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Análisis de Outlander. Temporada 7: Parte 2. Episodio 13

Continuamos analizando la séptima tempora de Outlander, hoy con su decimotercer episodio. La serie, creada por Ronald D. Moore sobre los libros de Diana Gabaldon, es emitida para España por Movistar+ y para Latinoamérica por Disney+.

Hola otra vez, forasteros y viajeros del tiempo. Aquí estamos para desbrozar un nuevo episodio de Outlander, en este caso el decimotercero, cuyo título, como una famosa canción de los Beatles, es Hello, Goodbye, obvia referencia al encuentro fugaz entre Roger y su padre que termina siendo también despedida.

Y mientras no sabemos nada de William, tenemos boda entre Ian y Rachel, en tanto que Jamie se prepara para alistarse a las órdenes de George Washington, pero no deja de sentirse culpable por el posible destino de John Grey.

Pasemos pues a ver qué nos ha dejado este capítulo, no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.

Portal en las Montañas

Comenzamos con Buck y Roger, que siguen en 1739 tras la huella del padre de este último. Observando las montañas, Buck se sorprende de que todo esté igual que en su época y ello lleva a Roger a pensar que en los ochenta toda esa zona estará llena de agua por la represa…

Uniendo cabos con la historia que Brianna le contó acerca de haber percibido un portal en los túneles de las minas cuando, para gastarle una broma, el resto de los trabajadores la dejaran allí encerrada, supone que puede estar allí la clave para explicar la desaparición de su padre en la guerra. Bajo la poco sutil amenaza de romperle el cuello, un niño acaba dándoles datos clave sobre un extraño que no ha sido bien tratado en el pueblo y se hallaría oculto en el bosque.

Frío… Tibio… ¡Caliente!

Hablando de Brianna, que permanece en los ochenta, tiene maniatado en el sótano a Cameron, quien ha vuelto en sí después del golpe de sartén que ella le propinara en el episodio anterior. Por mucho que le amenace de muerte, él no suelta palabra sobre el paradero de Jeremiah y es lógico: si ella lo mata, nunca sabrá dónde está el niño. Tienes que ser más sádica, Brianna: cortarle un pie o algo de eso…

De todos modos encuentra la forma de resolverlo. ¿Cómo? Pues saliendo en auto a recorrer los alrededores en compañía de la pequeña Mandy, que percibe la presencia del niño y va guiando a su madre mediante el clásico “frío-tibio-caliente”.  Créanme que a veces cuesta seguir mirando…

La pesquisa da resultado y Mandy acaba llevando a Brianna hacia las minas y, más específicamente, adonde alguna vez esta fuera encerrada. ¿De verdad no lo habías pensado, Brianna? ¿No caía de maduro que era ese el lugar más obvio tratándose de Cameron? De todas formas, Jeremiah ya ha logrado salir de los túneles pues, como buen hijo y niño observador, recordó minuciosamente cada detalle del relato de su madre cuando le contó cómo había encontrado la salida. Una vez en la ruta, solo por milagro no es embestido por Brianna, quien alcanza a frenar a tiempo el auto para, un instante después, reencontrarse y abrazarlo…

Noche de Bodas

No tenemos idea de por dónde anda William, pero Ian y Rachel se están casando. Jamie y Claire les dan respectivos consejos sobre la vida conyugal (no sé si son los más indicados) y, cumplida la ceremonia, los flamantes esposos tienen su noche de bodas.

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Se trata de uno de los más banales momentos de erotismo que nos ha dado la serie, con Rachel sacando a relucir un extraño y desconocido erotismo cuáquero que hasta le permite elogiar el trasero a su marido.

Cameron desaparecido

Una vez que Brianna ha rescatado a Jeremiah, regresa a casa junto a sus hijos y escolta policial, pues ha hecho una denuncia contra Cameron. Sin embargo, al llegar al cuarto en que lo dejó, el mismo se halla vacío y con la puerta extrañamente cerrada, lo que hace que los agentes no le crean demasiado a Brianna, que pasa a ser ahora la sospechada e interrogada. No tiene, claro, demasiadas respuestas para dar o al menos no que suenen creíbles: cuando le preguntan por su esposo, por ejemplo, dice que está en Boston…

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En definitiva, nada sabe del paradero de Cameron y no tiene pruebas ante la policía para pedir una investigación, por lo cual ella y sus hijos quedan librados a su suerte. Temiendo pues por ellos y estando las líneas telefónicas cortadas, los lleva a casa de los tíos Ernie (Ciaron Kelly) y Fiona (Iona Claire), mientras ella decide permanecer en Lallybroch y dice tener un arma por si Cameron decidiera hacerle una nueva visita. Definitivamente, lo de la sartén la ha envalentonado…

La Cama de la Discordia

Mientras Ian y Rachel tienen su escena de alcoba, Claire y Jamie tienen también la suya propia, aunque muy distinta. Él, con la eterna expresión de ceño fruncido que de un tiempo a esta parte le caracteriza cuando algo le desvela, no puede evitar pensar en John Grey, pues Denzell (único familiar de Rachel presente en la boda) le ha puesto al tanto de que le ha visto y ayudado a escapar.

Pero además de ello, Jamie dice que ya no puede dormir en la cama donde él y su esposa intimaron, a lo cual ella responde con su reiteradísima sonrisa que no terminamos de saber si es de lástima, de dolor, de comprensión, si está a punto de llorar o qué…

Él, por otra parte, se está aprontando para alistarse junto a las fuerzas de George Washington, lo que Claire ve con un orgullo patriótico algo insólito para ser inglesa, pero bueno, es adonde los misteriosos caminos de la serie la han llevado…

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Hola, Adiós…

Roger y Buck llegan hasta las piedras que, efectivamente, están en donde luego estará la represa. Un niño malcriado tiene en su poder un kit de supervivencia de la segunda guerra mundial y, con la poco sutil amenaza de romperle el cuello, termina dándoles información sobre un sujeto que, vistiendo raro, no ha sido muy bien tratado en el pueblo tras robar una oveja y, por tal razón, se encuentra prófugo en los bosques.

