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Love, Death & Robots: Volumen 3, de Netflix

Netflix estrenó hace ya tres años el primer volumen de Love, Death & Robots, en el que se nos mostraban diecisiete historias relacionadas de un modo u otro con la ciencia ficción y la fantasía, y que se beneficiaban de un tono distendido y experimental. En su segunda temporada, de un recibimiento más tibio pero que aquí reseñamos positivamente, el número se redujo a ocho. El número de capítulos en esta entrega consta de nueve.

En un mundo repleto de secuelas tardías, reboots y reimaginaciones varias, Love, Death & Robots supuso un soplo de aire fresco en el catálogo de Netflix debido a su originalidad y versatilidad. Este producto de David Fincher y Tim Miller vuelve con unas historias radicalmente distintas que reseñaremos una a una, tratando de dilucidar si la fórmula sigue funcionando o si va siendo hora de dejarla descansar.

 Tres robots: estrategias de escape

En este capítulo, el único que continúa una trama introducida en otra temporada, nos encontramos con los tres simpáticos robots que conocimos en la primera entrega de la serie. Los androides continúan explorando el erial posapocalíptico y burlándose de la cortedad de miras de los humanos.

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Se agradece la mala leche y el humor negro de unos personajes a los que no les interesa caernos bien, pero este regreso se nos antoja algo flojo. En vez de hacer una crítica hacia el total de la raza humana, los creadores prefieren lanzar nada disimulados dardos hacia una figura que, casualmente, ha tomado relevancia hace poco. No digo que no se lo merezca, pero el giro final parece más propio de un sketch de YouTube que de una serie.

Mal viaje

Los tripulantes de un barco deben hacer frente a la peligrosa tarea de contentar a un monstruo marino que desea llegar hasta una isla habitada, decidiendo periódicamente quién alimentará a la criatura. Su líder tendrá que tomar una decisión nada fácil para hacer frente a esta situación inaudita.

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Mal viaje cuenta una soberbia historia de terror en la que la situación se va volviendo crecientemente más agobiante y en la que el egoísmo humano es tan peligroso como las criaturas de las profundidades. Algunas de sus sangrientas imágenes, dirigidas por el mismísimo Fincher, se nos quedarán clavadas en la retina durante mucho tiempo.

El propio pulso de la máquina

En una de las lunas de Júpiter, un vehículo ocupado por dos astronautas sufrirá un accidente. La única superviviente tratará de escapar, cargando con el cuerpo de su compañera. Pero su huida se verá interrumpida por unas alucinaciones pavorosas, y empezará a escuchar cómo el cadáver le habla.

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Este corto psicodélico es una de las grandes sorpresas de esta tanda de episodios. Pronto comprobaremos que nada es lo que parece en este paraje desierto, y nos veremos sometidos a momentos incómodos de gran emotividad.

La noche de los minimuertos

Como dirían los Monty Python, pasemos a algo completamente distinto. En este cortometraje veremos desde un plano elevado cómo se desarrolla una invasión de muertos vivientes que acabará con la humanidad.

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Aunque La noche de los minimuertos palidece al lado de su solemne predecesora, su escasa duración la convierte en un entremés muy digerible. La distancia alejada a la que observamos la matanza hace que nos sintamos menos culpable por reírnos de su humor negro.

Equipo mortal

En esta historia nos ponemos en la piel (y debajo de ella, y en las entrañas) de un grupo de soldados que debe detener a un oso con mejoras cibernéticas creado por un centro secreto de experimentación.

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Equipo mortal es un producto gamberro y sin pretensión alguna, cargado de testosterona y con una animación fluida que se recrea en los detalles violentos. Un divertimento muy digno con algunos momentos gloriosos.

El enjambre

Un científico cree que puede encontrar la solución a los problemas de la humanidad en un gigantesco organismo que estudiará mientras descubre sus oscuros secretos.

love death robots el enjambrejpg

 

Aunque se trata de una aventura decente, tenemos que preguntarnos si no habría sido mejor que los responsables de los distintos cortos se coordinaran. Esta es la tercera vez ya en la que una inteligencia superior utiliza a un ser humano como marioneta, lo que reduce mucho su impacto.

Las ratas de Mason

En un futuro cercano, un granjero sufre el ataque de unas ratas de gran inteligencia que han construido armas para enfrentarse a él. Tendrá que recurrir a una empresa de control de plagas con muy pocos escrúpulos.

love death robots las ratas de mason las cosas que nos hacen felices

En principio, Las ratas de Mason parece un entretenimiento barato al estilo de Equipo mortal, pero algunos de sus desarrollos acaban convirtiendo este producto en algo más emotivo y edificante de lo que anticipábamos, con una conclusión de inesperada dulzura.

Sepultados en salas abovedadas

El penúltimo corto está protagonizado por otro grupo de soldados que se adentra en un lugar inhóspito. Allí hallarán un secreto de tiempos ignotos que amenazará con sumirlos en la locura.

Love, Death & Robots

Nos encontramos con una historia inspirada claramente en las obras de Lovecraft, pero que se queda con lo superficial de este autor y que no cuenta con la longitud necesaria para desarrollar la tensión que pide a gritos una trama como esta. Ni siquiera su impactante final compensa por su falta de sustancia.

Jíbaro

Unos soldados claramente inspirados por los conquistadores españoles se encontrarán con una sirena que los enloquece a través de sus gritos. Uno de ellos, sordo, se enfrentará a ella con la esperanza de arrebatarle sus tesoros.

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Jíbaro es una experiencia visceral muy adecuada para cerrar la antología. Sin recurrir al diálogo, cuenta una historia de pasión y muerte, con un poderío visual que nos quita el aliento. El español Alberto Mielgo narra con pulso firme esta tragedia que no nos dejará apartar la mirada.

¿Seguirá Netflix con la antología?

Aunque se trata quizás de la temporada más floja de las tres, Love, Death & Robots sigue suponiendo un soplo de aire fresco. Siempre es de agradecer una antología para quienes no siempre tenemos tiempo de ver una película pero que tampoco queremos soportar a unos personajes que solucionan en ocho horas lo que debería resolverse en dos. Con el retorno de Black Mirror que Netflix ya ha anunciado, parece que tendremos variedad para rato.

Esperemos que, pese a la pérdida de suscriptores, la plataforma siga apostando por una serie que, para bien o para mal, siempre ofrece algo distinto. Este producto recuerda a esas historias imaginativas de revistas como Creepy o Métal Hurlant, y sería una pena que nos perdiéramos las novedades  que sus responsables pueden ofrecernos. De momento, no se ha confirmado ni desmentido la posibilidad de una cuarta temporada.

Máximo Simancas
Máximo Simancashttps://laautopistadepalabras.wordpress.com/
Periodista. Redactor en esta página y, antes, en el portal digital madridesnoticia. Creador de contenido para redes sociales.
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