La niebla ha invadido Riverdale mientras Percival Pickens sigue aumentando su poder en la comunidad. Analizamos el decimosegundo episodio de la sexta temporada o, si lo prefieren, capítulo 107 del listado total cuyo título es, justamente, En La Niebla. La serie, creada por Roberto Aguirre-Sacasa, es emitida por The CW y puede ser vista en España a través de Movistar+.
Hola otra vez, riverdaleros. ¿También a ustedes les pasó que este nuevo episodio de Riverdale les dejó sabor a poco en comparación con los anteriores? Ha habido, eso sí, un par de revelaciones interesantes, pero también subtramas inconducentes y una fragmentación que no ayuda a la solidez de la historia.
Sin más preámbulo, pasemos ya mismo a analizar el episodio 12 de la sexta temporada advirtiendo, como siempre, que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y cumpliendo en recordar que pueden leer aquí nuestros análisis anteriores. A meternos en la niebla…
Toque de Queda
En una saludable tradición de la serie que la serie parece haber recuperado, el episodio se inicia con Jughead en off, contándonos en este caso sobre terribles pronósticos meteorológicos para Riverdale, pero también sobre la amenaza infinitamente peor del Apocalipsis propiciado por Percival Pickens.
La flamante “liga de la justicia” de Archie, Tabitha, Jughead y Betty se reúne en casa de esta última para tramar un “golpe de estado” que lo desbanque y para lo cual necesitan el apoyo de aquellos que aún no han caído bajo su influjo: Veronica, Cheryl, Toni, Fangs, incluso Kevin… La idea es convocarles a reunión esa misma noche en Pop´s, pero la conversación es oída por Alice (a quien odiamos mucho en esta temporada), que le va con el cuento a Percival…
Poco después, ella aparece en la tv local anunciando para la ciudad un banco de niebla tan espeso como no se ve desde 1922.
Las referencias a Stephen King ya son casi una constante en cada entrega y aquí tenemos dos: a La Niebla y a 1922, ambas historias nacidas de su imaginación. Por seguridad y en espera de apagones, se dicta toque de queda y se aconseja no deambular en la noche, lo que obliga a suspender la reunión programada.
Una Monja de Cuidado
Thornhill siempre es un mundo aparte y, como tal, no se entera demasiado de lo que ocurre afuera, pero de todas formas algo siempre allí pasa y en este caso, para su sorpresa, Cheryl recibe la visita de su madre Penelope en hábito de monja. Buscando respuestas por el mundo, según cuenta, ha dado en el Himalaya con las Hermanas de la Misericordia y cambiado su perspectiva de vida.
Quiere reconstruir la relación con su hija y redimirse por sus faltas del pasado, pero Cheryl estalla en furia cuando, en la noche, la sorprende mirando fijamente al muñeco en que se halla encerrada Abigail. La acusa de haber venido para llevárselo, probablemente convocada a tal efecto por la propia Abigail y ya sabemos que, de un tiempo a esta parte, no es broma hacer enfadar a la pelirroja.
Golpeándola con un candelabro, deja a Penelope inconsciente y la somete luego a tortura piroquinética al aumentarle la temperatura de su cuerpo. Según dice, ya ha quedado atrás el tiempo en que su madre fuera dragón y ella damisela, pues ahora es la dos cosas…
La Descuartizadora
En la oficina local del FBI, Betty recibe informe de que una mujer ha reportado haber sido secuestrada por el Asesino de la Bolsa de Plástico y, al igual que ella, escapado. La rubia quiere hablar con ella de inmediato, pero no volvemos a tener noticias en el resto del episodio.
En la noche, cuando la niebla ha comenzado a cubrir Riverdale, ve desde su ventana una enigmática figura encapuchada y rápidamente echa cerrojo. Archie quiere salir a encararlo, pero Betty no quiere saber nada e insiste en que se quede (vaya agente federal): él aduce su invulnerabilidad y ella replica que no hay garantías de que el misterioso sujeto no tenga paladio.
La cosa acaba en noche íntima con apagón y escena fanservice (corta, por suerte), pero también conversando sobre la situación en que se hallan: cuando Betty pregunta si están saliendo, él dice interpretar que sí y ella le pone al tanto de que lleva dos semanas de atraso, sumado a que no se han cuidado últimamente y ha dejado de tomar pastillas desde su secuestro (si Archie entendió la relación entre ambas cosas, debe ser el único).
