Nuevo episodio y nuevo análisis de Star Wars: Tripulación perdida. Y de nuevo un episodio de apenas 30 minutos (si descontamos resumen y créditos). No da mucho para analizar ni para escribir pero se hara lo que se pueda. Os dejo con el enlace a los análisis anteriores y vamos al lío.
Un mundo parecido
Tras obtener las coordenadas de su planeta en su visita a Kh’ymm, los miembros de la tripulación perdida aterrizan en un planeta que ellos suponen At Attin pero pronto se verá que es más bien su reverso tenebroso. A su llegada, podemos observar que alrededor del planeta orbitan los satélites que formaron parte de la Operación Ceniza. Se trata del último desafío de Palpatine, quien tras su muerte tenía previsto devastar planetas como venganza, mediante el uso de satélites que provocarían una devastación climática.
Como curiosidad, al avistar lo que creen es At Attin, Jod Na Nawood blasfema “por el fantasma de Rennod”, que curiosamente es “Donner” al reves, en clara referencia al director Richard Donner, artífice de la película que es la principal inspiración de la serie, Los Goonies.
Tras aterrizar, Jod Na Nawood (o Crimson Jack) se queda en la nave al cuidado de SM-33 y el resto se adentra en un planeta que es prácticamente clavado al suyo. De hecho, al encontrar las ruinas de una ciudad similar a la suya en At Attin, los niños encuentran una casa destartalada que se parece mucho a la de Fern.
La casa tiene exactamente el mismo diseño, con un gran mural que parece representar a los fundadores de los planetas perdidos de la Antigua República y un árbol en el centro de la escalera de caracol, aunque muy cubierto de vegetación.
Eso en cuanto a los edificios y su distribución pero este planeta está muy alejado de la paz que ellos conocieron. Aquí la población se ha dividido en facciones que luchan entre ellas por los pocos recursos que tienen. Incluso los niños se ven obligados a combatir.
Reclutados por una facción que ha perdido parte de su ganado, los chicos deben demostrar su valía entrenando como guerreros. Todos excepto Neel, que es uno de los personajes más entrañables de la serie. Neel no está muy por la labor de pelear y vivir aventuras sino más bien por volver a casa y dejarse de guerras.
Su relación con Hayna es la que centra todo el episodio. Dos niños que a pesar de vivir una realidad muy distinta, consiguen entablar amistad.
Por su lado, Jod Na Nawood y SM-33 son capturados por el clan rival. El episodio realiza una elipsis brutal y no volvemos a saber de ellos hasta que los chicos, que pensaban iban directos a la batalla, se los encuentran de frente, con el ganado liberado por Nawood a cambio de los créditos de la república que Wim guardaba en la nave.
Los planetas perdidos
Sin embargo, el meollo de la trama principal está escondido en el Santuario Caído, el edificio que en At Attin se conoce como la torre del Supervisor y a dónde se dirigen los protagonistas al final del episodio. A estas alturas ya sabemos que el planeta donde han aterrizado es At Achrann y que ambos forman parte de los planetas perdidos de la antigua república que Kh’ymm mencionaba en el episodio anterior.
En el Santuario Caído conocemos el resto de planetas: At Aytuu, At Arissia, At Aravin y At Acoda. Todos tienen sus coordenadas galácticas disponibles excepto At Attin, que han sido borradas. La sorpresa viene al descubrir que quién borro esas coordenadas fue SM-33, quien se ha pasado todo el episodio repitiendo que no recordaba ningún At Attin.
SM-33 borró las coordenadas de At Attin por orden de su antiguo capitán. Además, recibió la orden de matar a todo aquel que le preguntase por dichas coordenadas, lo que le lleva a intentar matar a los chicos, hasta que Jod Na Nawood lo apaga.
Quién era el antiguo capitán de SM-33 y por qué borró las coordenadas de At Attin es uno de los misterios de la serie, una serie que en este episodio me ha recordado especialmente a El planeta del tesoro, el ya clásico de animación de Disney, con ese robot al que SM-33 recuerda cada vez más.
Y hasta aquí llegamos. Nos leemos en el siguiente episodio. Un saludo, sed felices.