Introducción
Hoy en día, hacer una película de superhéroes parece muy fácil. Hay una parte del público ya predispuesta a verla, el género es popular y recauda millones de dólares con cada estreno, los universos compartidos están de moda… pero, a principios del Siglo XX, hacer una cinta de estas características y que esta triunfara era más arriesgado por el presupuesto que necesitaban y porque, a pesar del éxito de franquicias como X-Men, la mayoría de estos filmes todavía eran productos inferiores como la desastrosa Daredevil. Pero todavía quedaba un resquicio de calidad que podía adaptar fielmente estos cómics: la animación.
Los noventa fueron, sin ninguna duda, una era dorada para estos productos que tanto abundaron durante la década. Fue el caso de series extraordinarias como Batman: La serie animada o Spawn, y de otras mediocres o directamente malas que quisieron aprovechar el éxito de las primeras. Juguetes, camisetas, videojuegos… crear o adaptar un superhéroe para el público infantil podía proporcionar a un empresario avezado una mina de oro. Y, durante principios del Siglo XX, nadie sabía captar la atención del público infantil tanto como Pixar. Esta compañía, que supo innovar en técnicas de animación y en conmovedoras historias que las acompañaran, creó en el año 2005 una de las mejores películas de superhéroes que existen, incluso a día de hoy. Hablamos, cómo no, de Los Increíbles.
Como sabemos, próximamente se estrenará Los Increíbles 2, con el director Brad Bird de vuelta al timón y con la participación de estrellas como Samuel L. Jackson. Qué mejor ocasión que esta para volver a la infancia y recordar a unos superhéroes que, sin estar basados en ningún tebeo, lograron cautivar a toda una generación.
Los Increíbles
La película nos cuenta la historia de Mister Increíble, un superhéroe retirado después de que una de sus batallas provocara numerosos daños. Ahora que su profesión está ilegalizada, él y su mujer Elastigirl, tendrán que mantener y criar a una familia de niños superpoderosos, protegiendo su secreto. Sin embargo, todavía sigue haciendo salidas nocturnas con su compañero Frozono para combatir el crimen… y, cuando recibe una llamada que le insta a salir de su retiro, no duda un instante. A partir de ese momento, se embarcará en su más peligrosa aventura y, esta vez, arrastrará a toda su familia.
Esta es quizás la palabra clave que define a esta película: familia. Los creadores saben compaginar perfectamente las aventuras de este peculiar supergrupo con las tensiones propias de la vida familiar, rescatando la concepción del superhéroe como persona normal y corriente que hizo tan popular a Marvel en los años sesenta. Pero no nos engañemos: esta producción lleva el sello de Pixar, con unos personajes cuidados desde los protagonistas hasta el más secundario. Todos ellos, incluso los alivios cómicos, son fundamentales para la trama y tienen su momento de gloria. No es de extrañar que esta compañía vendiera tantos muñecos: cualquiera de ellos tiene su personalidad característica, algo fundamental para atraer a los niños y a los no tan niños.
Se trata de una cinta casi perfecta dentro de lo que se propone, con sus escenas de acción trepidantes pero también con sus momentos íntimos y familiares. Por supuesto, no cautivará a los adultos tanto como a los más pequeños, pero sigue tratándose de uno de los pilares del género, incluso tras éxitos gigantescos como Los Vengadores.
Las influencias del cómic
Las aventuras de la familia Parr no están basadas directamente en ningún cómic, pero hay quien ve en ellos a la mejor versión cinematográfica de Los Cuatro Fantásticos. Dejando a un lado el hecho de que esto no resulta muy difícil teniendo en cuenta su historial, las similitudes entre ambos grupos son más que eviedentes: tenemos a una pareja de superhéroes casados con dos hijos, un miembro del equipo tiene superfuerza, otro muestra una gran elasticidad, llevan trajes parecidos… Estas semejanzas se manifiestan sobre todo en el caso de la joven Violet Parr, cuyos superpoderes son la invisibilidad y la capacidad de crear campos de fuerza, justo como la Mujer Invisible. Por si esto fuera poco, la secuela de esta película se centrará también en la comedia y el drama doméstico.
Pero no solo toma inspiraciones de la Primera Familia, sino de otros muchos tebeos. En primer lugar, el nombre de Elastigirl está sacado directamente de uno de los miembros originales de la Patrulla Condenada, con los mismos poderes que Helen. La posibilidad de que el gobierno limitara la actividad de los superhéroes ya había sido tratada en obras como Watchmen o los X-Men de Claremont, y sería retomada en Civil War poco después del estreno de la cinta. Por supuesto, esta no sería la única inspiración tomada de los mutantes de Marvel: Telescopio, el superhéroe fallecido que nuestro protagonista encuentra, está claramente basado en Cíclope.
La película sabe sintetizar todas estas influencias en un producto original que no solo parodia con cariño a los tebeos pijameros, sino que logra algo más difícil: ofrecer una historia que contenta a pequeños y mayores, que mantiene una identidad propia desde el principio hasta el final, y que deja al espectador con una sonrisa en la cara.
Conclusión
¿Era necesaria una secuela? Pese a lo que muchos puedan pensar por la escena final, no. Es una historia perfectamente autocontenida… y, sin embargo, ofrece infinitas posibilidades de desarrollo. Aunque la secuela no explorará la vida adulta de los hijos de Mister Increíble, seguro que nos hace pasar un buen rato con la nueva dinámica de esta familia. Durante la espera, y hasta que no tengamos una versión cinematográfica digna de Los Cuatro Fantásticos, toca volver a la original. Hacedme caso: ha envejecido bien.