La mención de ese hecho sirve para que él le pregunte por lo que ella nunca contó: cómo logró escapar del Asesino de la Bolsa de Plástico. Así, al mismo tiempo que Archie, nos enteramos que la tuvo cautiva durante dos semanas y que su condición para dejarla ir fue que descuartizara un cuerpo, cosa que, en efecto, ella hizo, dejando en la psicótica mente del asesino la idea de que en el fondo son iguales…
El Telépata y la Cronoquinética
En Pop´s, Jughead manifiesta intriga por la habilidad de cronoquinesis que ahora tiene Tabitha: se pregunta si la misma no le permitirá ir al momento previo a la explosión para evitarla pues, aunque ello le dejara sin poderes telepáticos, quiere volver a oír “el tic-tac de un reloj o el crepitar de una hamburguesa”… Para su decepción, sin embargo, ella manifiesta haberlo intentado sin éxito, pues la bomba y la explosión consecuente son, según parece, parte de esos puntos fijos en el tiempo de que hablara Rafael y que no pueden ser alterados.
Un momento después, ella está hablando por teléfono con su abuelo y al momento de colgar se pregunta cómo se las arreglará “cuando ya no esté”: no lo ha dicho, pero sí pensado y, como tal, es leído por Jughead, quien busca tranquilizarla con que Pop Tate los sobrevivirá a todos. Tabitha se enfurece de que le siga leyendo los pensamientos y él dice que fue un acto reflejo y sin intención, pero está claro que su poder dificulta cualquier convivencia.
Llegada la noche, Pop´s está vacío por la niebla y el toque de queda. La energía eléctrica comienza a fallar y también hay apagón, por lo cual Jughead decide salir en busca de gasolina para poner en marcha el equipo electrógeno. De modo análogo a lo que ocurriera entre Betty y Archie, Tabitha le pide que no lo haga, pero lo hace de todas formas.
Ella logra poner en marcha un antiguo equipo de radioaficionado para dar aviso de que Pop´s está abierto y, al hacerlo, pesca una transmisión que reproduce aquel llamado telefónico en que Archie y Betty fueran advertidos de salir de la casa instantes antes de la explosión; de inmediato, piensa en Jughead y corre a buscarlo… Suspenso inconducente: él regresa con la gasolina como si nada y pone en funcionamiento el equipo electrógeno dando luz al restaurante.
Premio Consuelo
El Babylonium, por supuesto, tampoco tiene clientela debido a la niebla, pero quien sí está allí es Reggie, en busca del perdón de Veronica tras el incidente de las máquinas tragaperras. Terminan jugando al strip poker mientras ella admite que se apresuró al dar por finalizada la relación. También tienen su escena íntima, pero él no puede pasar de cierto punto debido a la forma en que le mira Hiram desde el retrato que Veronica mantiene colgado en su oficina del casino.
Por otra parte, él se siente una especie de “premio consuelo” al no haber podido ella afirmar su relación con Archie y las palabras de Veronica, por cierto, no le ayudan mucho a sentirse mejor. Reggie dice que están repitiendo la historia de los padres de ella y Veronica replica no ser como su madre: sin embargo, lo que él en realidad le está queriendo decir es que, por su forma de manipular gente y emociones, se parece a su padre, ese mismo que, con gesto severo, mira desde el retrato…
Invitación y Cancelación
Toni y Fangs invitan a Kevin para cenar y hablar sobre la tenencia de Anthony: en principio se niega, pero Toni, que no en vano tiene pasado de pandillera, lo extorsiona con que, llegada una disputa judicial, puede sacar a luz su violento pasado sexual.
Kevin termina, más por fuerza que por convicción, aceptando la invitación, pero también él tiene en la noche una visita inesperada y es la de Moose Mason (Cody Kearsley), aquel con quien sostuviera una relación de idas y vueltas hasta que terminara marchándose de Riverdale. La vieja llama se reaviva por una noche y Kevin termina cancelando su asistencia a la cena con la excusa de la niebla.
Después de la Niebla
En la mañana, la niebla se ha disipado, pero quedan las secuelas… En Thornhill y como gesto de reconciliación, Penelope entrega a Cheryl las cartas de su amiga Heather que alguna vez le retuviera por desaprobar la relación: mientras el rostro de la pelirroja se llena de lágrimas al leerlas, su madre, en acto de mea culpa, admite que aquello reavivó sentimientos frustrados de su propia adolescencia, y, por lo tanto, proyectó en su hija sus propios traumas y conflictos.