Cuando por fin lo encuentran, el tipo (Nicholas Ralph) luce, en efecto, chaqueta de aviador y no hay dudas de que es Jeremiah: el otro Jeremiah, digamos… Está paranoico y a la defensiva, lo cual es comprensible. Roger busca convencerlo de que él también proviene de otra época: le habla de Winston Churchill y le pone al corriente de que la guerra terminará siendo ganada gracias a hombres como él…

Hay emoción y, otra vez, ribetes de patriotismo, aunque en este caso más justificados por el origen de ambos. No obstante, Roger no se atreve a decirle que es su hijo y prefiere callar. Jeremiah le cuenta que se estrelló allí regresando de una misión de reconocimiento de campos de concentración en Polonia, tras lo cual se acercó a las piedras verticales y lo demás es historia conocida, aunque Roger se ocupa de aclararle el nexo entre una cosa y otra.

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Así, y mientras los captores le vienen a la saga, Jeremiah es llevado de vuelta a las piedras por Roger y Buck para devolverlo a su época. No entendí bien eso: se suponía que estaba desaparecido; ¿no debería pues seguirlo estando? Si Roger ha salvado a su padre o bien le ha devuelto a su época, está entrando en modo Flashpoint y las consecuencias de ello deberían ser desastrosas para la línea temporal e incluso para sí mismo, pero no creo que nada de ello vaya a ocurrir…

Una vez que Jeremiah se ha marchado, Roger le cuenta a Buck que al tocar las piedras pensó en su padre y posiblemente esa haya sido la razón de que haya ido a parar a la misma época que él. Siguiendo la misma “lógica”, dice que pensará en Jeremiah al momento de volver a cruzar…

Balance del Episodio

¿Vieron esos meses en que no hay fútbol y los programas deportivos no saben cómo ni con qué rellenar el tiempo? Pues esa es la sensación que deja Outlander mientras la guerra de independencia americana pareciera estar en un extraño compás de espera que no sé bien a qué se debe o en qué contexto histórico encaja.

Hasta la trama del secuestro de Jeremiah, que despertaba algún interés y pintaba central con el cliffhanger de mitad de temporada, ha terminado siendo un relleno banal resuelto de manera torpe y apresurada aun cuando todavía falte determinar qué ha pasado con Cameron: espero que no haya un portal en Lallybroch…

No sé qué ha sido mayor disparate: si Brianna buscando al pequeño Jeremiah utilizando a Mandy como brújula o la explicación final de Roger pretendiendo arrojar “luz” sobre el comportamiento de las piedras con respecto a los viajes en el tiempo…

¿Piensas simplemente en alguien y vas entonces a parar a su época? Ok, concedamos esa licencia romántica, pero podemos repasar las siete temporadas y hallar montones de momentos en que eso no ocurrió ni por asomo. Los viajes en el tiempo han sido un misterio desde el inicio de la serie y, para dar “explicaciones” así, sería preferible seguirlos manteniendo como tales…

Lo de Brianna valiéndose de Mandy como guía térmica supera todos los límites del ridículo, lo cual sería genial si la idea fuera esa, pero no lo es y pretenden presentarnos tal descalabro como algo convincente. Además, no llamó a la policía por tener las líneas cortadas. ¿No podía llegarse a la seccional? No da impresión de estar tan lejos y seguramente habrá perdido más tiempo dando vueltas en auto por los bosques, sin mencionar que no haya imaginado que Cameron hubiera llevado al niño al lugar más obvio posible.

Pero no se preocupen: cuando la serie no encuentra su rumbo ni siquiera con la guía de Mandy, allí están las escenas de alcoba que, merced a un falso erotismo, buscan mantener prendida a una platea mayormente femenina cuya inteligencia es subestimada por completo, como si bastase con mostrarles escenas de amantes entre sábanas diciéndose cosas levemente sucias para que se olviden que no hay de fondo una historia ni mínimamente sustanciosa, como viene ocurriendo desde el reinicio de temporada.

No, señores guionistas y productores, no se confundan: que el público de la serie es mayormente femenino es cierto y sabido, como también que quizás les guste el culebrón o el culo de Sam Heughan. Pero de ahí a pensar que es un público idiota que no se da cuenta que no estás siquiera contándole una historia hay un largo trecho…

Perdón si sueno demasiado categórico, pero ofende a mi inteligencia y a la del público que nos intenten vender espejitos de colores con episodios de relleno que no conducen a ningún lado. Porque, en definitiva, se supone que estamos yendo hacia la segunda etapa de la guerra de independencia americana. ¿Algo de cuánto hemos visto aquí es útil para ello? Nada…

Y, por otra parte, pareciera que la serie no funciona sin alguien desaparecido: puede ser Jamie en la presunción de que su barco se hundió, o el pequeño Jeremiah tras ser secuestrado, o el adulto Jeremiah por haberse perdido su avión, o Cameron tras haber escapado de Lallybroch, o William no se sabe por qué, pero tampoco de él sabemos nada en este episodio. En otras palabras: fórmulas manidas, utlizadas y agotadas. Y Jamie no se habrá hundido con aquel barco, pero la serie viene haciéndolo desde hace rato…

En la esperanza cada vez más vana de que haya un golpe de timón (perdón: me gustó la metáfora náutica), les espero para analizar el próximo episodio. Hasta entonces y sean felices…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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