InicioCineRetro-análisis: X-Men (2000) de Bryan Singer

Retro-análisis: X-Men (2000) de Bryan Singer

Magneto: ¿Nunca te ha despertado en mitad de la noche la sensación de que, algún día aprobarán esa absurda ley, o alguna parecida, e irán contra tí y tus alumnos?

Xavier: Claro que si

Magneto: ¿Y qué haces tu, cuando te despiertas así?

Xavier: Siento un gran arrebato de compasión por el pobre infeliz que acude a la escuela buscando problemas.

Esta semana la película de superhéroes del mes es X-Men: Apocalipsis. Las críticas que nos han llegado desde el otro lado del Atlántico y de quienes la han visto aquí no han sido muy positivas, más bien podemos hablar de división de opiniones. Así que antes de que se estrene y averigüemos si una nueva entrega de los X-Men ha valido la pena, creo que es un buen momento para echar la vista 16 años atrás, cuando las películas de superhéroes brillaban por su ausencia y nada hacía presagiar la época de bonanza que vive el género ahora mismo.

En el año 2000, los fans de los X-Men, La patrulla X en España, estábamos lo que se dice “acojonados”. Tan sólo tres años antes, en 1997, Batman y Robin de Joel Schumacher había puesto a los superhéroes en stand by. El fracaso de la cinta había dinamitado cualquier esperanza de que se hiciese algo digno con el género pero la 20th Century Fox estaba decidida a llevar a los mutantes a la gran pantalla. En realidad no les quedaba otra porque habían comprado los derechos en 1994 y tampoco era cuestión de perder dinero. Por suerte los implicados en la película eran gente solvente.

Por un lado, la producción recaía en Lauren Shuler Donner y su marido, Richard Donner, un director vinculado de por vida a Superman y a otras películas de igual prestigio. El guión pasó por diferentes manos, desde Andrew Kevin Walker, guionista de Seven, a John Logan (Gladiator, Spectre, Skyfall), Ed Solomon (Men in Black) y un entonces desconocido para nosotros Joss Whedon, aunque quién acabó firmando el guión definitivo fue David Hayter. Pero recordad: en una época en la que Internet no existía tal y como la conocemos ahora, los fans nada sabíamos de todo esto y seguíamos acojonados. El único rayo de esperanza lo aportaba un nombre: Bryan Singer.

Bryan Singer
Bryan Singer

Bryan Singer, junto al guionista Christopher McQuarrie, había sorprendido a todos con una película de culto: Sospechosos habituales (1995). Para todos los fans, los X-Men estaban en manos del hombre que había narrado la historia de Keyser Söze y eso, en principio, era garantía de que no se repetirían los colorines, los neones y los pezones en los uniformes que Schumacher le metió al pobre George Clooney. Lo que no sabíamos es que Synger prácticamente no había leído un cómic de los X-Men en su vida. Sin embargo, los planteamientos que Chris Claremont había desarrollado en los cómics, la apología de lo diferente, la tolerancia ante quienes no son como los demás, la posibilidad de usar a esos personajes para mostrar que el mundo da de lado a quien no responde a un patrón establecido, todo eso llamó la atención de Bryan Singer, judío y homosexual que se veía reflejado en las vivencias de los personajes. Sin embargo, Singer rechazó una primera oferta y tuvo que intervenir su socio y amigo Tom DeSanto para ayudarle a tomar la decisión definitiva. Singer y DeSanto rechazaron los guiones previos y desarrollaron una nueva historia que fue guionizada por Hayter.

En todo caso, lo firmase quien lo firmase, el guión de X-Men es magnífico. Magnífico porque, en el año 2000, a los X-Men los conocían cuatro gatos, que eramos los que comprábamos los cómics y los que vieron la serie animada pero para el gran público eran prácticamente desconocidos. El guión de la película consigue que en los primeros 10 – 15 minutos se conozca que son los mutantes y cual es la situación en la que viven; tras esto va presentando a los personajes principales uno por uno, crea el conflicto, lo desarrolla y llega a la conclusión y todo sin grandes alardes pirotécnicos, sin grandes batallas, sin diálogos absurdos y retratando a los personajes principales tal cual eran en los cómics.

X-Men

La película se inicia con un prólogo ambientado en Polonia, en 1944, presentando a quien los fans ya conocíamos como Erik Lehnsherr, Magneto, para saltar a un futuro no muy lejano en la que vemos los poderes de Pícara en acción. De aquí al congreso de los EE.UU. donde la Doctora Jean Grey se opone al acta de registro mutante que quiere promulgar el Senador Kelly. Saltamos al encuentro entre Charles Xavier y Magneto y de aquí a Canada, a donde ha huido Picara para encontrarse con Lobezno. Han pasado 10 minutos de película, los personajes principales han sido presentados, sus motivaciones y conflictos y a los fans se nos ha quitado el acojone al ver a Lobezno luchar en la jaula. Quedan por delante 94 minutos. Sí, cuando ahora no bastan dos y media para no dejar a nadie contento, Bryan Singer sólo necesitó 104 minutos para contar una historia y un presupuesto de 75 millones de dólares.