En el Babylonium, Veronica, en plan de terminar de arreglar las cosas con Reggie y desprenderse del legado de su padre, ha decidido finalmente descolgar el retrato. Kevin, en tanto, parece haberse replanteado el tema Anthony y habla de una tenencia más compartida, pero ahora es Fangs quien se mantiene intransigente al respecto.
En Pop´s, Tabitha confiesa a Jughead que su temor por perder a alguien no se refería a Pop Tate (¿no fue él capaz de leerlo?) sino al propio Jughead. Admite haberle mentido en cuanto a la explosión como punto fijo en el tiempo: no lo es y puede ser evitada. El problema es que ha visitado 1384 futuros diferentes y solo en dos logran derrotar a Percival, pero en todos, invariablemente, Jughead muere…
La noticia más relevante para la comunidad la da, no obstante, Alice que, en su noticiero, anuncia a Percival como nuevo alcalde de la ciudad, nombramiento que, desde ya, ha tenido lugar durante la niebla y aprovechando la ausencia de Tabitha en el consejo de cuatro. Archie y Betty no pueden salir de su asombro y están seguros de que se ha iniciado una dictadura. Al mismo tiempo, están mirando el test de embarazo a la espera del resultado…
Balance del Episodio
No sé bien qué hemos visto: el episodio ha planteado varias situaciones que no ha terminado de cerrar ni definir y la tan temida niebla no ha sido más que un escenario para replanteos, conflictos y, sobre todo, la designación de Percival como alcalde.
Es que al haber la niebla aislado a los personajes, la historia ha regresado a una fragmentación que no le sentó del todo bien en la temporada anterior y que hace avanzar a las distintas subtramas de forma confusa e inconexa.
Nada queda concluido… Betty quiere hablar con la mujer que fue víctima del Asesino de la Bolsa de Plástico, pero no sabemos nada más. Un misterioso sujeto encapuchado está apostado ante su casa, pero queda en el absoluto misterio. Jughead nos llena de nervios al salir a buscar gasolina, pero no pasa absolutamente nada. Tabitha usa un equipo de radioaficionado para dar aviso de que Pop´s está abierto, pero nadie viene (en parte es lógico: no sé cuántos puedan en 2022 tener un equipo semejante).
No queda claro si la niebla es natural o producida. El hecho de que la última haya sido exactamente cien años antes parecería sugerir algo, lo mismo que la designación de Percival como alcalde se vio, justamente, favorecida por su llegada.
Hemos tenido, sí, un par de revelaciones que pueden traer cola. Conocemos ahora el trauma de Betty al haberse visto obligada a descuartizar un cadáver y, como consecuencia, entendemos mejor la obsesión que con ella tiene el asesino. También estamos al tanto de que se acerca el apocalipsis y que, en todas sus versiones, Jughead muere…
Por último, el atraso de Betty nos hace preguntarnos si finalmente veremos ser padres a algunos de los personajes principales y, por extensión, si ello empieza a anunciar el final de la serie que, según se dice, acabará en la séptima temporada. Un alumbramiento podría ser, justamente, una buena forma de cerrar un ciclo.
Causa intriga saber cómo se acabarán integrando las historias de Percival y el Asesino de la Bolsa de Plástico, pues todo parece indicar que este se considera una especie de protector de Betty, como Hannibal Lecter con Clarice Starling. A lo que voy: dudo que se lleve bien con Percival. Tanto allí como en los viajes en el tiempo de Tabitha puede haber algo interesante como también en la incipiente liga de justicieros de Riverdale que aún esperamos ver actuar como grupo.
Por lo pronto y salvo las revelaciones mencionadas, este episodio no ha avanzado demasiado y, por momentos, pareció más bien de relleno y hasta sin sentido, sin siquiera tener los maravillosos toques de humor de los dos anteriores. Esperemos que en el próximo recuperemos algo de ello y que los responsables de la serie demuestren entender que la misma funciona mejor cuando las subtramas marchan al unísono y no de manera fragmentada.
Lo bueno, de todos modos, son los actos de sinceridad que la serie tiene para consigo misma, como cuando Betty le dice a Archie que han sido las veinticuatro horas más surrealistas de la historia de Riverdale y él repone que, en realidad, ha sido un año surrealista…
Hasta la próxima y sean felices…