La semana pasada pasaron muchas cosas en la vida de Oli. ¿Qué le deparará el futuro inmediato? No le deis más vueltas y leed este análisis del séptimo capítulo de iZombie. O si queréis saber que le deparó el pasado, podéis leer los análisis anteriores en este enlace.
Empezamos fuerte. En un camping de quinceañeros hormonados, aparece la victima de esta semana: una mamá muerta. Ella muere, pero el bebé sobrevive, y a Clive le toca investigarlo. En la rueda de prensa una periodista se interesa por los desaparecidos. Empezamos a ver el conflicto de intereses de Clive y más aún el de su jefe, que se come a los desaparecidos. O al menos su cerebro.
En la morgue, Oli está extrañamente interesada en el bebé. Es lo que tiene comerse el cerebro de una embarazada de 8 meses: que se te pega su instinto maternal. ¡Ah! Y ahí esta la madre de Oli ¡Que oportuna para la trama es siempre esta mujer! El encuentro con su madre hace que Oli recuerde que los padres de la difunta no eran especialmente amables con ella.
Mientras Oli se pone sensible, su ex prometido se pone toca-pelotas. Embosca a Clive para que la periodista de antes haga un artículillo y como fastidiarle el trabajo a Clive no satisface las macabra ansias de Max, fija su siguiente objetivo en el bueno de Ravi. Este, por otra parte, esta ocupado haciéndole pruebas zombie al nuevo novio de Oli. que está bastante raro.
Clive rompe el momento confidencias entre Ravi y Oli para pegarle el puro a Oli por presentarle a su ex. Si es que no hay forma de acertar con este hombre. Aunque el hecho de que le estén haciendo la vida imposible explica su enfado. Gracias a Dios por el sentido de la oportunidad de esta serie, que provoca que Clive encuentre justo el papel incriminatorio de los padres de la chica muerta. Más o menos.
Los padres de la chica muerta los pillan y Oli tiene una visión que no le sirve de nada. Los padres (los Sparrow) parecen inocentes así que tienen que recurrir a una agente de la perrera un poco cotilla que tampoco ayuda de nada. El caso es que en este caso nada parece encajar. Lo que tampoco encaja es el siguiente bombazo informativo: el novio zombie de Oli es gay. Bueno, lo será hasta que se coma otros cerebro. Aunque por lo que se ve en el montaje musical de dos minutos, tener un novio gay es lo mejor del mundo.
Oli tiene otra visión y descubren que, en realidad, la mujer de la perrera no es tan inútil. Puede que más que inútil, sea una asesina. Volviendo a Max, está siguiendo a Blaine y le sale el tiro por la culata, por que la poli le pilla allanando el coche del secuaz de Blaine. En su coche, Clive imparte lecciones (muy erroneas) de vigilancia a Oli.
Mientras Clive se hace el héroe, Oli encuentra la cabaña donde los malos tienen secuestradas a la chicas. ¡Ah! Y el jefe de Clive y Oli se ponen en modo super zombie a la vez. Mola. Pero el jefe empieza a sospechar de ella. Nada de eso importa, por que a la poli le viene muy bien para colarles los muertos de Blaine a la pareja de locos.
Gracias a Dios, el papa drogas le da el niño a sus abuelos, que si sabrán cuidarlo. Y mientras a Oli le va todo a las mil maravillas, a Maxi no tanto… tras el artículo y el allanamiento, va a pasar el final del capítulo en una celda con dos maromos muy poco amigables. Que suerte la suya. Tanta, como la de la rata que ha cogido el virus zombie… y que está a punto de escaparse del laboratorio y (espero) propagar el caos.
Un buen capítulo con dos grandes PERO: La total ausencia de Blaine, y la consecuente degradación de su línea argumental, que ha reacaido sobre Maxi (incapaz de hacerla avanzar), y las pocas explicaciones sobre la relación del jefe de policia con Blaine. ¿Es algo turbio? ¿Es un simple cliente de cerebros? Me faltan demasiado datos.
Otra pregunta más: ¿Es Lowel cliente de Blaine? Hagan sus apuestas, la rifa será la semana que viene.