresa para la que trabaja o sus clientes o en general el resto de individuos que hasta ahora le parecían parte del paisaje o como marionetas ridículas resulta que comparten estas inquietudes con usted. Hay probabilidades de que entre toda esa chusma sin personalidad resulte que le vean a usted como parte del paisaje o como una marioneta. En serio.
Como todo, las empresas tratan de tener publicidad a cambio de gastar no mucho, el muchacho o muchacha se lleva el producto gratis y el Pueblo llano viendo aquello se hace una idea de aquello. Sí, claramente distorsionada porque el muchacho o muchacha ha recibido algo gratis, pero casi cualquier persona por encima de los 10 años puede entender que le quieren vender algo. Y como cualquier persona mayor de 10 años puede pensar si lo necesita o no… otra cosa es que a un niño de 10 años le resulte enormemente difícil controlar sus emociones y quiera tener todo ya. Pero, claro, hablamos ahora de adultos. De adultos que ven algo que le están vendiendo y quieren comprarlo.
Aquí el debate sobre el malvado consumismo o la pureza del estoicismo nos sobrepasa, que esto es un blog de hablar de cosas bobas para pasar el rato. Pero, resumiendo de forma cobarde, podemos decir que como coleccionistas de cómics nos resulta complicado hablar en contra de comprar chorradas.
Todos tenemos las cosas llenas de basura. Tres ediciones del mismo cómic, esa colección del autor que te gusta pero que no tuvo su mejor época, ese horror en tapa dura pero que es de la época donde fulanito metió aquel golazo a ese otro equipo lleno de gente horrible, etc. Nadie más que un viejo coleccionista de cómics (y su esposa) saben de las consecuencias del consumismo descerebrado: falta de espacio, falta de dinero, falta de higiene. Con los años ya uno aprende, gracias a lo finito del espacio y del dinero (que no de la suciedad), que uno no puede comprarse todo lo que quiere…a menos que venda.
Y ahí, jajaja, viene la siguiente vuelta de rueda: si vendes cosas PUEDES SEGUIR COMPRANDO. ¡Hay espacio!. ¡Hay dinero! (más o menos). Pero al final el problema es el mismo: dinero. No eres rico, joder. Ya está. Simeone o Mario Vaquerizo pueden comprarse todos los comics y juegos de mesa que quieran. Que Marie Kondo ni que Marie Kondo. Tu problema es que eres pobre, no que te organices mal.
Qué consumismo, qué gastos hormiga, qué FOMO y qué niño muerto. Mira Umberto Eco y su biblioteca infinita de la que no se había leído prácticamente ningún libro. Incluso nos dio un sermón de que decían más de ti los libros que no habías leído que los que sí habías leído. Y se quedó así de pancho el mamonazo. Dame tu patrimonio, cachondo italiano, que quiero comprarme una casa en la que me quepan todos los cómics que se han publicado de Spiderman, incluso los que publicó México por su cuenta.
Y aquí llega la cima de las culpas por no tener el dinero por castigo: el FOMO. ¡Está mal que tengas ganas de comprarte TODO lo que te gusta como si fueses un chavalín!. Claro, está mal porque si me compro todo lo que me gusta no me da para comer otra cosa que arroz e igual no pago el piso donde vivo, incluso ni ahorro, si como persona adulta normalucha ya soy consciente. Que lo veo en mi cuenta corriente, oiga. Si ya lo sabemos todos, cada uno manejándolo como buenamente puede. Pero esto es una vuelta de tuerca: te habla de que está mal comprarse las cosas de primeras. quienes más promocionan cada novedad sacando beneficio de ello. Pero como creyéndoselo, cuidado. Poniendo el modo “Miss Universo deseando el fin de las guerras y de la calvicie en el mundo“.
Lo mejor son los videos contando esto como algo muy muy novedoso. No os lo vais a creer, pero gastarte 1000 euros si ganas 1200 en un PC de la NASA para jugar en 5 dimensiones al Fortnite y dejar a tus hijos masticando chicle un mes quizás no sea del todo bueno. Pero que es así. Son anuncios de alcohol que viven de que compres y bebas cuanto más mejor poniendo el letrerito de que hombre, beba usted con moderación, eh, que quizás esto no sea bueno del todo. Es complicado despreciar más a todo sujeto que viva prácticamente de vendernos cosas nuevas y luego nos riña diciendo que comprarse cosas nuevas todo el rato está como feo. La verdad es que en muchos casos a esta gente se les regala el producto, también es verdad, pero su beneficio viene de no tocar la misma cosa tres veces seguidas.
Pero la disculpa la encontraríamos, la verdad, si no es más que otra treta comercial más. Es decir, disculpamos a aquellos que montan shows de que les importa mucho que la gente no gaste tanto, que no se masturbe tanto y que no tenga pensamientos impuros tan a menudo por puro interés económico y por pura monetización. Es decir, respetamos al puramente interesado que entiende que es una moda que le toca seguir para parecer que tiene alguna responsabilidad más allá de recaudar dinero. Por lo menos alguien así es totalmente consciente del circo en el que está, no vive engañado y, como ve la realidad tal cual es, puede uno esperar que sea racional a medio y largo plazo. Es decir, sus actuaciones se basan en qué le funciona y qué no.
Pero no deja de ser insoportable el que se cree de verdad quien hablando de los peligros del consumismo lo hace en días pares para los días impares seguir con las noticias de novedades sin parar. Alguien así no solo nos está tratanto de engañar, como el primer tipo, ese que trabaja para engañarse a sí mismo. Y ese trabajo lleva casi siempre a cosas mucho peores que un señor intentando vendernos su moto de segunda mano, que como mucho nos deja timados.
Como si se pudiera ser la punta de lanza del consumismo descerebrado y lo contrario. El que te vende la coca y el de la clínica de desintoxicación. Véndame su droga todo lo bien que pueda, oiga, pero no me dé misa con que es mala, que ya somos mayorcitos. Que si tantas de estas estrellitas de Internet lo son e ingresan lo que ingresan es precisamente por ser buenos comerciales y saber venderse, no por salvar a muchas almas de su condenación. Está en su misma naturaleza y en la de las normas de recompensa con las que están hechas las redes sociales que esto sea así. Cualquiera puede hacerse un canal de que te compras un juego de mesa o videojuego al año y lo exprimes hasta el fin. Que los hay y pueden verse, pero ay amigo, que tienen muy pocas visualizaciones y que no te da la cantidad de pasta que todos queremos, que siempre es mucha. A esos sí me los creo cuando hablan de exceso, de aturullamiento, de que gastar por gastar es una bobería y no te hace más feliz (lo cual es al final cierto). Pero claro, les vemos dos y el del tambor.
Pero, en definitiva, escribo todo esto mientras en Youtube me saltan campanitas de más videos sobre el FOMO. Me da miedo perderme un solo video de este tema.
Sed felices.




Ni idea de que era eso del FOMO. Primera noticia