Bien, una semana más, en lo más profundo de la américa profunda, un cura tiene problemas psicológicos. Disfrutadlos en persona, o a través de este análisis del noveno capítulo de Predicador. Anteriores capítulos: aquí.
¿Recordáis aquella introducción en la que un hombre llegaba tarde a salvar a su mujer y a su hija? En el viejo Oeste, el hombre ha vuelto para irrumpir en un “Saloon” donde un asiático con voz angelical canta. El cura informa al populacho de que el hombre es un asesino, pero que aún está a tiempo de amar a Dios. El hombre le dice que nanai, y se los carga a todos mientras el asiático canta. Después se siente a esperar la tormenta que, imagino, también le matará a él.
En el presente, Jesse sigue en el coche de policia del Sheriff, donde este no deja de preguntarle por su hijo, y sugerirle amablemente una estancia en la carcel, a lo que el Predicador responde saltando del coche. Mientras, los ángeles (ocupación real: arquitecto y asesino en serie) van a una agencia de viajes y piden un viaje al infierno. Parece se que se puede
Mientras en casa de Tulip, la camarera pánfila llega al rescate. Cassidy no está sanando a pesar de que Tulip está cebándolo a base de ratas, pájaros y perros. Con la típica excusa de “me voy a matar a un hombre a Alburquerque” se pira dejando a Emily pringada. La chica intenta dar de comer a Cassidy, pero en lugar de hacer lo que le han dicho como una buena chica, abre la puerta. El estado de Cassidy es realmente lamentable.
Los ángeles echan una moneda al aire para decidir si van al cielo o al infierno. Ninguna opción es buena para ellos, pero están acojonados y cuando (en segunda tirada) la suerte les manda al cielo, casi les parece bien el castigo. Pero la suerte nunca es tan buena, y el teléfono no está, así que les toca ir al sur esta vez. Mientras tanto, sin rumbo fijo, Jesse huye de la policía
En su calidad de niñera del vampiro, Emily no se está divirtiendo nada. Tan poco se está divirtiendo, que acaba llamando a su nuevo novio el alcalde para que la ayude. Miles, el alcalde, estaba disfrutando de una pelea cuerpo a cuerpo que se estaba celebrando en el despacho de Odin, pero sale corriendo a ayudar a su amada. Algo que no debería haber hecho, por que muy mosquita muerta parecía la camarera, pero no se lo piensa dos veces antes de encerrar al alcalde en la habitación de Casdidy.
El Sheriff llega a la habitación de los agentes del cielo, y en la bañera se encuentra a la mujer poseída por el serafín, bañada en su propia sangre, mutilada, pero viva. Suplicando que la mate para poder regenerarse. No tiene que suplicar mucho por que el Sheriff ya tiene experiencia con situaciones parecidas, y accede en seguida. Sin saber que su amiga esta viva otra vez, los ángeles (cuya relación empieza a parecer mas cercana de lo que se intuía en principio) suben a un pintoresco bus al infierno.
Jesse llega a casa de Tulip y se encuentra a Emily feliz y liberando a los animales. Jesse va a ver a Cassidy y hacen las paces. Todo el mundo está feliz a pesar de que el alcalde ha muerto; en realidad a nadie parece importarle ese pequeño detalle. ¡Adivinad quien tiene el teléfono al cielo! El cura poseído y el vampiro, efectivamente. Jesse deja a Cassidy ocupándose de Miles para llamar a Tulip. Pero ella está ocupando haciendo lo que dijo que iba a hacer.
Volvemos al pasado, y volvemos a ver toda la historia del vaquero asesino solo para descubrir que no es el pasado, en absoluto, si no el infierno. El infierno personal de un hombre al que los funcionarios celestiales quieren contratar para cargarse al Predicador, quien en ese momento está enterrando al alcalde y planificando la venida de Dios a Texas para el domingo por la mañana.
Yo, si fuera vosotros, no me lo perdería
