Bienvenidos, hijos de algún fluido corporal, a este nuestro sagrado espacio semanal. Hemos superado ya la mitad de la temporada (volvemos a los diez episodios), y las cosas van a empezar a ponerse interesantes. Aún más si cabe. Pero vayamos despacio, porque hay mucho que contar. Para empezar, si vais un poco perdidos, en este enlace habitual, podéis encontrar mis anteriores análisis. Para seguir, os invito a contemplar conmigo el alzamiento de los hijos de la arpía de la sangre, en el análisis del sexto capítulo de la segunda temporada de Predicador. Al lío.
La Adopción
¿Os acordáis de Annville, el pintoresco y encantador pueblo Texano donde concimos a Jesse Custer por primera vez? Yo tampoco me acordaba. Pero Eugene si. Es curioso el caso de Eugene. La temporada pasada tuvo un papel tan fundamental, que se me olvidó por completo que su historia era paralela a la principal. La historia avanzaba sin que Eugene fuera consciente, y mientras nosotros olvidábamos lentamente Annville y a sus habitantes, Eugene moría por volver. Por supuesto, lo único que encuentra es un gran socavón, y sus huesos en un orfanato. Convencido de que Dios guía sus pasos, ni siquiera pestañea cuando El Pistolero aparece para llevarlo de vuelta al infierno. Pero antes, deben de pasar a buscar a Adolf. El caso es que han juntado a uno de mis personajes favoritos con su opuesto, El Pistolero, que no es santo de mi devoción, y me huelo una historia tipo Road trip.
Los Hijos de la Sangre
Cass está en el sótano de un pringado, rodeado de pringados vestidos de negro. Está a punto de cabrearse mucho cuando ve algo que no espera. El Rey de los Pringados se come un buho vivo y entero delante de él. Parece que hay, al menos, un vampiro auténtico en la sala. Y, tal vez, pueda enseñarle a Cassidy un par de cosas. Y no es que diga que pasarse la eternidad bebiendo, drogándose y saliendo con prostitutas no sea aprovechar la vida ¿Eh? Pero puede que haya algo mejor, y que Cassidy esté a punto de descubrirlo. Un poco de volar por los aires, algo de hipnosis y una transformación en un adorable gatito negro, y Cassidy ha caído en las redes del Rey Pringado. Es fácil impresionar a Cassidy.
El precio, como era de esperar, es sangre humana. Y aquí volvemos a esas disyuntivas propias de la serie. Cassidy lleva toda su existencia huyendo de morder a inocentes, pero causando toda clase de desastres. El Rey Pringado, por su parte, convierte a mucha gente a cambio de poder volar y hacer mamarrachadas. Pero todos son buena gente. ¿Qué es mejor? Una desafortunada llamada de Tulip hace a Cass replantearse sus valores. Cass ha avanzado mucho en la serie, pero de repente está donde empezó. Y, sinceramente, es una de las cosas que más me gusta de la serie, porque las personas rara vez avanzan en linea recta. Y cuando has vivido más de cien años, dar marcha atrás a veces es hasta necesario. Así que Cassidy abre una puerta a los Hijos de la Sangre… y cierra otra.
El Robo
Jesse quiere robar el banco de almas de Sabine Boyd, y para eso, debe fingir primero que tanto Tulip, como la Vieja Bruja han muerto. El segundo paso es conseguir la saliva de Madame Boyd. Jesse se aprovecha un poco de la situación, mosqueando a Tulip, pero consigue la saliva. Tercer paso: distraer a la policía. T.C sin pantalones y una cabra se ocupan de eso, y os ahorro cualquier otro detalle. Me encanta la forma de Predicador de conseguir que el espectador empatice con determinados personajes sin importar su nivel de patetismo o depravación.
Aunque el plan funciona, y Jesse y su panda consiguen las almas, no hay suficientes para mantener viva a La Vieja Bruja mucho tiempo. Pero no es tonta, la bruja, no. Madame Boyd, por el contrario, lo era. Guiada solo por sus instintos, su vida acaba en la silla de extracciones de La Vieja Bruja. Y sirve, con un último aliento, como el incentivo final para que Jesse Custer haga lo que debería haber hecho hace mucho tiempo. Llamar al Grial.
El Banquete
Herr Starr planea un golpe de estado contra el Gran Padre. A lo mejor es solo una percepción mía, pero parece que el personaje de Starr se ha descalabrado un poco esta temporada, pasando de ser el todopoderoso líder del grial, a solo un mierdecilla más a las órdenes de otro. Tal vez, no obstante, esto no sea tan malo, y le de al personaje de algo de profundidad. Y vamos a comprobarlo en una desagradable reunión entre ambos. Hay una relación muy extraña entre esta serie y la carne. Pero mientras Herr Starr planea un golpe de estado, el Gran Padre planea algo más… algo con armas nucleares de por medio. Y Jess Custer es parte de ese plan.
La Opinión de Sofía
Hoy no me voy a extender en exceso. El capítulo me ha parecido brillante. Me ha alegrado mucho volver a ver a Eugene, el optimista hasta en el infierno, y tengo curiosidad por ver como evoluciona su dinámica con el Pistolero, porque lo úncio que se me ocurre, es que ejerza de influencia positiva en el Santo de los Asesinos… Y todos sabemos que ese no es el estilo de Predicador. Habrá que esperar al encuentro con Hitler.
He de decir que estoy desolada por la disolución del trío de oro, pero por otro lado, era evidente que esos tres necesitaban una oxigenación. No me molaron nada en el capítulo anterior, pero ahora necesito saber que planea hacer Cassidy con el Rey Pringado y su panda. Porque esa abuela… Esa abuela no es trigo limpio, ya os lo digo.
Habrá que esperar para desentrañar nuestras incógnitas. Hasta entonces, y como siempre… sed felices.
Gracias por tu trabajo, me pongo al día enseguida con tus detallados resúmenes.
Muchas gracias por tu comentario, Jorge!