Ya podemos disfrutar en España gracias a Planeta de Starhenge, una obra peculiar en la que su autor, Liam Sharp, se encarga de todo: guion, bocetos, ilustraciones, color y maquetado, con la ayuda de Dave Gibbons en un puñado de tipografías logrando una mezcla entre comic y libro ilustrado que llama poderosamente la atención por un apartado artístico apabullante. Pero vayamos por partes.
El resumen de la editorial es el siguiente: Un Merlín del futuro viaja a la Britania del siglo V para impedir que unos aterradores robots asesinos capaces de viajar en el tiempo despojen de magia al universo. Entretanto, la animada narrativa que Amber Weaver hace del presente revela cómo se ve atraída a una guerra que trasciende el tiempo.
La idea de Starhenge le viene a Liam Sharp de su pasión por el personaje de Merlín, pero no de la idea que todos tenemos del Gran Mago, la que proviene sobre todo de La Morte d´Arthur de sir Thomas Mallory. Para Sharp es más interesante la visión que ofrece Godofredo de Monmouth en su Historia Regum Britanniae (un libro escrito sobre el año 1100) y la que luego refrenda Nikolai Tolstoy en The Quest for Merlin. Esta interpretación es más cruda y realista (dentro de lo realista que se puede ser con los mitos), y también mucho más interesante a la hora de introducirla en un relato fantástico como es Starhenge.
Porque Starheng mezcla los mitos artúricos con la ciencia ficción más dura dando lugar a un relato escalofriante, que es muy exigente con el lector, pero que acaba atrapando una vez se entra en su juego. Es cierto que la idea de llevar al Rey Arturo a un escenario de ciencia ficción no es precisamente nueva; ya lo hizo Mike W. Barr en la muy entretenida Camelot 3000. Pero lo que hace Liam Sharp va mucho más allá. Su historia es compleja, complicada y muy exigente con el lector.
Starhenge está narrada a través de tres escenarios temporales: el futuro lejano, muy muy lejano, el presente y el pasado en el que vivió Merlín. Y la historia acaba haciendo confluir todos estos momentos ya que, en realidad, todo está pasando a la vez en una complicada visión de la corriente temporal
En el futuro vamos a ver cómo la humanidad está a punto de sucumbir en una cruenta guerra contra las máquinas. La única arma que teníamos para derrotarlas era la magia, pero los seres tecnológicos han logrado viajar en el tiempo para eliminar la misma de la corriente temporal y llevarnos al borde de la derrota. Entonces la Reina de la humanidad manda al pasado a sus propios agentes con el fin de proteger la magia. Uno de ellos, el hijo de la Reina, acaba convertido en el mítico Merlín, aunque hay otros agentes que en nuestro presente no saben ni su origen ni su función y que se demostrarán decisivos en esta guerra.
Esta claro que además de los libros sobre Arturo y Merlín, Liam Sharp se ha visto muy atentamente Terminator porque el argumento recuerda mucho al de las películas de Schwarzenegger.
Por si este argumento, con los múltiples cambios temporales y la cantidad de personajes en danza no fuera lo suficiente complicado, el arte de Liam Sharp hace que el lector tenga que poner todavía más atención en descubrir qué es lo que pasa en cada página. El artista combina técnicas de collage digital, fotografía, pintura y dibujos con varios estilos distintos según la situación.
Esto hace que el apartado visual del libro sea espectacular, pero a veces muy difícil de seguir. Sobre todo porque Sharp es un dibujante especialmente dotado para la fantasía, con unos personajes, escenarios y monstruos que parecen sacados del mejor libro de ilustraciones, pero a la vez, tiene muchas limitaciones a la hora de plasmar la tecnología. A todo esto hay que sumarle un color muy oscuro que hace que sea complicado ver detalles, recordando incluso a lo que pasa en algunas series modernas (te estoy mirando a ti Juego de Tronos).
De lo que no queda la menor duda es del enorme esfuerzo que ha tenido que suponer esta obra para el autor. Tanto a nivel argumental, con las referencias a las fuentes más antiguas de los mitos artúricos y esa manera tan especial de mezclarlos con la ciencia ficción más dura, como a nivel artístico, ofreciendo unas ilustraciones magníficas, todo un tour de forcé creativo en el que destacan algunas dobles páginas realmente espectaculares.
La edición de Planeta recoge en un volumen los seis números que componen el primer libro de Starhenge (de seis) de esta apasionante epopeya y que tiene como titulo El Dragón y el Jabalí. Esta publicación tiene 184 páginas encuadernadas en tapa dura y además incluye una galería de portadas, un guion para un proyecto que fue el germen del libro que nos ocupa y un interesante epílogo a cargo del propio autor que sirve para poner en contexto al lector. El precio de venta es de 20 euros. En EE.UU. aún no se ha publicado nada más, así que no nos queda mas que rezar para que los nuevos capítulos salgan cuanto antes.
En resumen, Starhenge es un ambicioso proyecto en el que Liam Sharp ha volcado todo su talento para contarnos una apasionante historia que mezcla de una manera increíble Terminator con Camelot. Nunca había visto un acercamiento así a mitos Arturícos, logrando crear una historia muy original con un material al que hemos tenido mil acercamientos tanto en cine, como en literatura o en comic. Y todo con un acabado artístico apabullante en el que el autor mezcla muchos estilos, unas veces con más acierto que otra, pero siempre espectacular.
Es cierto que estamos ante una lectura compleja y exigente, que hará que el lector tenga que volver sobre sus pasos una y otra vez para entender bien la historia, pero una vez que entremos dentro de este fantástico universo corremos el riego de quedar atrapados para toda la eternidad.
