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Animación adulta III: Análisis de Ugly Americans

Una vez más, os hablo de series de animación adulta fuera de las tres o cuatro de siempre. Hoy comento Ugly Americans, injustamente desconocida en España.

¿Qué ofrece la serie?

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Ugly Americans da la vuelta a la concepción habitual de las series de animación actuales. Donde se suele nacer de la comedia y es en el desarrollo cuando se introducen alusiones a la realidad, la serie de Devin Clark y David M. Stern (exguionista de Los Simpson) es desde su comienzo un comentario social. Y es a medida que avanza cuando va adquiriendo cada vez más recursos cómicos hasta tener uno de los conjuntos más completos del panorama actual, diluyéndose la importancia del comentario en pro de una mayor versatilidad cómica.

Y es que Ugly Americans parte de un concepto tremendamente efectivo: un Nueva York habitado por todo tipo de criaturas fantásticas y personajes que homenajean el cine de terror y la ciencia-ficción; desde hombres lobo y vampiros hasta hombres-pez y koalas con rasgos humanos. Y todos ellos conviven en un universo común, la ciudad, actuando como una potente metáfora de la multiculturalidad estadounidense llevada al máximo nivel.

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La serie no deja pasar el sinfín de oportunidades que ofrece esta propuesta: es constante el uso de la parodia, la creación de situaciones cómicas hilarantes (y rayando el absurdo) o el comentario sobre la identidad urbana. Y todo esto lo presenta con el amplio plantel de personajes como trasfondo, y la ciudad como un personaje más. Salvando las distancias, Ugly Americans parece tener reminiscencias del esquema temático que ejecuta David Simon cuando afronta relatos corales: esa ciudad polifacética y los individuos que la componen, quienes encajan o intentan encajar alrededor de una cultura y una idiosincrasia que, por adquirida, no es de nadie (y es de todos). No, no llega al nivel de maestría formal de Simon, y en comparación es tremendamente más superficial… pero sigue siendo lo más cerca que se ha llegado de adaptar esa mentalidad al mundo de la animación, y es una propuesta atrevida. Al menos cuando no se pierde en su identidad.

Pero… ¿de qué va Ugly Americans?

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He hablado del concepto de la serie antes de mencionar siquiera las líneas argumentales porque estas últimas serían a menudo imposibles sin el espacio en el que se desarrollan. Ugly Americans sigue a Mark Lilly, quien trabaja en una oficina del Gobierno, el Departamento de Integración. Se encarga de, como su nombre indica, integrar en la sociedad a algunos de los personajes más variopintos que pueblan la serie, y de los que hablaré más adelante.  En su oficina también convive con su novia demoníaca, su jefe acomplejado, un mago alcohólico entre frustrado y despreocupado y un policía xenófobo como reflejo de sus propias inseguridades. Su compañero de piso es un zombi de vida sencilla y a quien Mark consiente más de la cuenta.

El esquema de los episodios suele repetirse: se presenta antes de la cabecera a un nuevo personaje en acción, emulando escenas de terror, para después descubrir sus problemas, que resultan ser de lo más mundanos. Estos personajes suelen acabar en las reuniones que Mark organiza, repletas de extravagantes criaturas y todas con sus dificultades. Tienen problemas de identidad y de integración, bien por una especie de aburrimiento frustrante o bien porque son gente que no encaja en un sistema que no parece hecho para ellos.

Estructura convencional, recursos variados

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Las tramas son independientes y autoconclusivas. Los personajes evolucionan dentro de los episodios pero suelen volver al punto de partida de cara al siguiente, lo cual permite seguirlos sin orden fijo hasta cierto punto. Es decir, hay matices del arco de los personajes que les aleja de ser planos y que hace recomendable seguir la serie en orden (además de que en algunos episodios se hace referencia a lo ocurrido antes) pero no es especialmente relevante. Gracias a la variedad de personajes y a la cultura que crea la serie, las situaciones son originales y a veces sorprendentes. A medida que la serie coge carrerilla (¿o es confianza?), estas son cada vez más extrañas y se lanza a un humor que en ocasiones no encaja demasiado en la serie. Esto se hace especialmente notable en la segunda temporada, donde se adopta un cambio de formato algo más irregular que nos da momentos brillantes y otros genéricos y planos.

El humor de Ugly Americans recurre a la parodia, la referencia constante (nunca había visto tantas referencias implícitas en un mismo episodio de forma tan sutil) sin ser verbalizadas como en Archer, lo cual hace que funcionen aún desconociendo el origen de la referencia; también hay alusiones a la política (el episodio del Birthday Department es una metáfora genial), a celebrities (en la serie aparecen como un personaje más desde Larry King hasta Morgan Freeman) y a la cultura estadounidense (con un episodio centrado en los realities).

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Este episodio precisamente me sirve para resaltar uno de los puntos negativos de la serie. Se trata de un capítulo en el cual podríamos sacar a todos los personajes y cambiarlos por otros y sería igualmente efectivo. Hasta podría funcionar como un capítulo medio de Los Simpson. Esto lleva a plantearse hasta qué punto la serie ha ido perdiendo la identidad y convirtiéndose en un amasijo de referencias y situaciones cómicas. Por suerte, enseguida se reconduce y vuelve a aportar momentos únicos en otros episodios, pero bajones como éste hacen que la serie diste de ser redonda tanto como de ser fallida.

Su estética entre pop y feísta completa el cuadro, con una animación atractiva y completa y un dibujo y colores que son un valor por sí mismos y encajan en el tono de la serie y lo que pretende retratar. Hay cierta influencia de los Vault of Horrors que EC Comics publicó en la década de los 50 y eso le sienta estupendamente.

La serie presta especial cuidado a su paleta de colores
La serie presta especial cuidado a su paleta de colores

Conclusiones

Los monólogos de Mark con los que termina cada episodio son el mejor resumen de lo que la serie puede llegar a ser cuando se lo propone. Entre la aceptación desencantada y el vitalismo, rozando el desengaño pero sin caer en el pesimismo, positivo pero sin ser incondicionalmente optimista, Mark une las vidas de los personajes con una amalgama de emociones que ni él mismo ordena pero que reduce a conclusiones generales que funcionan estupendamente. Y que esto funcione en episodios que unen a Stephen Hawking con la mafia siciliana y a un King Kong obsesionado con la limpieza con referenciar El Cazador de Cimino no deja de ser un logro. Y al final, tenemos una serie con tantas caras como sus personajes, y que sabe desenvolverse en la mayoría de ellas.

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Dónde verla

La serie fue cancelada en 2013 cuando se quedaron muy cerca de alcanzar el presupuesto necesario pero no lo lograron. Es una pena que una serie con tantas posibilidades finalizara en su segunda temporada. La serie fue emitida por Paramount Comedy, y en España estuvo en Netflix pero actualmente no hay información sobre qué plataformas la ofrecerán. Al ser una serie tan minoritaria y con tantas referencias, y no ser una comedia al uso, dista mucho de ser  vendible al gran público. Sólo queda esperar otra oportunidad.

Entradas anteriores de la sección:   1. Rick and Morty             2. Archer

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