Ese presupuesto paupérrimo hizo que se tuviese que agudizar el ingenio por lo que se optó por dar protagonismo a lo que importa, es decir los personajes y dejarse de grandes escenas de acción aeroportuarias. La acción quedó limitada a unas escenas que, en comparación con lo que vemos hoy en día, resultan bastante pobres pero que por si mismas son muy efectivas. La primera aparición de Dientes de Sable sirve también para presentar a Cíclope y Tormenta y la escena en la estación de tren está muy bien resuelta. El enfrentamiento entre Magneto y el Profesor X trasciende lo físico para pasar a ser un duelo de ingenio y voluntad.

Sir Ian McKellen, Magneto
Sir Ian McKellen, Magneto

Singer y sus guionistas tuvieron grandes aciertos en este película. Uno de ellos fue el tema de los uniformes. Conscientes de que, tras el fiasco de Batman y Robin, si lo llenaban todo de lycra amarilla podían resultar ridículos, optaron por el cuero negro, algo a lo que los hermanos Wachowski nos habían acostumbrado un año antes con Matrix. Otro acierto que posteriormente llegaría a los cómics fue el convertir la Escuela de Xavier para Jovenes Talentos en una verdadera escuela, con multitud de niños y profesores dando clases. El concepto imperante en los cómics durante más de dos décadas, la de un grupo reducido de adultos en una escuela era intrasladable a la pantalla. No se trataba sólo de contentar a los fans sino de llegar a cuanta más gente mejor, de llevar a la pantalla unos personajes y unos conceptos que calasen en el imaginario colectivo y que permitiese desarrollar posteriormente una franquicia y esos objetivos se cumplieron con creces.

Magneto por Brett Anderson
Magneto por Brett Anderson

Pero sin duda el gran acierto de la película fue el casting, empezando por Patrick Steward, a quien los fans reclamábamos a gritos como el único Charles Xavier posible y acabando por Magneto. Aquí sorprendieron a muchos al elegir a Ian McKellen pero si echamos un ojo a la novela gráfica X-Men: Dios ama, el hombre mata vemos que el dibujante Brett Anderson se había anticipado en la elección del casting. Su Magneto es prácticamente clavado a McKellen en algunas viñetas y hace pensar que sirvió de inspiración a los responsables de la película.

El resto del reparto resultan muy acertados: Famke Janssem como una Jean Grey ya doctora, por lo que es más adulta que en los cómics; Anna Paquin como Pícara; Halle Berry como Tormenta e incluso un muy criticado James Marsden, demostrando que Cíclope ha sido un soso toda su vida. Por la parte de los villanos, la guapísima Rebecca Romijn-Stamos como Mística, el luchador de lucha libre Tyle Mane como un Dientes de Sable casi mudo y el saltarín Ray Park como El Sapo, llegado desde Star Wars un año antes. Pero sin duda el mejor acierto era el más complicado a priori: Lobezno. Aquello podía ser un fracaso o un éxito, no cabía término medio. Quiso la suerte que la primera elección, el escocés Dougray Scott, tuviese que regresar a Australia deprisa y corriendo para rodar escenas adicionales de Misión Imposible 2. Eso cambió su vida y la de un australiano, Hugh Jackman, que lleva desde entonces siendo Lobezno en 7 películas más y una por el camino. Si Jackman era la segunda opción, la primera debía ser impresionante porque Jackman consiguió clavar el personaje y demostrar que se podía llevar ese peinado sin parecer ridículo.

Dougray Scott y Hugh Jackman
Dougray Scott y Hugh Jackman

En el debe de la película hay que mencionar que si bien Lobezno, Pícara, Xavier, Magneto y Jean tienen el protagonismo que merecen, el resto quedan algo desdibujados, rozando la anécdota en el caso de algunos, como Dientes de Sable. Pero el presupuesto era el que era y el tiempo de la película no daba para más. El objetivo se cumplió, esto es rodar una cinta de presentación que no se quedase sólo en eso sino que contase algo más, que demostrase que se pueden usar los superhéroes para contar historias acerca de la tolerancia y del abuso de poder, de como uno intenta encontrar su lugar en el mundo a la edad que sea, de joven y de adulto; se trataba de llegar al gran público y demostrar que los superhéroes todavía podían ser rentables. Para grandes historias ya tendríamos X-Men 2X-Men recaudó unos 296 millones de dólares y abrió el camino al resto. Se puede ser de Marvel o de DC o de ambos, de Zack Snyder o de los Hermanos Russo pero todos deberíamos besar el suelo que pisa Bryan Singer porque sin él ahora podríamos estar hablando de la cría del gamusino. Un saludo, sed felices.

In Bryan Synger we trust
In Bryan Singer we trust
Pedro Pérez S.
Pedro Pérez S.
Aficionado también al cine, las series de televisión, la literatura fantástica y de ciencia ficción, a la comida, la cerveza y a todas las pequeñas cosas que nos hacen felices.
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